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100 años de la llegada del ferrocarril a Les Planes

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Estación de Les Planes en 1916. Foto: autor desconocido

Se cumplen 100 años de la llegada del ferrocarril de Sarrià a Les Planes de Vallvidrera, motivo por el cual se han hecho diversos actos conmemorativos. La importancia de este transporte ferroviario fue tal que su trascendencia ha ido mucho más allá de ser simplemente un servicio público de pasajeros. La ciudad de Barcelona vivía un proceso de crecimiento económico y de población y para ello era imprescindible disponer de buenas infraestructuras de transporte que facilitaran la expansión territorial. Más allá del derribo de las antiguas murallas medievales a finales del siglo XIX, fue necesario superar una segunda barrera, en este caso natural, que suponía la sierra de Collserola, un espacio que a su vez se estaba reivindicando como pulmón verde de acuerdo con las corrientes higienistas del momento. Entonces el ferrocarril constituyó el sistema de transporte más factible para transportar pasajeros y mercancías, siendo su infraestructura la más adecuada para penetrar bajo la montaña y extenderse desde las comarcas vallesanas hacia el resto del territorio catalán. Para ello se contó con el carisma de los ingenieros Carlos Emilio Montañés y Frederick Stark Pearson, cuya apuesta por desarrollar la industria eléctrica fue clave para la modernización de Cataluña que llevó realmente y no virtualmente al nuevo siglo XX. La creación de la empresa Ferrocarriles de Cataluña Sociedad Anónima y la nueva conexión ferroviaria Barcelona-Vallès supuso que a partir del año 1916 este ferrocarril pasara a convertirse en un claro precedente del metro, pues a su paso por Barcelona cumplía esta función, a la vez que era un suburbano destinado inexorablemente a devenir un metro regional.

El Mina-Grott, el tren miniatura cuyo conflicto acerca de su legalidad llevó a la prolongación del ferrocarril de Sarrià hasta Les Planes. Foto: autor desconocido

Ello fue posible gracias a la adquisición de los magníficos automotores eléctricos de la firma J.G. Brill & Company de Filadelfia (EE.UU.) idénticos a los que prestaban servicio por numerosas ciudades norteamericanas, aptos para circular a mayor velocidad en tramos rurales y a menor velocidad en tramos urbanos. Estos vehículos causaron gran impacto y sus excelentes prestaciones lograron situar a Barcelona como la ciudad europea con el ferrocarril suburbano más moderno. La conversión al ancho de vía internacional no fue por casualidad sino porque hubo una apuesta por la conexión internacional con el continente europeo a través de Francia, algo que desgraciadamente no se materializó pero reflejó el talante claramente europeísta de la sociedad de aquella época. Aun así, la expansión más allá de Les Planes de Vallvidrera (Sant Cugat en 1917, Rubí en 1918, Terrassa en 1919 y Sabadell en 1922) contribuyó a la proliferación de nuevas urbanizaciones residenciales y a la implantación de zonas industriales y de servicios, lo que repercutió a un incremento de la economía. Pero lo más importante de este ferrocarril es que estimuló la ordenación territorial de Barcelona y sus alrededores, siendo el mismo doctor Pearson quien plantó la semilla de la llamada Gran Barcelona: la ciudad comercial (Barcelona capital desde el Llobregat hasta el Besòs), la ciudad residencial (Collserola) y la ciudad industrial (las comarcas vallesanas).

Tren inaugural del ferrocarril hasta Les Planes estacionado en Barcelona.
Foto: Irene Codina Sorolla

El origen de este ferrocarril se debe al Mina-Grott, un tren miniatura inaugurado el 3 de junio de 1908 que a través de una mina de agua comunicaba el pantano de Vallvidrera con la parte alta del municipio de Sant Vicenç de Sarrià para acceder al Lake Walley Park, un parque deportivo proyectado por el joven empresario de 25 años de edad Heribert Alemany. Sin embargo, a pesar del éxito de pasajeros, problemas legales derivados por el recelo del director del funicular de Vallvidrera ante la amenaza que suponía el nuevo competidor, logró que la Guardia Civil por orden del gobernador civil de Barcelona lo cerrara temporalmente. Ante la situación de duda acerca de si se trataba de una atracción o de un ferrocarril de pasajeros, intervino la figura de Carlos Emilio Montañés, ingeniero experto en materia ferroviaria y centrales eléctricas que trabajó en la Compañía General de Tranvías y en la Barcelona Tramways Company Limited. El mismo prometió al Gobierno Civil de Barcelona que a cambio de restablecer el servicio del Mina-Grott, presentaría un proyecto de explotación mediante una concesión ferroviaria, idea considerada favorable que finalmente llevó el día 6 del mismo mes y año a la reapertura al público del servicio. La explotación a manos de Montañés resolvió la situación legal mediante la constitución de una empresa llamada Ferrocarril Metropolitano Miniatura de Vallvidrera, poco después bautizada como Ferrocarril Metropolitano de Las Planas a Vallvidrera. La concesión ferroviaria tuvo que pasar por trámites complicados como ajustarse a la Ley de Ferrocarriles de 1877 y al hecho de que el túnel de la mina transcurría bajo terrenos de propiedad particular no revertibles al Estado. Por ello, el Gobierno Civil de Barcelona acordó como solución definitiva al conflicto burocrático que el señor Montañés estaría obligado a presentar un proyecto de ferrocarril de características normales que enlazara Barcelona con el Vallès circulando por terrenos revertibles al Estado, cuya inauguración comportaría el cierre definitivo del Mina-Grott.

Tren inaugural en la estación de Les Planes. Foto: L. Roisin

Para la prolongación del tren de Sarrià hasta el Vallès con el reto de superar la barrera física que suponía la montaña de Collserola y poder disponer de apoyo financiero, contó con la ayuda de su inestimable amigo Frederick Stark Pearson, ingeniero y financiero canadiense que visitó la capital catalana en junio de 1911. Entusiasmado de su experiencia, fundó en Toronto en el mismo año la Barcelona Traction Light and Power Company Limited (La Canadiense) y adquirió a través de dicha sociedad las acciones de Ferrocarril de Sarriá a Barcelona Sociedad Anónima (que incluía el tren y el funicular de Vallvidrera) para la constitución el 1 de abril de 1912 de la nueva compañía Ferrocarriles de Cataluña Sociedad Anónima. Al iniciarse las obras del nuevo tramo ferroviario que incluía la perforación de un túnel bajo la montaña de 1.625 metros de longitud, esporádicamente el Mina-Grott se utilizó tanto para el transporte de obreros como para el traslado de pequeños materiales de construcción. Los trabajos no quedaron exentos de problemas, pues al estallar la Primera Guerra Mundial quedó afectado el capital de procedencia británica, y algunos tramos del nuevo túnel tuvieron filtraciones de agua que provocaron el hundimiento de una parte ya construida. Pero el peor suceso se dio en 1915, cuando el ingeniero Pearson murió a bordo del transatlántico Lusitania en el que viajaba, al ser torpedeado y hundido por un submarino alemán en el océano Atlántico. A pesar de las consecuencias que ello comportó, las obras se pudieron continuar. Finalmente, el 28 de noviembre de 1916 se inauguró oficialmente el tramo Sarrià-Les Planes. Al día siguiente, el Mina-Grott dejó de funcionar.

Restaurante Eléctrico, al lado de la estación de Les Planes. Actualmente es un centro
cívico municipal. Foto: L. Roisin

Mucho más se podría explicar acerca de la historia de esta línea, explotada desde 1979 por Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya y que actualmente se conoce como el Metro del Vallès, cuya red de ancho internacional conecta el centro de Barcelona con Sant Cugat del Vallès, Cerdanyola del Vallès, Sant Quirze del Vallès, Sabadell, Rubí y Terrassa. Por su indiscutible calidad ha vuelto a posicionarse como uno de los servicios ferroviarios suburbanos más modernos de Europa, tal y como lo fue hace justo 100 años. Para más información histórica y técnica recomiendo la lectura de los libros de Carles Salmerón i Bosch “El tren de Sarrià” y “El tren del Vallès” (volúmenes 13ª y 13B, respectivamente, de la colección Els trens de Catalunya, editados por Tèrminus), de los cuales ha sido posible la redacción de la parte histórica del presente artículo. Igualmente, y con motivo de este centenario, recomiendo la adquisición del libro “Els trens Brill i els Ferrocarrils de Catalunya. Cent anys d’història entre Barcelona i el Vallès” (editado por Tèrminus), escrito por Joan Carles Salmerón, hijo del anterior autor y que afortunadamente continúa con el magnífico legado de su padre, el cual fue (y siempre será) un referente de primer orden dentro de la historia de los transportes y su patrimonio (y mi maestro).

Portada del nuevo libro de Joan Carles Salmerón i Fernández con motivo del centenario de la llegada del ferrocarril a Les Planes. Foto: Agrupament Ferroviari de Barcelona


100 años de autobuses interurbanos en Barcelona

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Autobús Hispano-Suiza de La Santjustenca de la línea Barcelona-Sant Just Desvern, el primer servicio interurbano de autobuses creado en Barcelona, el año 1916.
Foto: arxiu Albert González Masip

Igual que el mítico actor cinematográfico Kirk Douglas, el autobús interurbano o intermunicipal de Barcelona también ha cumplido 100 años de vida. Aunque por razones que desconozco no se ha organizado ninguna celebración al respecto como sería una rúa de material histórico, una exposición o una conferencia, merece la pena conmemorar esta efeméride porque resulta imprescindible fomentar y difundir la memoria histórica de nuestros servicios públicos de transporte, pues forman parte ineludible de la evolución y la identidad de Barcelona.
Para ello deberíamos remontarnos al año 1916, cuando el tranvía era el sistema de transporte hegemónico de las calles barcelonesas, es decir, del ámbito urbano. El historiador Albert Gonzàlez Masip en su obra "Els autobusos de l'àrea de Barcelona (1905-1936)", editada por Rafael Dalmau (Col·lecció Camí Ral nº27) nos explica que en la mayoría de casos, los servicios interurbanos de autobús nacieron como una manera de dar respuesta a la creciente necesidad de comunicación que tenían los municipios de los alrededores de Barcelona. La historia nos demuestra que la iniciativa de establecer estas líneas fue local, es decir, por parte de dichas localidades que no por un interés de Barcelona. Previamente existían servicios regulares de diligencias pero que con el aumento de la población resultaron insuficientes, además de obsoletos, pues en realidad algunas de las nuevas líneas interurbanas de autobús sustituyeron a la vieja y lenta tracción animal.

Autobús de la línea Gavà-Begues de Granja Petit Canigó, el año 1920. Col. particular

Al parecer, las fuentes de investigación apuntan a que el primer servicio interurbano de autobuses creado se inauguró en una fecha indeterminada del mes de diciembre del año 1916 entre Barcelona y Sant Just Desvern. Tenía una longitud de 7 kilómetros y fue explotada por la Compañía de Automóviles San Justo Desvern-Esplugas-Barcelona, una empresa constituida un año después gracias a aportaciones económicas populares bajo la dirección del empresario Manuel García Solà. El servicio partía de la plaza de España de Barcelona y a través de las calles de la Cruz Cubierta, Sans, Collblanch y la carretera N-II comunicaba con los municipios de Esplugues de Llobregat y Sant Just Desvern, donde tenía su origen y final en la calle de la Sala. La oferta se cubrió con tres autobuses, entonces llamados ómnibuses automóviles: un Berliet, un Hispano-Suiza y un Delage.
La puesta en servicio de esta línea estimuló a otros empresarios particulares a establecer nuevas líneas, pues el ámbito interurbano no estaba dominado por el tranvía y, por consiguiente, no había competencia. Así, posteriormente se inauguraron las relaciones entre Santa Coloma de Gramenet y Sant Adrià de Besòs (1917), entre Gavà-Viladecans-Sant Climent de Llobregat (1918), entre L'Hospitalet de Llobregat y Barcelona (1921), entre Badalona y Barcelona (1921), entre El Prat de Llobregat y Barcelona (1922), entre Sant Boi de Llobregat y Barcelona (1922), entre Gavà y Barcelona (1923), entre Sant Climent de Llobregat y Barcelona (1923), entre Cornellà de Llobregat y Barcelona (1924), entre Mollet del Vallès y Barcelona (1926), entre Montcada i Reixac y Barcelona (1926), entre Sant Joan Despí y Barcelona (1927), entre Ripollet y Barcelona (1928), entre Castelldefels y Barcelona (1928), y entre Sant Feliu de Llobregat y Barcelona (1929).

Autobuses de la empresa Impex en Viladecans, de la línea Gavà-Barcelona.
Foto: archivo Mohn

El resultado fue que a finales de los años veinte se configuró una red radial entre Barcelona y los municipios más cercanos a la capital catalana. La plaza de España se convirtió en la principal terminal de las líneas hacia el Llobregat y la plaza de la Universidad de las que atendían el área del Besòs. Todos los servicios estaban explotados por empresas privadas, cada una de las cuales aplicaba sus propios criterios y sus tarifas. Sin embargo, ello no significaba la inexistencia de una normativa, pues la concesión e implantación de las citadas líneas quedó regulado bajo el Reglamento para la Explotación de Automóviles de Servicio Público en la Provincia de Barcelona de 16 de enero de 1915. Años después, en diciembre de 1924 se aprobó un nuevo Reglamento para transportes de carretera y vías públicas, el cual clasificaba los servicios de autobús en las categorías "A" y "B" en función de su regularidad, a la vez que determinaba el papel que las Juntas Provinciales de Transporte debían desempeñar en la concesión de líneas.

Autobús imperial Tilling Stevens de la CGA en la línea SC Barcelona (Pl.Universidad)-Sta.Coloma G. Foto: Centre Excursionista de Catalunya

Durante los años treinta se crearon nuevas líneas y se incorporó nuevo material móvil que permitió incrementar la velocidad comercial y el número de pasajeros. Ante esta creciente demanda de nuevos servicios se estableció una ordenación de terminales, motivo por el cual se aprobó el 8 de junio de 1932 el Reglament General de Circulació Urbana al Terme Municipal de Barcelona que recomendaba la plaza de Tetuán como terminal de las líneas con destino a las comarcas vallesanas y del Maresme, la plaza de Lesseps para las líneas que circulaban por la carretera de Horta a Cerdanyola y la carretera a Sant Cugat por l'Arrabassada, y la plaza de España para las líneas hacia el Baix Llobregat. A efectos prácticos, la normativa no tuvo mucho seguimiento.
Al estallar la Guerra Civil las empresas fueron colectivizadas bajo el dominio obrero de la CNT y la CGT. Durante aquellos años se intentaron mantener los servicios de transporte de manera ordenada y efectiva, mejorando las frecuencias de paso, rebajando las tarifas e incorporando nuevo personal. La autogestión obrera llegó a aplicar unas medidas laborales encaminadas al comunismo libertario. Todo ello se mantuvo óptimamente hasta septiembre de 1937, momento en que empezaron a faltar piezas de recambio, combustible y material móvil. Finalmente, el avance del conflicto bélico obligó a suspender todos los servicios.

Autobús Henschel de la línea PR Barcelona (Pl.España)-El Prat Ll.
Foto: colección Óscar Pardo

Terminada la guerra, las principales empresas de transporte se fueron restableciendo poco a poco para intentar volver a la situación empresarial anterior. Un importante porcentaje del material móvil fue destruido por los bombardeos o se encontraba en un estado muy deficiente. Los antiguos propietarios regresaron a sus puestos de trabajo y además se incorporó personal fiel al régimen franquista. Casi todos los vehículos tuvieron que dejar de circular por falta de gasoil. El Decreto de Restricción de Carburantes dictado por el general Franco el 1 de agosto de 1940 ordenó la inmediata suspensión de todos los servicios por falta de combustible debido al conflicto bélico que mantenían Alemania e Italia contra Inglaterra. Sólo pudieron circular los vehículos reformados con un motor a gasógeno y los trolebuses. La línea SJ (Sarriá-San Justo Desvern) fue una excepción. La Circular de la Comisaría de Carburantes Líquidos se encargaba de asignar cupones de gasoil y la suspensión de todos los servicios de autobuses que consumieran gasolina o gasoil.

Inauguración de la línea Cerdanyola-Barcelona, de la Empresa Renom (30/09/1958).
Col. particular

Diversas compañías de transporte se encontraban a punto de revertir a los Ayuntamientos, los cuales se vieron obligados a cooperar porque era poco aconsejable prescindir de ellas dada la situación económica de la posguerra. Por ello cada municipio aprobó sus propios convenios para la explotación de líneas de autobús. Ello significaba que, a pesar de las reversiones, los servicios continuarían funcionando bajo unas determinadas condiciones. En el caso de Barcelona se aprobó la gestión y explotación de los servicios interurbanos de la antigua CGA a través de la nueva sociedad Urbanizaciones y Transportes (URBAS), creada en 1944.
A partir de los años cincuenta, el Ayuntamiento de Barcelona inició el proceso de municipalización de los servicios públicos de transporte, lo que afectó básicamente a los servicios urbanos de tranvía, autobús, trolebús y metro. Sin embargo, la red de autobuses interurbanos siguió funcionando bajo la explotación de empresas privadas independientes, muchas de las cuales durante la posguerra se constituyeron como sociedades anónimas. La excepción fueron las líneas interurbanas explotadas por URBAS por su estrecha vinculación con Tranvías de Barcelona.

Autobús articulado de Autos Canals de la línea Barcelona-Martorell. Foto: Joan A. Solsona

Durante los años sesenta y setenta el transporte interurbano de autobuses se incrementó notablemente. El crecimiento de la economía (polígonos industriales, turismo y servicios), la expansión urbana (grandes polígonos de viviendas) y el aumento de la población no solo en la capital catalana sino en los municipios de los alrededores (Gran Barcelona), muchos de los cuales pasaron de ser pequeños pueblos a grandes ciudades, generaron una importante demanda de usuarios que requería de un medio de transporte regular para sus desplazamientos por motivos de trabajo y/o estudio. Fueron los años del auge del automovilismo y de la construcción de infraestructuras viarias (carreteras y autopistas). Fabricantes de autocamiones como Setra, Barreiros y Pegaso desarrollaron un gran parque móvil de autobuses y autocares de variados modelos. A las líneas que históricamente cubrían las relaciones entre Barcelona y los municipios de la región metropolitana se sumaron nuevas líneas de largo recorrido por la provincia y otras con destino al resto de Cataluña e incluso al resto de España. Cada vez más los servicios de autocares se fueron consolidando como un negocio muy rentable y con gran futuro. A partir de 1976 las líneas de URBAS pasaron a Transportes de Barcelona.

Autobús de Tubsal (actual Tusgsal) prestando servicio en la línea B25 Barcelona (Rda.St.Pere)-Badalona (Pomar). Un ejemplo de línea urbana intermunicipal de la EMT. Imagen de 1986. Foto: EMT

En 1987 se creó la Entitat Metropolitana del Transport (EMT), integrada por un total de 18 municipios de la extinta Corporación Metropolitana de Barcelona cuyo objetivo era prestar de forma conjunta los servicios de transporte público de su ámbito territorial mediante su gestión, planificación y coordinación. Ello permitió la unificación de precios del billete sencillo para todas las empresas, incluido el metro y los FGC, la venta de nuevas tarjetas multiviaje, pases y abonos y la renovación de la flota de autobuses. Las empresas privadas que disponían de servicios interurbanos que participaron en la EMT fueron por un lado Mohn, Oliveras y Rosanbús (líneas del Baix Llobregat y del Nitbús) y por otro Tusgsal (líneas del Barcelonès Nord y del Nitbús). La nueva filosofía de explotación permitió que los servicios interurbanos de dichas empresas se pudieran utilizar para desplazamientos urbanos a su paso por Barcelona, por lo que estos servicios dejaron de considerarse interurbanos para definirse como urbanos intermunicipales. Igualmente, las antiguas líneas de URBAS, ahora de TMB, pasaron a integrarse como líneas urbanas incluso cambiando los distintivos de letras a numéricos. En 1991 la empresa Transports Ciutat Comtal estrenó un nuevo servicio semidirecto entre Barcelona y el aeropuerto del Prat con la incorporación por primera vez en España de autobuses de piso bajo accesibles a personas de movilidad reducida.

Autobús de Oliveras prestando servicio en la línea L75 L'Hospitalet Ll.-St.Feliu Ll. Esta empresa, junto con Mohn y Rosanbús forman el consorcio Baixbús. Foto: José Mora Martín

Sin embargo, las líneas interurbanas fuera del ámbito de la EMT no se vieron beneficiadas de estas mejoras y por tal motivo muchos servicios quedaron obsoletos. Para resolver esta situación en 1997 se creó la Autoritat del Transport Metropolità (ATM), un consorcio formado por el Ayuntamiento de Barcelona, la Generalitat de Catalunya, la EMT y el resto de municipios de la Región Metropolitana de Barcelona (siendo observadores el Estado y RENFE), cuya finalidad era la coordinación y la planificación del transporte público del ámbito metropolitano formado por las comarcas del Alt Penedès, Anoia, Bages, Baix Llobregat, Barcelonés, Garraf, Maresme, Osona, Vallès Occidental y Vallès Oriental. Fue a partir de entonces cuando se inició un proceso de modernización de los servicios interurbanos de la provincia de Barcelona con la reestructuración de la red, basada en la modificación de líneas, la creación de nuevas relaciones, la supresión de servicios deficitarios y el aumento de la oferta en algunos corredores. Asimismo se procedió a la modernización de la flota con la incorporación de vehículos de nueva tecnología, más ecológicos y confortables, climatizados y accesibles a personas de movilidad reducida.

Autobús de la empresa Sagalés en Sant Feliu de Codines, con el distintivo de "Transports Públics de Catalunya". Foto: José Mora Martín

Entre el 1 de enero de 2001 y el 1 de enero de 2002, la ATM implantó la Integración Tarifaria con el objetivo de facilitar la movilidad y los transbordos. La introducción de abonos en forma de tarjetas de banda magnética permitió la eliminación de la diversidad de criterios tarifarios de cada empresa porque eran incompatibles entre operadores, desorientaban y obligaban a comprar títulos diferentes. Los 200 municipios del ámbito metropolitano se distribuyen en seis coronas tarifarias, y en cada una un abono tiene el mismo precio, pero en el momento de desplazarse de un municipio de una corona a otro perteneciente a una corona diferente, se incrementa el precio de los títulos.
Igualmente, la Generalitat de Catalunya tiene competencia sobre los transportes públicos por carretera del territorio catalán, por lo que creó la marca Transports Públics de Catalunya usada de manera corporativa en los autobuses y autocares de las empresas de transporte interurbano. Desde el 2015 se denomina Generalitat de Catalunya Transports Públics. La última novedad ha sido la progresiva implantación desde el año 2012 de una nueva red de autobuses expresos de altas prestaciones que actualmente consta de 16 líneas. Explotadas por diferentes empresas, los vehículos se identifican por los colores corporativos blanco y verde y el distintivo exprés.cat.

Línea E8 Barcelona-Corbera, de Autocorb, perteneciente a la nueva red exprés.cat.
Foto: José Mora Martín

Gracias a su modernización y al incremento de la oferta, es actualmente el autobús interurbano un servicio público de transporte con mucho futuro y el principal papel que debe asumir es el de atraer mayor demanda, mantener e incrementar su atractivo y contribuir a la movilidad sostenible del ámbito metropolitano de Barcelona, un territorio donde por diversas circunstancias el automóvil continúa manteniendo su hegemonía.

25 años de autobuses de piso bajo en Barcelona

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Un Neoplan N 4014 NFen el Aerobús. Estos fueron los primeros autobuses de piso bajo.
Foto: Joan A. Solsona

Se cumplen 25 años de la incorporación en Barcelona de autobuses de piso bajo adaptados a personas de movilidad reducida. Su característica principal es que sus accesos de entrada y salida carecen de escalones y son completamente planos, encontrándose la plataforma a tan solo 32 centímetros del suelo. En uno de esos accesos disponen de rampa accionable a voluntad del conductor que permite la subida y bajada de personas que usan silla de ruedas, y además, para evitar pendientes dotan de un sistema de inclinación del vehículo, conocido como efecto "Kneeling", que permite rebajar el autobús hasta una distancia del suelo de 20 a 25 centímetros, quedando así a solo 8 centímetros de la acera. Para conocer las características técnicas de los autobuses de piso bajo incluso la consulta de dossieres en formato pdf de Barcelona recomiendo la consulta de la web de José Mora Martín www.autobusesbcn.es, de la cual me he servido para la redacción del presente artículo, entre otras referencias.

Presentación oficial el 1 de julio de 1992 de los 20 primeros autobuses MAN NL 202
de piso bajo para servicios urbanos de TMB. Foto: Arxiu TMB

La primera vez que Barcelona dotó de vehículos de estas características fue concretamente el 10 de diciembre de 1991 con motivo del estreno del servicio de Aerobús entre la plaza de Cataluña y el aeropuerto del Prat. Explotada entonces por la empresa Transports Ciutat Comtal, la nueva línea estaba servida por nueve unidades de la firma alemana Neoplan del modelo N 4014 NF cuyo coste ascendió a los 25 millones de pesetas. Además del piso bajo sin escalones y rampa de acceso para sillas de ruedas, dotaban de aire acondicionado y calefacción, asientos mullidos tipo autocar, espacio para equipajes y música ambiental. Todo ello representó no solo una gran novedad pionera incluso a nivel nacional sino también la ruptura con el concepto que hasta entonces se tenía de un autobús convencional. Fue a partir de entonces que este medio de transporte de superficie empezó a adquirir una importancia cada vez más creciente, un proceso que se había iniciado en 1987 con la llegada de una nueva generación de autobuses de alta tecnología, caracterizados por dotar de un moderno diseño, de mayor confortabilidad para los pasajeros y de prestaciones mecánicas más ecológicas y económicas. Nos referimos a los Pegaso 6420 estándar y al Mercedes O-405 en sus versiones estándar, midi (O-402) y articulado (O-405-G).

Autobús Neoplan de Tusgsal del año 1992. Foto: Pere París

Con la introducción del piso bajo se posibilitó la incorporación al autobús y, por consiguiente, al transporte público, de las personas con discapacidad física, a la vez que facilitó todavía más el acceso de personas de la tercera edad, mujeres embarazadas, padres con cochecitos de bebés o usuarios con ciertas dificultades de movilidad en general. El colectivo de discapacitados, históricamente siempre discriminado, dispuso a partir de 1978 de un transporte especial de microbuses adaptados con plataforma elevadora en las puertas centrales cuyos recorridos eran entre los domicilios de estas personas hasta el lugar de trabajo, escuela u hospital y viceversa. Sin embargo, ello no era suficiente y comportaba problemas a efectos prácticos. En 1992 la concesión pasó a manos de Transports Ciutat Comtal y en la actualidad se trata de un servicio prácticamente extinguido, pues existen sistemas privados especialmente dedicados a personas de movilidad reducida severa.

Autobuses Mercedes-Benz Citaro de TMB. Foto: José Mora Martín

Tras el Aerobús al cabo de un año entraron en servicio los primeros autobuses de piso bajo destinados a líneas urbanas. Adquiridos por TMB, después de una presentación previa el 12 de noviembre de 1991 y la llegada de un prototipo en marzo de 1992 se importaron de Alemania 20 unidades de la firma MAN del modelo NL 202, los cuales fueron presentados oficialmente el 1 de julio del citado año. Tuvieron un coste de 500 millones de pesetas, un presupuesto en el cual participó el Instituto de Mayores y Servicios Sociales (IMSERSO), un organismo que tuvo un papel decisivo y destacado en la elaboración de programas de accesibilidad en el transporte por autobús de muchas ciudades españolas, definiendo las condiciones de accesibilidad de los vehículos y financiando hasta un 75% de los costes.

Autobús Iveco de Mohn. Foto: Guillermo Deike

Los nuevos autobuses se estrenaron en las líneas 33 (Pg.M.Girona-Verneda) y 544 (Est.Sants-Badalona) y durante los certámenes de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Barcelona se utilizaron como líneas lanzaderas a la Anella Olímpica. Desde entonces se decidió que todo el material móvil a adquirir sería siempre de estas características. Gracias al Pla d'Accessibilitat de Barcelona 1996-2005 TMB fue renovando la flota de autobuses con vehículos de piso bajo que se incorporaron progresivamente en todas sus líneas, culminándose el año 2006 con el 100% del parque móvil adaptado. A finales de los años noventa, el piso bajo dio paso al llamado piso bajo integral, cuya diferencia principal con el primero era la carencia absoluta de escalones en todos los accesos, concepto de autobús que ha llegado hasta nuestros días.

Moderno autobús articulado Solaris de piso bajo y de consumo 100% eléctrico.
Foto: Endesa (El País)

Paralelamente a TMB, a mediados de la década de los noventa las nuevas directrices de la Entitat Metropolitana del Transport (EMT) decretaron la necesidad de mejorar la accesibilidad gracias a la adquisición de autobuses de piso bajo para las líneas tanto urbanas como intermunicipales del ámbito de la EMT que sustituirían a los de acceso mediante escalones. Ello afectó a las empresas metropolitanas Authosa, Transports Lydia, Tubsal, Mohn, Oliveras y Rosanbús. Sin embargo y en ese sentido las empresas Tubsal (actual Tusgsal) y Oliveras ya se adelantaron en 1992 con la compra, respectivamente, de 10 vehículos de la firma Neoplan del modelo N 4014 destinados a prestar servicio en el llamado Barcelonès Nord y un vehículo también de la firma Neoplan del modelo N 4016 para sus líneas del Baix Llobregat.

Autobús interurbano de piso bajo de Soler i Sauret. Foto: José Mora Martín

Más allá de la región metropolitana de Barcelona, a finales de la década de los noventa la experiencia se extendió al resto de la provincia, es decir, en el ámbito de la ATM (Autoritat del Transports Metropolità) con la dotación de autobuses adaptados a personas con movilidad reducida. Como resultado las líneas urbanas de pequeños y medianos municipios así como de ciudades pequeñas y capitales de comarca usan autobuses de piso bajo, incluso para los servicios intermunicipales de corta distancia. Sin embargo, en el caso de algunos servicios de tipo interurbano encontramos vehículos de piso bajo únicamente en el acceso de entrada o bien en ninguno de ellos, por lo que la accesibilidad para usuarios en sillas de ruedas se efectúa mediante plataforma elevadora en vez de con rampa. Ese es también el caso de los autocares que efectúan largos recorridos por carretera por todo el territorio catalán, adscritos a la marca corporativa Transports Públics de Catalunya, que desde el 2015 se denomina Generalitat de Catalunya Transports Públics.

Autobús articulado de Hispano-Igualadina para servicios interurbanos, con accesibilidad
a PMR mediante plataforma elevadora. Foto: José Mora Martín

A la accesibilidad con silla de ruedas se han introducido otras mejoras que benefician no solo a personas discapacitadas sino al público en general, como es la información acústica y visual de las paradas. Según la web www.idescat.cat en el año 2015 la población de Barcelona con alguna discapacidad era de 393.050 personas, una cifra considerable por lo que resulta fundamental continuar mejorando el acceso en transporte público de un colectivo que suma al de los usuarios habituales con los beneficios que ello conlleva. Y a nivel de Cataluña la cifra se eleva a un total de 514.886 habitantes, cifra que denota la importancia de efectuar dichas mejoras y contribuir así a que este conjunto de población no quede al margen y pueda integrarse plenamente en lo que denominamos la movilidad sostenible territorial.

Mensaje de Navidad 2016

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Amigos y amigas:
En los albores de estas fiestas tan entrañables, es tradición que mis primeras palabras sean para expresaros los mejores deseos de paz, amor, felicidad y prosperidad.
El final del presente año no podía presentarse mejor. Mi padre, que el pasado 3 de noviembre cumplió 87 años de edad, se encuentra en excelente estado de salud tal y como han determinado las últimas revisiones médicas. Ello me ofrece tanto a mí como al resto de mi familia tranquilidad al saber que la lozanía le acompaña y que puede continuar disfrutando de una óptima, envidiable y merecida calidad de vida.


Otro motivo por el cual el 2016 termina de forma inmejorable se debe a Sayra, el amor de mi vida. Tras dos años y medio de bonita amistad, habiéndose forjado confianza, confidencia y afecto, ambos nos hemos entregado mutuamente de corazón, y ahora disfrutamos de una hermosa relación de pareja. Ahora mi vida, además de haber cambiado positivamente, tiene un nuevo sentido y ello me motiva para definirme otro futuro mejor y hacer realidad numerosos proyectos. Tras largo tiempo faltado de cariño, ha merecido la pena esperar para terminar junto a alguien tan especial que, desde la perspectiva de mis sentimientos personales, constituye un equilibrio perfecto entre belleza, inteligencia y bondad. A quienes todavía se encuentran en situación de soltería, aunque ello tiene sus ventajas, les recomiendo que vivan intensamente el amor con alguien especial, pues os aseguro de que se trata de una experiencia inigualable y recomendable carente de un sustitutivo mejor.


Son para mí un ejemplo las vidas matrimoniales de mis hermanos Ismael y Tomàs y de mi hermana Griselda, así como las relaciones conyugales de muchas de mis amistades de las cuales disfruto. Las parejas tóxicas, de las que desgraciadamente he conocido algunas, son también referente personal para aprender aquello que no se debe hacer, especialmente en las que ambos se aferran por conveniencia, uno/a por miedo a quedarse solo/a y otro/a por interés puramente económico y materialista. Son relaciones carentes de amor, donde el desprecio mutuo, el maltrato, las mentiras y la infidelidad se hallan al orden del día, sienten envidia de las parejas sanas y felices e inexorablemente terminan en fracaso y ruptura.


Otro motivo de alegría es que el mercado laboral parece volver a sonreírme tras haber perspectiva de nuevo trabajo, lo que completaría mis propósitos que tanto he perseguido, reanudando bajo la tranquilidad y la estabilidad económica numerosos proyectos que hasta ahora tenía aparcados. Para mejorar la situación laboral, además de crear puestos de trabajo, debería haber mayor sensibilidad hacia los colectivos de más edad, que a pesar de su experiencia son injustamente rechazados en favor de gente más joven o inexperta. Todo el mundo tiene derecho a trabajar y ello no debería convertirse en un privilegio.


Actualmente disfruto de numerosas y excelentes amistades de las cuales me puedo enriquecer. Afortunadamente soy un hombre flexible, capaz de entablar amistad con gente de todas clases, tanto con quienes tengo afinidades comunes como con polos opuestos, sin prejuicios de edad, raza, procedencia, ideas, creencias y cultura. Nunca he creído que alguien pueda ser mejor o peor en función de sus ideas políticas o creencias religiosas, sino que por encima se halla la humanidad, el sentimiento, la solidaridad y el compromiso que esa persona es capaz de ofrecerte y entregarte. Durante este último año me he sentido feliz al haber recuperado viejas amistades de las que nada sabía, haber resuelto malentendidos y ver que me han correspondido favorablemente. Igualmente, también he vivido la experiencia de las amistades tóxicas, de personas que solo entablan amistades de conveniencia, mienten compulsivamente, manipulan a los demás sus intereses, asumen siempre el rol de víctima, son incapaces de reconocer sus errores, culpan a los demás de sus desgracias, hablan mal de ti a tus espaldas, tienen celos, sienten envidia y hacen todo lo posible para impedir que tengas una relación de pareja. Es un alivio haberlas descubierto y haber logrado distanciarme de ellas.


Durante el presente año he continuado colaborando como es habitual en el Arxiu Històric de Roquetes-Nou Barris en calidad de historiador, jefe de documentación y tesorero. Esta entidad cultural sin ánimo de lucro, cuyos objetivos son difundir la memoria histórica de los barrios y preservar el patrimonio, desarrolla un sistema de trabajo y unas actividades abiertas al público en general que me han dotado de una excelente experiencia profesional en el ámbito de la cultura y la historia local de Barcelona. Además, ha sido un referente para la fundación del nuevo Arxiu Històric del Congrés-Indians, en el cual también colaboro y que actualmente se halla en proceso de desarrollo. Le deseo mucho éxito en su labor histórica y cultural, ámbitos en los que prometo contribuir lo máximo posible.
Desde aquí os invito a haceros socios/as de estas entidades que tanto contribuyen a despertar este interés por la historia local, a forjar identidad y a lograr que la ciudadanía se sienta orgullosa de sus barrios.


Barcelona, la ciudad de la cual me gusta explicar curiosidades y singularidades a través de mi blog, se halla en un momento de cambios. La gestión municipal debería centrarse en proyectos urbanísticos, equipamientos y servicios, políticas sociales e infraestructuras para mejorar el nivel y la calidad de vida. Por contra, debería evitar determinadas actuaciones que nada contribuyen a la evolución de la ciudad, además de dividir y enfrentar a la sociedad. En relación a la polémica sobre el fenómeno turístico, la ONU ha declarado el próximo 2017 como el Año Internacional del Turismo Sostenible para el Desarrollo, con la intención de promover este sector creando conciencia de la importancia de impulsarla y desempeñarla responsablemente, motivo por el cual debería aprovecharse la ocasión para mejorar y corregir el modelo turístico vigente que garantice convivencia y concordia entre autóctonos y forasteros. Aunque Barcelona continúa siendo una ciudad cosmopolita, abierta e integradora desde el punto de vista social, económico y cultural, las crecientes actitudes extremistas y populistas de estos últimos años hacen peligrar estas cualidades bajo el riesgo de convertirla en una ciudad provinciana, cerrada y excluyente que la empobrecería y la llevaría a la pérdida de su verdadera identidad.


En el ámbito de publicaciones, he tenido el placer de brindaros con un nuevo libro titulado "José Martín Moreno. El oficio reintegrado al arte", una biografía redactada en primera persona acerca de un escultor nacido en el barrio de Roquetes y residente en el barrio de Verdum. Además de ser una aportación a la memoria histórica del actual distrito de Nou Barris, constituye la reivindicación de un personaje cuya lucha para alcanzar su sueño de ser escultor le llevó a inventar una técnica artística única en el mundo basada en la creación de esculturas de metal mediante soldadura eléctrica, gracias a la cual conoció a numerosos personajes famosos del mundo del arte y del periodismo.
A diferencia de otras personas, nunca he tenido grandes pretensiones, ínfulas de superioridad o ambiciones por ganar premios, sino escribir de forma clara y sencilla al alcance de todos, y que en el futuro haya tenido la oportunidad de dejar un buen legado producto de mi labor.


Quisiera recordar a aquellas personas que nos han dejado pero que siempre estarán entre nosotros y a las cuales, en base a mi fe personal, tengo la convicción de que algún día nos volveremos a encontrar. Desde aquí deseo enviar un cálido y merecido homenaje a Agustín Bargueño, padre de mis amigos Carlos y Esther, y a Pilar Soriano, esposa de mi amigo José Martín Moreno. Ambos fueron excelentes personas sencillas y humildes, de infinita humanidad, buen padre y buena madre de familia, respectivamente, referentes y puntos de apoyo fundamentales para sus seres más queridos. Esta clase de experiencias que tanto nos entristecen nos enseñan a valorar mejor lo que tenemos.
Espero y deseo que el 2017 sea un año abierto a nuevas expectativas, a cambios positivos que permitan desarrollar mis proyectos. Con toda seguridad continuaré escribiendo artículos de historia local de Barcelona y de opinión en el presente blog y publicaré algún nuevo libro.


A nivel mundial se abre un futuro incierto destinado a establecer un nuevo orden en todos los aspectos. La crisis política, el libertinaje, un modelo económico agotado y unas leyes que otorgan impunidad a los corruptos y deja libre a criminales y delincuentes nos ha llevado a niveles de indignación traducidos en la proliferación de extremismos populistas, basados en actitudes racistas y xenófobas, y el resurgimiento de tics autoritarios como solución a los problemas y a un uso indebido y mal entendido de la democracia. Es importante recobrar el sentido común basado en el entendimiento y dar respuesta a los problemas sociales. Son tiempos de democracia participativa, en la cual la clase política debería renovarse adaptándose a nuevas funciones y a delegar parte de las decisiones a la sociedad, cuya voz y voto importa. Las leyes, la educación y la economía deben estar al servicio de las personas, pues ello es lo que contribuye al buen funcionamiento de un país. Por contra, cuando ambas no evolucionan e impiden el avance de la sociedad, se vuelven armas de represión y de adoctrinamiento. Es por ello que las declaraciones de principios, los métodos pedagógicos y los modelos económicos deben revisarse y renovarse periódicamente para evitar conflictos y apoderamientos basados en intereses personales. 


Ante una realidad tan plural y crecientemente heterogénea, es importante establecer programas de interculturalidad que acerquen posiciones y reduzcan prejuicios. Sin duda, la inversión en infraestructuras, educación y cultura es fundamental para el desarrollo óptimo de un país, y no existe mejor servicio a la patria que la patria te sirva a ti.
Quisiera terminar dirigiéndome a mi pareja, a mi familia, a mis amistades, a las personas que me siguen habitualmente a través de mi blog y por las redes sociales, y también a cualquier persona ciudadana del mundo, para desearos que paséis una Feliz Navidad y tengáis un Próspero Año Nuevo 2017.

Feliz y Próspero Año Nuevo 2017

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Amigos y amigas:
Dejamos definitivamente atrás el año 2016 para empezar el nuevo año 2017 lleno de ilusiones por hacer realidad nuevos proyectos y con la esperanza de que sea muy positivo. Estos son siempre nuestros deseos al arrancar la última hoja del calendario, pero para ello hemos de ser conscientes que buena parte del destino nos lo hacemos nosotros mismos y que la suerte es, a menudo, de quienes se la trabajan.
Para los próximos 12 meses continuaré publicando como es costumbre en el presente blog nuevas entradas sobre historia local de la ciudad de Barcelona, además de artículos de opinión acerca de la actualidad tanto municipal como mundial. Por ello, espero que quienes me siguen fielmente renueven su confianza y continúen expectantes a la llegada de novedades.
En estos momentos estoy viviendo una etapa de cambios positivos que, sin embargo, me obligan necesariamente a renunciar a determinados hábitos que hasta ahora tenía, y a tomar las riendas de otras pautas de las cuales hasta ahora no había considerado.
Continuaré mis colaboraciones en el Arxiu Històric de Roquetes-Nou Barris y en el Arxiu Històric del Congrés-Indians, pues mi participación me ha ayudado a adquirir conocimientos y experiencia en el ámbito de la historia y la cultura, a la vez que me ha posibilitado desarrollarme como geógrafo e historiador urbano. Aunque la vida supone a menudo renunciar a muchas cosas y aferrarse en aquello que hay disponible, es importante disponer de un espacio personal para poder desarrollar aquello que nos gusta, que en verdad nos da alegría y sentido a nuestra vida.


Otra faceta de la cual suelen preguntar mis seguidores y amistades es acerca de mis nuevos libros. En estos momentos tengo numerosos proyectos, de los cuales espero para el año 2017 poder hacer realidad al menos la mitad de ellos, ya que se trata de un proceso no tan rápido como sería de desear. Todo dependerá de la voluntad de las editoriales y de los recursos económicos.
Como es habitual, en el 2017 habrán buenanuevas y desgracias, alegrías y tristezas, porque la vida es una cuestión de equilibrio y ello es inevitable al formar parte de nuestro ciclo. Sin embargo, en buena medida depende de nuestra voluntad que el año sea mejor o peor. Ahora toca vivir el presente y con lo bueno de todos y cada uno de nosotros labrar un buen futuro.
Para el próximo año espero que Barcelona avance en mejoras urbanas, en la inauguración de nuevos equipamientos, en políticas sociales, en cultura, en innovación y en transporte. El modelo turístico debe actualizarse impidiendo la gentrificación de los barrios pero a la vez evitando la turistifobia y el provincianismo. Me gustaría que mi país fuese un estado con más miras hacia Europa, que llegara a situarse políticamente, socialmente, económicamente y culturalmente entre las grandes potencias. La diversidad cultural y lingüística no debería suponer una barrera sino un enriquecimiento y una oportunidad para la unidad, el entendimiento y la concordia. Reformar las declaraciones de principios como sería la Constitución Española debería tener como requisito que la ley esté al servicio de las personas y que ésta pueda usarse como herramienta práctica para prosperar y elaborar nuevos proyectos. De ser así, la ciudadanía se sentirá protegida y defendida, además de libre en el buen sentido de la palabra.


Es fundamental huir de los populismos y los radicalismos, propio de quienes tienen miedo o son débiles, pues ello únicamente agravará todavía más la situación de inestabilidad mundial. Salir de la crisis económica debería llevar a mejorar el modelo capitalista, eliminando errores y potenciando fortalezas para evitar volver a caer en una segunda crisis. Los modelos obsoletos deben dejarse atrás y apostar por una renovación, en la cual la economía debe estar al servicio de las personas. A la vez, debería terminar la crisis política, que también ha existido, en la cual la clase política ha perdido credibilidad ante su incapacidad de solucionar problemas decisivos. Deben recuperarse los líderes carismáticos capaces de cumplir sus promesas, los auténticos estadistas expertos en la materia, los cuales deberían además delegar poder de decisión a la sociedad como una forma de acercamiento no de superior a inferior sino de persona a persona.
La libertad de expresión nunca debería de ser coartada en un estado democrático, de ahí la importancia de evitar que quienes creen ser mejores que los demás o tener más razón, impongan sus ideas, coaccionando o avergonzando a quienes piensan diferente, incluso obligándolos de forma pasiva e indirecta a obrar contra su propia voluntad por miedo a sentirse desintegrados. La convivencia de ideologías, de grupos étnicos, de lenguas, de creencias y de culturas diferentes es factible y en buena medida ello depende de la ciudadanía. Sería un deseo encomiable evitar enfrentamientos estériles y politizar todo lo que nos rodea, pues ello merma la convivencia creando divisiones y enfrentamientos.


De todos estos temas y más, el 2017 decidirá qué rumbo tomará nuestro preciado mundo. Finalmente, una vez más quisiera dirigirme a mi pareja, a mi familia, a mis amistades, a las personas que me siguen habitualmente a través de mi blog y por las redes sociales, y también a cualquier persona ciudadana del mundo, para desearos que tengáis un Feliz y Próspero Año Nuevo 2017.

Reflexiones navideñas en fechas post-navideñas

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Empezado el reto de un nuevo año, dejamos atrás las fiestas más entrañables para regresar a la vida cotidiana, dispuestos a superar los tres primeros y largos meses de invierno. Pero antes de retomar mis artículos sobre transporte e historia local de Barcelona, quisiera hacer una reflexión personal acerca de la Navidad. Llámenme infantil, friki, loco o lo que ustedes deseen, pero yo siempre he adorado y disfrutado de esta festividad como un niño pequeño. Soy de los que todavía monta el árbol y el pesebre, toma las doce uvas y va a las cabalgatas de los Reyes Magos. Respeto a los que aborrecen esta fiesta y la rechazan porque se sienten solos, se entristecen o porque las fechas coinciden con la pérdida irreparable de seres queridos o el inevitable recuerdo de aquellos que ya no están entre nosotros. Puedo comprender los sentimientos y las circunstancias personales de cada uno, por lo que nada les discutiré.


Sin embargo, me llama la atención quienes afirman que la Navidad es únicamente consumismo e hipocresía, y a menudo publican en sus muros de Facebook que les gustaría irse a dormir el 23 de diciembre y no despertar hasta el 8 de enero. Yo desearía hacer exactamente todo lo contrario, es decir, irme a dormir el 8 de enero y no despertar hasta el 23 de diciembre. Todo es cuestión de puntos de vista, de la visión que se tiene del mundo y de la percepción hacia uno mismo. Por ello, discrepo amablemente de este enfoque. No negaré que, ciertamente, existe un montaje que fomenta el consumismo desenfrenado y los falsos sentimientos, especialmente en un mundo todo el año conflictivo que de pronto parece establecer una tregua y volverse "bueno", pero el fenómeno responde básicamente a una operación de marketing elaborada desde las esferas más altas, las principales interesadas en dirigirnos hacia donde ellos quieren.


La Navidad en los tiempos actuales y particularmente en los países desarrollados obviamente se puede criticar, pero ello no justificaría la pretensión de hacerla desaparecer como algunos querrían. Un servidor que antes ha afirmado adorar la fiesta, es también crítico, y concretamente lo soy con esa perversa globalización que sutilmente impone el modelo norteamericano de Papá Noel en detrimento de los Reyes Magos u otros personajes fantásticos. Grave error, pues cada país debería vivir la fiesta a su manera, en base a sus tradiciones, a su folklore, a su cultura y a sus creencias. El único Papá Noel que respeto es el de los países donde es tradición local, pues allá se respira su verdadero espíritu navideño hallándose completamente integrado culturalmente. Sin embargo, en España es un personaje alejado de nuestros valores, a menudo desconocido, colocado "en calzador" todo y ser universalmente la figura más icónica de la Navidad. Aun así, no se trata tanto de evitarlo ni mucho menos de prohibirlo porque vivimos en una sociedad multicultural y plural, sino de impedir imposiciones y suplantaciones. Es decir, la Navidad de Papá Noel debe convivir con la tradición navideña local pero nunca transformarla o destruirla para imponer la suya.


Ante una sociedad inclinada al estrés que genera la vida cotidiana, la Navidad resulta un bien (o un mal, según como se mire) necesario. Todas las civilizaciones y culturas necesitan una válvula de escape de la dura realidad, una evasión, algo que les haga soñar. Las festividades, además del componente cultural, se inventaron porque, entre otras razones, la gente necesita entretenerse, divertirse, pasarlo bien, olvidar las rutinas y adentrarse en algo que les haga sentirse importantes, aunque ello sea una fantasía o una mentira. Lo mismo sucede con la Navidad, que actualmente ha trascendido mucho más allá del componente religioso para ser algo cultural, acatado y celebrado tanto por creyentes como por agnósticos y ateos, porque todo y tratarse de una ilusión montada, las personas lo necesitan. ¿Os imagináis un mundo sin fiestas, ni tradiciones ni folklore solo porque su origen es religioso o se basa en mitos, leyendas o fantasías?


En relación al consumismo, una educación basada en el consumo responsable es la manera más adecuada de evitar caer en la compra compulsiva y en la adquisición de productos innecesarios. En una buena medida, comprando de manera equilibrada se genera felicidad y alegría para nuestros seres queridos que reciben el regalo, a la vez que se estimula la economía del sector comercio, estos últimos años muy castigado por la crisis económica y financiera. ¿Qué comerciante renunciaría a la temporada navideña cuando ello supone un aumento de clientes y, por consiguiente, de ingresos, a la vez que una oportunidad de oro para dar a conocer su comercio y sus productos?


Fuera de las vertientes negativas, no hemos de olvidar que la Navidad es, sobretodo, cultura. Basta con ver la arquitectura, la escultura, la pintura, la música, la literatura, el teatro, el folklore y la gastronomía, entre otras cosas, que a lo largo de los siglos ha generado. En el caso concreto de Barcelona, afortunadamente desde hace años se viene apostando por un modelo navideño que, conservando su identidad folklórica local, es abierto e integrador, respetuoso con toda clase de creencias y culturas a las que invita a participar. Durante esas fechas, la gran mayoría de asociaciones y entidades vecinales y culturales barcelonesas organizan talleres, fiestas, conciertos, teatro, exposiciones, pesebres vivientes, el Caga Tió, la entrega de cartas a los pajes reales y la recogida de juguetes por motivos solidarios. Existe, pues, una opción real de "escapar" del tópico consumista e hipócrita y disfrutar de nuevas experiencias enriquecedoras.


Lo mismo se puede decir de las cabalgatas de los Reyes Magos, una tradición que, a mi parecer, debería catalogarse como patrimonio inmaterial o intangible de Barcelona para evitar su desaparición. Esta rúa tiene un valor mucho más allá del religioso e integra incluso a no creyentes y a los colectivos de otras religiones y culturas, siendo prueba de ello la enorme implicación de voluntarios anónimos, empresas, comercios, asociaciones y entidades para llevarlas a cabo y deleitar con su magia tanto a niños como a adultos. Un servidor tuvo la oportunidad de desfilar en la cabalgata oficial como escolta de carroza, y ahí es cuando observas en vivo y en primera persona la felicidad del público, el rostro de sorpresa, ilusión e inocencia de los más pequeños, algo que no tiene precio y que quien no lo ha vivido no puede explicar. ¿Qué quedaría de nosotros si decidiésemos eliminar algo así?


Polémico fue el caso del instituto Garofani de Rozzano (Milán, Italia) que suspendió los actos navideños para no ofender a los musulmanes e integrar al 20% de alumnos de otras procedencias. Sucesos similares se dieron en Bruselas e incluso en Castellón. Esperemos que el sentido común impida en nuestro país la expansión de decisiones tan absurdas e irracionales que, además de vulnerar nuestra identidad, generan división e incluso racismo. Yo apuesto por conservar una fiesta entrañable como la Navidad que, por encima de todo, ni ofende a musulmanes ni a ninguna confesión, y que invita a implicar a las gentes de otras religiones y culturas en un clima de entendimiento y concordia, incluso a que éstos colectivos aporten todo lo bueno que tienen y la enriquezcan para garantizar su evolución y futuro.

Fotos: Ajuntament de Barcelona, Ricard Fernández Valentí, TimeOut.

De la planta asfáltica al Ateneu Popular de 9 Barris: 40 años de una acción popular

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Se cumplen 40 años de la ocupación de la planta asfáltica situada en la Trinitat Nova, en el actual distrito de Nou Barris y que dio lugar al Ateneu Popular de 9 Barris. Aunque años atrás se dieron algunos precedentes y se produjeron acciones similares por toda la ciudad, ninguna de ellas tuvo tanta repercusión como ésta. Todo empezó a finales del año 1976, cuando en la confluencia de las calles de Sa Riera y de Potlligat se construyó una planta asfáltica destinada a la fabricación del asfalto necesario para la pavimentación del entones II Cinturón, actualmente Ronda de Dalt. Curiosamente, las instalaciones solo funcionaron durante un día y a modo de prueba, pero aún así la situación inquietó a los vecinos del barrio de la Trinitat Nova, los cuales recibieron el apoyo incondicional de asociaciones y entidades.


Mediante diversas asambleas, decidieron finalmente rechazar la planta asfáltica por contaminante y porque contravenía las disposiciones legales que exigían una distancia mínima de dos kilómetros de las zonas habitadas. A pesar de todo se construyó porque el entonces alcalde Joaquín Viola modificó el Plan Comarcal dejando sin efectos la consideración de terrenos como parque forestal. Previamente a la ocupación de la planta asfáltica se promovieron iniciativas más moderadas como cartas al Ayuntamiento de Barcelona, recogida de firmas, reuniones y manifestaciones. Básicamente los vecinos querían el traslado de las instalaciones para poder ubicar en su lugar una zona verde, equipamientos deportivos y un ateneo popular.


Siendo alcalde de la ciudad José María Socías, éste propuso instalar filtros para los humos y amortiguadores del ruido en la maquinaria de la planta asfáltica en vez de su traslado, sugerencia que provocó la ira vecinal y la decisión en asamblea de desmontar las instalaciones. Así fue como el domingo 9 de enero de 1977 se llevó a cabo la primera acción, cuando 500 vecinos entraron en el recinto y desmantelaron las instalaciones, un acontecimiento que tuvo repercusión en la prensa de la época. Los desperfectos se valoraron en más de diez millones de pesetas (60.000 euros), pero se había ganado la primera batalla. Al día siguiente se reunieron representantes del Ayuntamiento de Barcelona con representantes de la Asociación de Vecinos de 9 Barrios, llegándose al acuerdo de trasladar la planta asfáltica y que la nave de las instalaciones quedaría a disposición vecinal los domingos por la mañana de manera provisional.


Poco después se creó la Coordinadora Pro-Ateneo Popular de 9 Barrios, cuyo deseo era que la planta asfáltica pasara a ser un ateneo autogestionado entendido como espacio cultural capaz de recoger las expresiones artísticas y culturales, además de promover una cultura al alcance de todos. La integraban las vocalías de cultura de las asociaciones vecinales, numerosas entidades, grupos autónomos y personas varias que iban por libre. Al cabo de unos meses se produjo una segunda acción los días 4 y 5 de junio del mismo año, lo cual comportó la ocupación de la nave y sus alrededores. En este acontecimiento, conocido como las Treinta Horas por el tiempo que duró, diversas entidades celebraron actos festivos y culturales en los cuales participaron unas 50.000 personas de todas las edades. Tuvo también una gran repercusión sobre una Barcelona que estaba viviendo una gran efervescencia reivindicativa.


Hasta las segundas Treinta Horas de los días 3 y 4 de junio de 1978, las actividades se centraron en la adecuación de la nave y a desarrollar actividades culturales. El Ayuntamiento de Barcelona pretendió adueñarse de aquél proyecto popular convirtiendo el ateneo en un centro cívico municipal, una propuesta que finalmente no prosperó ante el rechazo unánime de los vecinos. Por ello, durante los años ochenta y hasta nuestros días, el Ateneu funciona autogestionado por el Bidó de Nou Barris, nombre que procede de los bidones de asfalto de la planta. En dicha autogestión el poder, las decisiones y el sistema de funcionamiento emanan únicamente por decisión popular, de forma asamblearia, sin intervención alguna de las administraciones. En ese sentido, se apostó por una cultura no institucional ni institucionalizada, al margen de cualquier oficialización, que emanara directamente de las personas, con libertad para definir y crear.


Posteriormente el Ateneu pasó a integrarse en la Coordinadora d'Associacions de Veïns de Nou Barris y reforzó sus relaciones con el distrito nacido oficialmente en 1984. En 1988 el Ayuntamiento de Barcelona acondicionó un escenario y un equipo de sonido, y en 1991 inició una gran reforma integral de la nave. Durante este tiempo, el material del Ateneu se guardó en unos almacenes del barrio de las Roquetes. Para evitar la detención de las actividades, éstas se realizaron en diferentes barrios del distrito de forma itinerante.
El 23 de octubre de 1994 se inauguró el nuevo edificio construido sobre la vieja nave. En 1999 integró la escuela de circo Rogelio Rivel, un referente de primer orden a escala internacional. Desde el año 2007 forma parte de la Xarxa de Fàbriques de Creació, pues el Ateneu da cabida a diversas entidades culturales. Durante el año 2013 se estrenó la segunda reforma del edificio de la antigua nave que comportó una mejora de las instalaciones, una ampliación del espacio y una modernización general.


Tuve el placer de conocer el Ateneu Popular de 9 Barris porque entre los años 1995 y 2010 ubicó allí su sede el Arxiu Històric de Roquetes-Nou Barris, entidad cultural sin ánimo de lucro fundada en 1983 en la Escuela Freire por un grupo de vecinos sensibilizados en la preservación y difusión de la memoria histórica y la defensa del patrimonio. Empecé a colaborar desinteresadamente en 1999 y desde entonces he desarrollado funciones como historiador, redactor, tesorero, ponente, guía de rutas urbanas y encargado de documentación, entre otras facetas que me han dotado de experiencia para el mercado laboral en el ámbito cultural. Desde el 2011 nos ubicamos en el Espai Via Favència.
Recuerdo a la gente del Ateneu muy abierta, integradora, flexible, dialogante, cordial y positiva. Siempre se respiraba buen ambiente, un clima agradable de gente singular de todas las edades donde todos éramos iguales y no había discriminación alguna por edad, lengua, procedencia, raza, sexo, orientación sexual, ideas políticas, creencias religiosas u otras particularidades.


Los pasillos siempre estaban transitados y las salas ocupadas por gente desarrollando actividades culturales y artísticas de diversa índole, siendo el circo la faceta más potente. Allí fue donde percibí la importancia de disponer de una industria circense en Barcelona, una asignatura pendiente a pesar de que la ciudad fue antaño la cuna de muchos payasos y artistas de proyección nacional e internacional. Barcelona necesita un circo permanente y siempre he defendido la opción de la plaza de toros de la Monumental. La escuela de circo es un referente que rompe fronteras y lleva el nombre de Rogelio Rivel, de nombre real Roger Andreu, hermano pequeño del mítico Josep Andreu, más conocido mundialmente como Charlie Rivel. Su prestigio no es casual, pues acuden artistas circenses de varios países que instalan allí mismo su roulotte, y además la calidad de la formación es extraordinaria, formando artistas y, por encima de todo, personas con grandes valores.


Existe un fuerte vínculo histórico y emocional entre el Arxiu y el Ateneu, como si de alguna manera ambas entidades fuesen hermanas. Y ello no es casualidad, ya que muchos de quienes participaron en la ocupación y desmantelamiento de la planta asfáltica y en las Treinta Horas de 1977 y 1978 terminaron fundando el Arxiu o bien se convirtieron en socios activos. La colaboración entre ambos equipamientos populares siempre ha sido efectiva, desde la redacción de artículos en la ya desaparecida revista del Ateneu hasta en la elaboración de algunas actividades. El lugar para hacer un breve paréntesis es el bar, punto de encuentro o ágora, donde además de tomar una consumición, las chicas de la cocina te cocinan unos platos caseros excelentes que a todo el mundo recomiendo probar. Cuando el Arxiu tenía allí su sede, cada vez que íbamos al bar decíamos “anem a l’oficina”.


La materialización del Ateneu fue posible porque la ocupación y desmantelamiento de la planta asfáltica se produjo en un momento históricamente adecuado y oportuno. Fueron los años en los que tocaba ceder y escuchar las peticiones ciudadanas, tiempos de cambios y de rupturas. Por el contrario, de haberse producido en plena década de los ochenta o noventa hubiese sido mucho más complicado o, tal vez, imposible. De algún modo el verdadero final del franquismo y el origen de la democracia lo marcó este acontecimiento, pues ello supuso el fin del autoritarismo y el triunfo del poder popular. Si la planta asfáltica fue el monumento a un régimen dictatorial, el Ateneu es el monumento a la democracia, y el paso de una cosa a otra fue visto como la transición de la represión a la libertad. La acción demostró que la conquista de los espacios para modelar una ciudad al gusto de sus ciudadanos era algo posible, y que con unidad y voluntad se era más fuerte.


El Ayuntamiento de Barcelona, ante el temor de verse desbordado o desprestigiado, se vio obligado a acelerar su democratización para responder a las demandas sociales, incluso cediendo por conveniencia para evitar la proliferación de conflictos. Las victorias vecinales llevaron a más triunfos ante unas administraciones que se vieron obligadas a ceder, y ello ha hecho que muchos barrios de Barcelona con numerosos problemas hayan logrado remontar y disponer de ese nivel y calidad de vida merecidos. Sin las luchas muchas cosas no hubiesen sido posibles, y la acción de la planta asfáltica, a pesar de los numerosos precedentes, fue la estocada definitiva y el motor del cambio en la ciudad. Así fue como se resucitó la ahora tan reivindicada democracia social y participativa. Muchas historias se podrían contar del Ateneu, especialmente quienes vivieron los acontecimientos en primera persona. Que para siempre continúe este patrimonio inmaterial y cultural de Barcelona.

Podéis consultar más información acerca del Ateneu en la página web www.ateneu9b.net.
Fotos: Arxiu Històric de Roquetes-Nou Barris, Jerome Bischel, Kim Manresa.

Sí a la implantación de la nueva línea de autobús "Pla de Palau-Ciutat Meridiana" por la avenida Meridiana

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Para el próximo año TMB terminará de implantar la nueva red ortogonal de autobuses cuya implantación se inició en el 2012. Ello supone una profunda reestructuración de los actuales servicios de transporte público superficie para adaptarlos a las nuevas necesidades del siglo XXI. Esta reformulación pretende que las líneas de autobús ganen en eficacia, eficiencia y competitividad para los usuarios. Entre sus ventajas figura una mayor legibilidad de las líneas, máxima cobertura territorial, mayor frecuencia de paso y velocidad comercial, menor tiempo de viaje, más proximidad, más capacidad, mayor conectividad y menor contaminación. Otras ventajas son la prioridad semafórica, la presencia de nuevos carril-bus, la implantación de paradas dobles y la creación de áreas de intercambio.
El proyecto inicial previó un total de 28 líneas, de las cuales 17 serían verticales (mar-montaña y distintivo numérico V+número impar), 8 horizontales (Llobregat-Besòs y distintivo numérico H+número par) y 3 diagonales (distintivo numérico D+número múltiplo de 10). Esta nueva red supone la desaparición de la mayoría de líneas urbanas convencionales hasta ahora existentes, mientras que otras recortarán su recorrido o lo modificarán. Solo los servicios de proximidad o “Bus del Barri” quedarían inalterados. Sin embargo, durante las sucesivas fases anuales de implantación de la nueva red se fueron realizando pequeñas modificaciones en algunas líneas con respecto a la propuesta original para mejorar, corregir y compensar.


Para este próximo otoño y en el otoño del 2018 se implantarán el resto de líneas pendientes que completarán la red, que supondrán un total de 12. Se observa que en la propuesta final, además de alguna leve modificación y prolongación de recorridos y el descarte provisional (o tal vez definitivo) de la Línea D30 de la avenida Diagonal, figuran dos nuevas líneas diagonales inicialmente no previstas (la D40 Pl.Espanya-Roquetes y la D50 Pl.Catalunya-Ciutat Meridiana). Pero increíblemente y para el asombro de muchos no figura la línea diagonal D10 o D60 “Ciutat Meridiana-Pla de Palau” que debería cubrir toda la avenida Meridiana, con lo cual queda un vacío mal cubierto en esta arteria tan importante de Barcelona.
Resulta incomprensible que finalmente se haya descartado una línea tan importante que resultaría parte fundamental para terminar de completar y articular la nueva red ortogonal. Una vez más, la avenida Meridiana sale malparada en cuanto a autobuses se refiere. Tal vez la excusa sea que buena parte de esta vía queda cubierta por la L1 de metro y Rodalies-RENFE y que la línea 62 de autobús ya asume buena parte de esta función. Durante la década de los ochenta, numerosas líneas de autobús que circulaban por la avenida Meridiana se fueron suprimiendo o recortando hasta Fabra i Puig por falta de rentabilidad, quedando solo las líneas 18 (ya desaparecida) y 62. Al iniciarse las obras del anillo de la plaza de las Glòries, ambas desviaron su recorrido dejando huérfano el tramo de la avenida Meridiana entre el Clot y la citada plaza. Se trataba de un desvío provisional, pero una vez terminadas las obras inexplicablemente estas líneas de autobús no regresaron a su itinerario original a pesar de las protestas vecinales. Así, para ir hasta la plaza directamente solo había la opción de la L1 de metro.


Con la puesta en marcha de la nueva red ortogonal, al observar la propuesta original donde figuraba una línea diagonal por toda la avenida Meridiana produjo satisfacción porque el nuevo servicio venía a solventar un problema que se arrastraba desde la segunda mitad de la década de los ochenta, a la vez que al fin se creaba un servicio público de transporte que cruzara completamente la avenida Meridiana con los beneficios que ello conllevaría en términos de movilidad. Pero ahora, al observar la propuesta final, inexplicablemente esta línea ha quedado descartada, perpetuando una anomalía con la excusa de que la L1 de metro y Rodalies-RENFE resultan suficientes.
Existen numerosos motivos por los que merecería la pena implantar una nueva línea de autobús entre Ciutat Meridiana y el Pla de Palau a lo largo de toda la avenida Meridiana debido a las ventajas que ofrecería.
En primer lugar, establecería correspondencia con numerosas líneas de autobús. Se crearían diversas áreas de intercambio que permitirían fácilmente y rápidamente el cambio de una línea a otra, además de constituir un eje "bisagra" entre la zona del Besòs y Barcelonès Nord con el resto de la ciudad. Las líneas convencionales y servicios de proximidad ejercerían su función de aportación y de alimentación a la nueva línea de altas prestaciones. Además, su correspondencia con la estación de autobuses de Fabra i Puig posibilitaría enlazar con los servicios intermunicipales e interurbanos de autobús de más largo recorrido.


En segundo lugar, establecería correspondencia con el metro y Rodalies-RENFE, de modo que asumiría la función de aportador-alimentador a este modo de transporte de alta capacidad, facilitando así la posibilidad de desplazarse más rápidamente por Barcelona y su región metropolitana. Los intercambiadores de Fabra i Puig, La Sagrera, Clot y Glòries serían los más importantes.
En tercer lugar, establecería correspondencia con el tranvía, adoptando una función homóloga con respecto al metro y a Rodalies-RENFE, la cual aumentaría su sentido en caso de que el tranvía se prolongara por toda la avenida Diagonal, repercutiendo entonces a incrementar las áreas de intercambio y, por consiguiente, las posibilidades de desplazamiento por la ciudad e incluso hacia el Barcelonès Nord y el Baix Llobregat.
En cuarto lugar, representa una alternativa de superficie con respecto a los transportes subterráneos. A pesar de que, ciertamente, un tramo importante de la avenida Meridiana queda cubierto por la L1 de metro y Rodalies-RENFE, siempre existe una demanda potencial de usuarios que optan voluntariamente por un transporte de superficie a los cuales no debe marginarse sino ofrecerles esta alternativa que también puede ser rápida y cómoda, pues al circular por Ciutat Meridiana acercaría a un notable porcentaje de población que no accede al metro todo y la presencia de la L11.
En quinto lugar, resultaría más cómoda y accesible para determinados colectivos, como son personas de la tercera edad que supone un importante porcentaje de la población barcelonesa, mujeres embarazadas o personas discapacitadas físicas o psíquicas, demás de enfermos o lesionados. Aunque la red de metro es accesible mediante ascensores hidráulicos, obviamente es más fácil el acceso directo a nivel de calle que descender para luego volver a ascender.


En sexto lugar, sería más fácil regular su oferta en función de la demanda, incorporando más o menos vehículos según el número de pasajeros. Por ello, sería un servicio rentable que ofrecería en este sentido muchas posibilidades y alternativas.
En séptimo lugar, cubriría una arteria de gran importancia social y comercial como es la avenida Meridiana donde, además de constituir un eje de gran densidad de población, contiene numerosos equipamientos educativos, sociales, culturales, sanitarios y deportivos, concentrándose una parte destacada de ellos en el área de centralidad de la plaza de las Glòries.
En octavo lugar, configuraría un nuevo eje de transporte público hasta ahora inexistente, que actualmente se halla parcialmente cubierto y mayormente atendido por el transporte subterráneo, pues la línea 62 solo cubre un tramo al quedar desviado a la altura de las calles Aragó y Consell de Cent.
En noveno lugar, cubriría tramos de la avenida Meridiana sin servicio de autobús a la vez que recuperaría el trazado hasta la plaza de las Glòries eliminado desde mediados de los años ochenta.
Y en décimo lugar, contribuiría a la movilidad sostenible reforzando la presencia dle transporte público, contribuyendo a ganar adeptos en detrimento de los automovilistas, reduciendo el tráfico de vehículos privados, reduciendo la contaminación en caso de incorporar vehículos a GNC, híbridos o eléctricos, y asumiendo un papel destacado y fundamental en la futura avenida Meridiana a la que se prevé someter a una profunda remodelación urbanística en los próximos años.


El tramo comprendido entre Fabra i Puig y el barrio de Ciutat Meridiana, de escasas paradas, asumiría la función de semilanzadera entre ambos puntos, haciéndose realidad la petición vecinal de un servicio rápido exprés entre ambos puntos. La implantación de la nueva línea permitiría la opción factible de suprimir la línea 62 de autobús, cuya oferta es deficiente e insuficiente. En ese sentido, Ciutat Meridiana dispondría de la nueva línea D50 para desplazarse hasta el centro de Barcelona, a la vez que enlazaría con otros lugares de interés como es el Hospital de Sant Pau, compensando también la supresión de la línea 51. El recorrido por la avenida Meridiana que dejaría la 62 quedaría cubierto por la línea diagonal de la avenida Meridiana, de modo que el citado barrio no perdería las conexiones en autobús que tiene hasta ahora sino que se ampliarían y mejorarían.
En cuanto al final en Pla de Palau, se podría incluso estudiar la opción de prolongar la línea hasta el monumento a Colón o bien hasta la Barceloneta, hecho que haría aumentar más aún su potencial rentabilidad. He creído oportuno aportar argumentos razonables por los cuales defiendo la implantación de esta línea que, insisto, resulta injusto e inexplicable que haya sido descartada del proyecto final de una nueva red ortogonal que no debería permitirse el lujo de dejar espacios "vacíos"únicamente cubiertos parcialmente por el metro o Rodalies-RENFE y mal servidos por una deficiente línea de autobús convencional.

Fotos: Ajuntament de Barcelona, El Periódico, José Mora Martín (www.autobusesbcn.es) TMB.


140 años del CIRCUNVALACIÓN: dando más vueltas que un 29

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Se cumplen 140 años de la inauguración del servicio de transporte público más famoso, representativo y mítico de Barcelona. Indudablemente no es otro que la línea 29, también conocida como el “Circunvalación”. Probablemente fue el tranvía más querido por la sociedad barcelonesa de antaño, de ahí que su popularidad debida a su singular recorrido diese lugar a lo largo de su historia a numerosas evocaciones folklóricas como canciones, poemas, ilustraciones, caricaturas e incluso una obra teatral satírica estrenada en el teatro Goya titulada "El 29". Tras su conversión en autobús en 1967, es decir, ahora hace 50 años, perdió parte de su encanto pero sobrevivió más bien por su carácter sentimental que no precisamente por su rentabilidad hasta la supresión definitiva en 1985.


No es pretensión escribir una historia de esta línea, pues para ello os recomiendo consultar la excelente página web de José Mora Martín www.autobusesbcn.es y los dos magníficos libros de Albert González Masip titulados "Els Tramvies de Barcelona" editados por Rafael Dalmau (Col·lecció Camí Ral, nº10 y nº11), referencias indispensables que han hecho posible la elaboración del presente artículo. De su gloriosa etapa como tranvía podríamos destacar varias particularidades que históricamente hicieron del 29 una línea única e irrepetible y por las que merece la pena evocar un recuerdo para la memoria de la ciudad.


El "Circunvalación" fue la primera línea de tranvía íntegramente urbana de Barcelona. Su puesta en servicio coincidió con el proceso de expansión de la red tranviaria entre la capital catalana y los municipios del llano antes de su agregación, con lo cual las líneas eran interurbanas e intermunicipales. Solamente el 29, que entonces todavía no ostentaba numeración, discurría exclusivamente por Barcelona y era por tanto urbana. Si bien es cierto que en 1872 se estableció un servicio entre el mercado de la Boqueria y la Barceloneta, era en realidad una prolongación de la línea entre Barcelona (Boqueria) y Gràcia (Josepets) inaugurada el mismo año pero explotada de forma independiente.


Tras su inauguración acaecida el 28 de febrero de 1877, su recorrido no fue realmente de circunvalación hasta 16 años después. En un primer momento circulaba por las rondas de San Pablo y de San Antonio, plaza de la Universidad, Pelayo, plaza de Cataluña, ronda de San Pedro, plaza de Urquinaona, Trafalgar, Salón de San Juan (actual paseo de Lluís Companys), los paseos de la Industria (actual Picasso) y de la Aduana (actual avenida del Marqués de la Argentera) hasta la plaza de Palacio. La vuelta completa por los paseos de Isabel II y de Colón, la plaza de la Puerta de la Paz y la avenida del Paralelo no se pudo hacer hasta el 31 de enero de 1893, una vez eliminadas las fortificaciones y abierto el paseo de Colón desde las Reales Atarazanas hasta la plaza de Palacio.


Desde entonces se convirtió en la primera línea de recorrido circular de la ciudad, lo cual le permitió establecer correspondencia con la mayoría de líneas tranviarias y estaciones ferroviarias de la ciudad gracias a la estructura radial de la red. Cumplió así su función, pues el primer proyecto, de 1860, llamado "Ferro-Carril de Circunvalación" pretendió establecer una línea ferroviaria circular que enlazara las estaciones de los ferrocarriles a Mataró, Tarragona y Granollers que facilitara la circulación de vagones y mercancías. El segundo, de 1873, presentado como el "Tranvía de Circunvalación y del Puerto de Barcelona", se previó destinada para mercancías y pasajeros, con un recorrido circular que enlazara las citadas estaciones ferroviarias, y con ramales hacia Can Tunis y Poblenou.


Con el propósito de atraer pasajeros, la Sociedad Catalana de Tranvías, empresa explotadora que finalmente adquirió el proyecto, promovió el servicio numerando los billetes y sorteando premios de 200 y 1.000 reales y también como línea turística tanto para autóctonos como para forasteros: “Toda la ciudad, con sus plazas y paseos, sus edificios y monumentos desfilan ante el pasajero. Por ello creemos que no vendrá a Barcelona forastero alguno que en su programa de estancia en nuestra ciudad no incluya un paseo en el tranvía de Circunvalación”. Sin embargo, precisamente por esa razón en esta línea eran muy habituales en las plataformas los hurtos de carteras y los tirones de bolsos, especialmente cuando el vehículo iba lleno hasta la bandera.


En sus inicios los tranvías eran de tracción animal, jardineras en verano y cubiertos el resto del año, pero en 1899 estrenó el primer tranvía eléctrico de Barcelona, cuyas pruebas se efectuaron el 23 de enero del citado año bajo la presencia del alcalde Josep Griera y personal de la Barcelona Tramways, empresa explotadora de la línea. Ese día el viaje fue gratuito y no pocos no se atrevieron a viajar en ese vehículo por miedo a recibir descargas. Tras los buenos resultados en la línea de Circunvalación, el sistema se extendió progresivamente al resto de líneas. Durante varios años los vehículos fueron los primeros en dotar de buzones de cartas. Situados en la plataforma anterior, los pasajeros que querían depositaban allí la correspondencia y en la plaza de Urquinaona eran vaciados por unos carteros, pues en dicho lugar se ubicaba una administración  de Correos. Otro punto de recogida ocasional fue frente a la estación de Francia.


En 1905 la línea pasó a manos de Les Tramways de Barcelone, conservando el distintivo de banderín azul y círculo blanco que en 1906 cambió del azul al verde, y que popularmente ambos se conocieron como “los quesos”.  A partir de 1907 se le otorgó el distintivo “C” y tras la adquisición definitiva de la línea a Tranvías de Barcelona, hacia 1912 cambió la letra por el número 29. Fue entonces con la nueva denominación ya definitiva que se creó aquél dicho tan popular que decía “das más vueltas que un 29”.
Además de ser la primera línea en estrenar los primeros tranvías eléctricos, también estrenó el material móvil más moderno de aquella época. Así, en 1926 circularon los vehículos de la nueva serie 500, de gran fiabilidad, construidos por Macosa y que introdujeron varias mejoras con respecto a las series anteriores. Y en 1943 estrenó los nuevos tranvías de la serie 1200, de concepción más moderna, con entrada y cobro por la parte delantera, salida en la parte central y puertas de doble hoja automáticas. Estos vehículos, inspirados en los PCC’s norteamericanos, fueron construidos por Maquitrans y se conocieron popularmente como “Manoletes”. Salvo los "tanques" y los vehículos de vía estrecha, circularon prácticamente todas la series restantes de la flota disponible.


Buena parte de su vida transcurrió sin incidentes destacados. Además, fue la línea más popular y más accesible a todas las clases sociales incluso en tiempos en los que viajar en transporte público era caro para las clases obreras, de ahí que durante los años de la postguerra llamaran al 29 como “la carroza de los pobres”.
Ya en sus últimos años fue la primera línea que creó un billete combinado. Fue a partir del 30 de noviembre de 1965 con motivo de la inauguración de la línea 50 de tranvía "P.Tetuán-Vía Julia". Se hizo a modo de ensayo con el propósito de descongestionar el centro de la ciudad y facilitar la movilidad de los usuarios, aunque luego no tuvo continuidad.
Poco cambió su recorrido a lo largo de su vida. Solo hubo algunas variaciones, como la del verano de 1925 en que se prolongó hasta la Barceloneta y la de 1962 que la obligó a circular desde la plaza de la Universidad por la avenida de José Antonio (actual Gran Vía), plaza de Tetuán y paseo de San Juan con motivo de la supresión de las vías tranviarias de las rondas de San Pedro y de la Universidad.


En 1965 el recorrido interior pasó a tener servicio permanente y el 17 de noviembre de 1967 pasó a servirse definitivamente con autobuses, marcando una nueva etapa. La excusa del cambio fueron las obras de prolongación de la Línea III (actual L3) de metro entre las estaciones de "Liceo" (actual "Liceu") y "Pueblo Seco" (actual "Paral·lel"), lo que permitió a cambio la posibilidad de recuperar nuevamente el tradicional recorrido por las rondas. Sin embargo, la actuación formaba parte del proceso de desmantelamiento de la red tranviaria barcelonesa, finalizada en 1971. En su etapa de autobús jamás recuperó la rentabilidad de años atrás, y progresivamente fue perdiendo pasajeros. El recorrido tuvo leves modificaciones, especialmente la circulación por el paseo de Circunvalación, la calle de Wellington y el paseo de Pujadas, rodeando el parque de la Ciutadella.


El 17 de julio de 1978 se suprimió el recorrido interior y el 15 de enero de 1985 la exterior. El motivo que justificó su desaparición fue que otras líneas de autobús cubrían buen parte de su recorrido por las rondas y que resultaban más rentables. La decisión no quedó exenta de polémicas y de personas contrarias a su desaparición más bien por razones sentimentales que económicas. Tras casi 108 años en servicio desapareció un mito de la historia de Barcelona, un servicio de transporte que formó parte de la identidad de la ciudad y marcó una gran época repleta de historias, anécdotas y curiosidades.

Fotos: Arxiu ACEMA, Arxiu TMB, Colección José Sebastián, Pere Ferré Puig, Pérez de Rozas.

"Barcelona": 30 años de un sueño mágico de Freddie Mercury y Montserrat Caballé

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Se cumplen 30 años de "Barcelona", la mítica y magistral canción escrita por Freddie Mercury y el productor musical Mike Moran que marcó toda una época. Si bien el single y el disco que incluía dicho tema se comercializaron en 1988, fue en 1987 cuando el líder de Queen y la soprano Montserrat Caballé la interpretaron por primera vez.
Los orígenes de este tema se remontan a finales de 1982 cuando todos los miembros de Queen decidieron tomarse un descanso y no ir de gira durante un año. Mientras tanto Freddie Mercury se planteó aprovechar el tiempo para hacer un álbum en solitario. En mayo de 1983 asistió a la ópera "Un Ballo de Verdi en Maschera" en el Royal Opera House de Londres-Covent Garden donde actuaba la soprano Montserrat Caballé. Quedó tan asombrado y emocionado que incluso llegó a declarar en una entrevista al programa "Informe Semanal" de Televisión Española emitido en julio de 1986 haber oído la mejor voz del mundo y que le gustaría cantar con ella. Fue así como la famosa diva se enteró de la devoción del cantante y decidió ponerse en contacto con él para proponerle de hacer algo juntos.
Ello motivó a Freddie Mercury a elaborar un nuevo proyecto basado en la unión del rock y la ópera. Junto a Mike Moran hizo una maqueta de la canción “Exercises in free love” (cantada en falsetto intentando imitar la voz de la soprano) pensada para Montserrat Caballé, que incluía la canción "Barcelona" y otros temas. Por mediación de su manager Jim Beach, cerró un encuentro con la soprano en el Hotel Ritz (actual Palace) de Barcelona para el 24 de marzo de 1987. Para ello se puso en contacto con el promotor de Queen en España, Pino Sagliocco.


La cita en el hotel estaba prevista a las 14:00h. Freddie Mercury caminaba de un lado para el otro. Estaba muy nervioso. Cada 2-3 minutos miraba la puerta del salón para ver si llegaba Montserrat Caballé. Finalmente la soprano llegó a las 14:15h. rodeada de un montón de curiosos que le abrieron paso ante su presencia. En el momento de verse por primera vez ambos estaban nerviosos. En el corredor del hotel había un piano y un impresionante equipo de sonido instalado y preparado para ellos, así que él empezó a tocar y ella a cantar. Estuvieron horas interpretando las maquetas. Al terminar, los dos se miraron. Él la había conquistado y ella se dio cuenta de que estaba ante un músico de verdad, pues quedó tan impresionada con la canción “Barcelona” que acordaron verse de nuevo en Londres para hacer juntos una maqueta. Quedó tan cautivada con el tema “Exercises in free love” que pidió permiso para cantarla el domingo siguiente en su recital en el Covent Garden de Londres, petición a la que él accedió de buen grato. Freddie Mercury, Montserrat Caballé y Mike Moran acudieron posteriormente a una comida en el hotel e improvisaron nuevamente al piano hasta el día siguiente. Fue una noche muy especial e inolvidable, según contaban. El tiempo pasó y sin darse cuenta interpretaron la maqueta hasta las 6:00h. de la madrugada. Él creía que sólo se haría una sola canción, pero ella prefirió hacer más temas e incluso preguntó cuantas canciones tenía un disco de rock, así que finalmente el proyecto constaría de diez composiciones que darían lugar al nuevo disco titulado "Barcelona". Cuando ella marchó del hotel debido a sus compromisos operísticos esperaron muchos fans en la calle.


En abril del mismo año se reencontraron y grabaron la canción "Barcelona" en los estudios The Townhouse Studios de Londres y durante el mes de mayo siguiente tuvieron la ocasión de reunirse tres días para ensayar otras canciones del nuevo disco. Después de grabar, de camino hacia su Freddie Mercury afirmó satisfecho "¡Ya está! ¡Lo he conseguido! ¡Tengo SU voz en MI música!". La producción fue a cargo de Freddie Mercury, Mike Moran y David Richards, mientras que los ingenieros asistentes fueron Richard Dodd, John Brough y Andy Mason. Mike Moran y Freddie Mercury se encargaron de los arreglos de las composiciones. Para el tema "Barcelona" participaron Homi Kanga (Violín), Laurie Lewis (violín), Deborah Ann Johnston (cello), Barry Castle (órgano) y Frank Ricoffi (percusión).
El 30 de mayo de 1987 la isla de Ibiza organizó una gran fiesta en la que Freddie Mercury aceptó ser un invitado de honor con la condición de cerrar el evento junto a Montserrat Caballé cantando la canción "Barcelona". Y así fue como la interpretaron por primera vez al público. Sucedió en la discoteca Ku Club, siendo el tema que cerraba el Festival Internacional Ibiza '92, un evento destinado a promover España a nivel mundial con motivo de los Juegos Olímpicos y la conmemoración del V Centenario. Allí actuaron otros grupos y cantantes como El Último de la Fila, Hombres G, Marilion, Chris Rea, Boison, Nona Hendryx, Duran-Duran y Spandau Ballet.


La versión que se interpretó de "Barcelona" fue la de 5:39 minutos y la letra es la siguiente:

Barcelona Barcelona
Barcelona Barcelona
Viva

I had this perfect dream
-Un sueño me envolvió
This dream was me and you
-Tal vez estas aquí
I want all the world to see
-Un instinto me guiaba
A miracle sensation
My guide and inspiration
Now my dream is slowly coming true

The wind is a gentle breeze
-Él me hablo de tí
The bells are ringing out
-El canto vuela
They're calling us together
Guiding us forever
Wish my dream would never go away

Barcelona - It was the first time that we met
Barcelona - How can I forget
The moment that you stepped into the room you took my breath away
Barcelona - La música vibró
Barcelona - Y ella nos unió
And if God willing we will meet again someday

Let the songs begin
-Déjalo nacer
Let the music play
-Ahhhhhhhh...
Make the voices sing
-Nace un gran amor
Start the celebration
-Van a mí
And cry
-Grita
Come alive
-Vive
And shake the foundations from the skies
Ah, Ah, Shaking all our lives

Barcelona - Such a beautiful horizon
Barcelona - Like a jewel in the sun
Por ti seré gaviota de tu bella mar
Barcelona - Suenan las campanas
Barcelona - Abre tus puertas al mundo
If God is willing
-If God is willing
If God is willing
Friends until the end
Viva - Barcelona.


La recepción enormemente emotiva que obtuvo del público instigó a Freddie Mercury y a Montserrat Caballé a seguir adelante con el proyecto. Durante un año y medio ambos grabaron las canciones del nuevo disco en los estudios The Townhouse Studios de Londres y Mountain Studios de Montreux (Suiza). Los temas se masterizaron a cargo de Kevin Metcalfe en The Townhouse Studios. De la producción, la ingeniería y los arreglos se encargó el mismo equipo de la canción "Barcelona" anteriormente citados. Los músicos que participaron fueron Mike Moran (teclados), John Deacon (bajista y uno de los miembros de Queen), Homi Kanga (Violín), Laurie Lewis (violín), Deborah Ann Johnston (cello); Barry Castle (órgano), Frank Ricoffi (percusión), Madeline Bell (voz), Debbie Bishop (voz), Lance Ellington (voz), Miriam Stockley (voz), Peter Straker (voz), Mark Williamson (voz) y Carol Woods (voz).
Freddie Mercury reconoció haber trabajado muy duro, a ritmo frenético, con mucha disciplina, pues el nuevo disco era una tarea muy arriesgada y por ello decidió adquirir conocimientos operísticos. Sin embargo, pudo tomarse la libertad de experimentar con algunas de sus ideas. Controlaba cada nota de las partes orquestales, las cuales se tuvieron que registrar de manera lenta y meticulosa, tarea que fue especialmente dura. Consideraba a Montserrat Caballé como una persona extraordinaria, amigable y amable, de voz maravillosa, y con una personalidad increíble y muy cautivadora. Consciente de que era profesionalmente severa y exigente, puso mucho empeño en la calidad del sonido, insistiendo en probar cada frase y línea vocal, no sólo sus partes, pues ella cantaba con una voz en falsete muy alta.


Durante las grabaciones Montserrat Caballé reconoció las excelentes cualidades artísticas de Freddie Mercury. Valoró su voz, su técnica, su tempo, su canto con un sentido incisivo del ritmo, su colocación vocal, su capacidad de deslizarse sin esfuerzo de un registro a otro y su gran musicalidad. Apreció que las frases de las canciones eran sutiles, delicadas, dulces y enérgicas. Para la soprano "Barcelona" fue un ejemplo de su elevado talento musical, pues vio que no era sólo un cantante popular sino un músico que podía sentarse al piano y componer. Descubrió una nueva forma de combinar diferentes estilos musicales, siendo la primera y única persona que fue capaz de hacer esto.
El 8 de octubre de 1988 Freddie Mercury y Montserrat Caballé volvieron a aparecer en un concierto al aire libre pero esta vez en Barcelona. Participaron en el concierto que llevaba por nombre "La Nit", celebrado a las 21:00h. en la avenida de la Reina María Cristina. En esa ocasión, ambos cantantes acompañados con Mike Moran al piano entonaron una vez más el tema "Barcelona" junto con las canciones "How Can I Go On" y "The Golden Boy" del álbum "Barcelona" y que todavía no habían sido editadas en singles. La pareja actuó en las escalinatas del Palau Nacional de Montjuïc, que señalaba la llegada de la Bandera Olímpica desde Corea, en cuya capital Seúl aquél año se habían organizado los Juegos Olímpicos. El acto tuvo la presencia de SS.MM. los Reyes Juan Carlos I y Sofía, el alcalde de Barcelona Pasqual Maragall, el presidente de la Generalitat Jordi Pujol y otras autoridades. El evento fue registrado para emitirlo por televisión a escala mundial, bajo la dirección de Gavin Taylor que trabajó en vivo con 18 cámaras. Allá actuaron también la Orquestra Ciutat de Barcelona; los tenores Giusseppe Di Stéfano, Luca Canonici y Josep Carreras; la soprano Barbara Hendricks; los bailarines Rudolf Nureyev y Charles Jude; los cantautores Joan Manuel Serrat y Camarón de la Isla; los cantantes Eddie Grant, Jerry Lee Lewis, Suzanne Vega; y el grupo Spandau Ballet. Lluís Pascual presentó la parte operística de la noche mientras que Dionne Warwick, Franco Nero y Brigitte Nielsen se encargaron de presentar la parte más roquera del concierto.


Dado el gran éxito de la canción, el Comité Olímpico Español decidió que "Barcelona" sería el himno de los Juegos Olímpicos de Barcelona.
Dos días después se lanzó el nuevo disco “Barcelona” por las discográficas Polydor y Hollywood Records, pero en España salió a la venta tres semanas antes, el 21 de septiembre, llegándose a vender 10.000 ejemplares en tan solo tres horas. En el reino Unido alcanzó el 15º puesto mientras que el single de la canción "Barcelona" logró la 8º posición gracias al video promocional de David Mallet. Los temas que incluía eran: "Barcelona" (Mercury/Mike Moran) - 5:40; "La Japonaise" (Mercury/Mike Moran) - 4:50; "The Fallen Priest" (Mercury/Mike Moran/Tim Rice) - 5:47; "Ensueño" (Montserrat Caballe/Mercury/Mike Moran) - 4:22; "The Golden Boy" (Mercury/Mike Moran/Tim Rice) - 6:10; "Guide Me Home" (Mercury/Mike Moran) - 2:50; "How Can I Go On" (Mercury/Mike Moran) - 3:40; y "Overture Piccante" (Mercury/Mike Moran) - 6:46.
Desgraciadamente, el prematuro fallecimiento de Freddie Mercury el 24 de noviembre de 1991 a los 45 años de edad, víctima del SIDA, impidió hacer realidad la interpretación de "Barcelona" junto a Montserrat Caballé para los Juegos Olímpicos de Barcelona durante la ceremonia inaugural del 25 de julio de 1992. Ese año hubo una segunda edición del disco con nueva portada y en el 2012, con motivo del 25 aniversario de la mítica canción, se reeditó con nueva orquestación a cargo de la Filharmonic Orchestra de Praga.


"Cada uno en la vida tiene su camino y lleva su equipaje dentro del cual están todas las cosas que tenemos que cargar con ellas. Yo llevo mi equipaje igual que tu llevas el tuyo, entonces sería inútil tirarlo porque tengo que llevarlo". (Freddie Mercury a Montserrat Caballé)

Fotos: EFE, Eugene Adebari, Pérez de Rozas, Peter Hince, Peter Sinclair, PR Company Handout, Terry O´Neill.

La mujer trabajadora en el transporte colectivo barcelonés. Una breve visión personal e histórica

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Se celebra el Día Internacional de la Mujer. Transcurrida más de una década y media del siglo XXI todavía queda mucho trabajo por hacer. Aunque se han conseguido numerosos avances en la mayoría de ámbitos, el auge de los pupulismos totalitarios surgidos como consecuencia de la crisis económica y financiera pone en peligro los logros que tanto sudor y sangre han costado durante el siglo XX. Al referirnos a la igualdad de la mujer, el concepto debe tomarse no en su globalidad sino específicamente en lo referente a derechos y oportunidades, siendo ello encaminado a luchar contra la discriminación y la violencia de género. Paralelamente, las mujeres tienen, igual que los hombres, sus propios rasgos diferenciales, sus cualidades, su personalidad y su singularidad. Son las virtudes que definen al género femenino y que evitan que la igualdad sea vista como una masculinización de la mujer. El criterio de género femenino, entendido como una (nueva) visión de la vida, debería ser tomado más en cuenta y valorarlo por todo lo bueno que puede aportar de cara contribuir por un mundo mejor. Así se ha visto reflejado en el arte, la cultura y la política, entre otros ámbitos, donde han destacado grandísimas mujeres universales. En definitiva, se trata de alcanzar la igualdad en derechos y oportunidades pero que cada sexo conserve su propia identidad entendida como una virtud que puede y debe complementarse como arma contra el machismo, la dictadura de los roles, los prejuicios y los estereotipos.


Un ámbito de mi interés es el de los transportes urbanos de Barcelona, motivo por el cual he querido repasar brevemente el papel que ha tenido la mujer a lo largo de la historia. En términos generales, el reconocimiento del género femenino ha sido costoso y relativamente reciente, no habiéndose alcanzado todavía las cotas plenas de igualdad en todos los ámbitos. Desde la inauguración de la primera línea de tranvía en 1872 y durante el primer tercio del siglo XX, atender los transportes públicos de superficie fue un trabajo íntegramente masculino por considerarse "duro", hecho que reflejaba cuál era el concepto que se tenía de la mujer. Ello también se equiparó en la red de autobuses, implantada en 1916 para servicios interurbanos y en 1922 para los urbanos tras el intento fracasado de 1906. Leves diferencias las marcó la red de metro. Tanto el Gran Metropolitano de Barcelona (1924) como el Ferrocarril Metropolitano de Barcelona (1926) incorporaron personal femenino en las taquillas y en el servicio de limpieza. Los cargos de conductores, inspectores, mecánicos y jefes de estación permanecieron en manos de hombres.
Los años de la Segunda República no constituyeron precisamente mejoras en este ámbito a pesar de la difusión de nuevas ideas y valores democráticos y del auge de los movimientos feministas. Sin embargo, en las oficinas de relaciones públicas de las empresas de transporte había presencia de secretarias administrativas y recepcionistas, es decir, tareas que tópicamente se consideraban "adecuadas" para las mujeres.

 

La Guerra Civil supuso un paréntesis excepcional. A partir de septiembre de 1936 el Sindicato Único de la Rama Transportes (SURT) aprobó la incorporación de mujeres en la red de tranvías para desarrollar toda clase de tareas: limpieza y mantenimiento de los vehículos, mecánica y reparación, torno y bobinado, contabilidad, cobro y conducción. Previamente a su incorporación tenían que superar un examen médico y luego un examen de orientación profesional para determinar qué cargo ocuparían dentro de la compañía, fuese en los vehículos, en los talleres o bien en los servicios auxiliares de oficina y limpieza. Otro criterio de selección era el número de hijos a mantener y la situación económica familiar. El resultado fue sobradamente satisfactorio, pues se demostró con evidencia que aquellas mujeres tenían igual capacidad profesional que los hombres para desarrollar cualquier tarea en la Compañía. Sin embargo, a pesar de la valoración positiva que se hizo de ellas, estuvieron condenadas a desarrollar su trabajo temporalmente. Más que una acción feminista como podría aparentar, en realidad esas mujeres vinieron a reemplazar el puesto que los empleados masculinos habían dejado vacantes tras su incorporación a filas en el ejército republicano. Es decir, tan pronto los hombres regresaran de la contienda ellas deberían abandonar su puesto que excelentemente habían desempeñado. Luego fue una cuestión más de cubrir efectivos que no una verdadera política de igualdad. Buena parte de las trabajadoras eran las parejas o esposas de los tranviarios, o bien sus hermanas.


Muchos de esos empleados no volvieron a ocupar sus antiguos puestos, bien por haber fallecido en combate, bien por haber sido degradados por el bando nacional al finalizar el conflicto bélico. La llegada de la dictadura franquista representó un claro retroceso en lo poco que ellas habían logrado. Tras un proceso de depuración política e ideológica, las poquísimas mujeres que trabajaban en el ámbito de los transportes lo hacían nuevamente en las oficinas de relaciones públicas en calidad de secretarias administrativas y recepcionistas, o bien de taquilleras en las estaciones del metro y de informadoras en las oficinas de información y relaciones públicas. Fueron años en los que se desprestigió el feminismo con argumentos harto demagógicos que criticaban a la figura de la mujer incorporada al mercado laboral con el argumento de que trabajaba el doble al tener que desarrollar las tareas del hogar más la profesional. Es decir, discretamente se las "invitaba" a que quedaran relegadas al ámbito doméstico y abandonaran su puesto de trabajo. No obstante, la presencia femenina permaneció presente en los centros culturales del metro y de tranvías, concretamente las empleadas de cocina, de bar restaurante y del economato, además de participar en actos culturales y representar los Juegos Florales Sindicales.


Durante los años del "desarrollismo" la mujer tuvo mayor acceso laboral, si bien los cargos considerados "duros" como conductor, cobrador y mecánico sólo se ofrecían a los hombres. Tanto en metro como en tranvías y autobuses ellas desempeñaban las tareas administrativas y de contabilidad, relaciones públicas e información telefónica. También se introdujo la figura de la asistenta social para la ayuda a trabajadores de la empresa. No obstante, la presencia femenina era casi testimonial en comparación con la masculina a pesar de las leves mejoras. A finales de los años sesenta y coincidiendo con la erradicación de la red de tranvías en favor del autobús se planteó la posibilidad de incorporar por primera vez a mujeres cobradoras, inspectoras y conductoras de autobuses, propuesta que no prosperó por dos motivos. En primer lugar, Tranvías de Barcelona estaba en proceso de reestructuración de personal, con lo cual durante unos años no se abrió convocatoria para contratar a nuevo personal. Y en segundo lugar, los directivos alegaron que los horarios femeninos eran todavía incompatibles con los horarios laborales de la Compañía.


Al tratarse de un sistema paternalista, las hijas de los empleados se beneficiaron de la obra social de metro y tranvías. Ello les permitió tener buen acceso a la educación. Un ejemplo fueron las Escuelas Comerciales Montserrat (actual Escola Cavall Bernat) de enseñanza primaria y estudios comerciales. Una vez tituladas, podían aspirar a ser futuras empleadas de metro y autobús aunque una vez más en oficios considerados "femeninos". Entre 1968 y 1975 durante la festividad de San Cristóbal se celebró en el Pueblo Español de Montjuïc la Verbena de los Tranviarios, donde anualmente se elegía a la Musa del Bus, es decir, a una señorita destinada a simbolizar durante un año la belleza, el porte y la elegancia femenina de la “gran familia” que representaba la Compañía. Este concurso de belleza se concibió como un homenaje a las esposas, hijas y familiares de los empleados, es decir, un reconocimiento al papel de la mujer “no fundamentado en la belleza física, sino en los altos valores que se supone deben adornar a la mujer de hoy día”. Para participar en este concurso de belleza era requisito fundamental ser empleada de la Compañía, o bien hija, nieta o hermana de empleado/a, y tenían que inscribirse a la redacción del Boletín Informativo de TB.


Tras la etapa de la Transición y la instauración de la Democracia, una vez reestructurada Transports de Barcelona (TMB) se inició un lento proceso de incorporación de mujeres en aquellos cargos considerados tradicionalmente masculinos. Un claro ejemplo de cambio fue el hecho de que entre 1983 y 1987 la Compañía estuvo presidida por primera vez por una mujer (Mercè Sala) y en 1988 Barcelona vio por primera vez a una mujer conduciendo un autobús (Julia Peña). El mayor acceso femenino a la formación académica y universitaria permitió que durante los años ochenta y noventa se fueran incorporando progresivamente en las funciones de maquinista de tren, mecánica de trenes y autobuses, inspectora de metro y autobús y jefa de estación. Incluso en los servicios técnicos de control, de telecomunicación y de planificación de líneas se empezó a contar con la presencia de mujeres altamente cualificadas con titulaciones técnicas superiores. La inauguración de la nueva L2 de metro en 1995 no solo se aprovechó para mostrar un nuevo concepto de metro sino también para reflejar un ejemplo de igualdad al disponer la línea de una plantilla formada por un 70% de personal femenino. A partir del 2006, un convenio entre TMB y Barcelona Activa (dentro del programa NOA) permitió la formación de nuevas conductoras e instaladoras de telecomunicaciones para incorporar a la Compañía.


Desde el año 2011, las mujeres maquinistas del metro superaron ligeramente y por primera vez a los hombres, mientras que las conductoras de autobús son todavía una gran minoría a pesar de haberse duplicado la cifra durante estos últimos años. La lucha para lograr este equilibrio que permita en un futuro no muy lejano no hablar de hombres y mujeres sino simplemente de personas, todavía continúa, y de nuestra voluntad depende poder hacerlo realidad. Desde aquí he pretendido ofrecer una visión de síntesis de la mujer en el transporte colectivo barcelonés a lo largo de la historia. Merecería la pena elaborar un estudio más exhaustivo y extenso con cifras objetivas acerca de esta realidad, por lo que invito a hacerlo.

Fotos: A la Premsa d'Aquell Dia, Archivo magazinedigital, Arxiu TMB, Boletín Informativo TB, Brangulí.

Buen viaje, Mister Lauren

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Antoni Llorens i Olivé. Foto: El Periódico

Recibimos con especial tristeza la muerte del empresario Antoni Llorens i Olivé a los 76 años de edad, el pasado día 19 en Reus, tras una larga enfermedad. Su figura destacó especialmente a finales del pasado siglo en calidad de distribuidor y productor cinematográfico. Si bien su trayectoria se podría considerar breve, al menos fue intensa y especialmente recordada por sus aportaciones a la industria del Séptimo Arte y a la cultura del cine.
Se dice que desde muy temprana edad, a los 6 años, descubrió su vocación y devoción por el cine, lo que lo llevó a estudiar arte dramático. Pocos saben que participó como actor en dos películas: "L'exhibidor" (1978) y "La gran quiniela" (1984). Pero la vida lo llevó a trabajar en la productora CB Films, donde adquirió suficiente experiencia para fundar en 1980 Lauren Films, una empresa distribuidora de películas para su exhibición en España. Inicialmente se encargó de distribuir las cintas de las productoras Golden Harvest y Orion Pictures, y posteriormente las películas de Miramax, Summit, Good Machine, Artisan, United Artist, New Line y también de algunas productoras radicadas en Hong Kong, así como las de Walt Disney dobladas al catalán. A partir de 1995 la carátula identitaria de Lauren Films se hizo muy popular, acompañada de un fragmento del tema "Perpetuum Mobile" de Richard Strauss.
En su labor como productor y/o coproductor, produjo una quincena de películas, algunas de ellas de gran éxito en su momento, como "Qui t'estima, Babel?", "El complot dels anells", "La ley del deseo", "Mujeres al borde de un ataque de nervios", "Baton rouge", "El placer de matar" y "A solas contigo".

La simpática y agradable carátula de las películas producidas (o coproducidas)
por Lauren Films previa a la proyección de la película

Nada más iniciarse la década de 1990 la empresa Lauren empezó su expansión con la apertura de nuevas salas de exhibición, si bien en realidad casi todas fueron antiguos cines reconvertidos, hecho que revalorizó la memoria histórica de cada uno. Fueron en concreto los Cinemes Lauren (inaugurado el 5 de diciembre de 1990, antiguo cine Moderno), Lauren Gràcia (inaugurados el 27 de junio de 1996, antiguo Texas), Lauren Horta (de 8 salas, inaugurado a principios de julio de 1997, antiguo Dante), Lauren Universitat (inaugurado el 26 de de julio de 1997, antiguos Pelayo y Petit Pelayo, luego Pelayo Multicines) y Lauren Sant Andreu (de 10 salas, inaugurado el 28 de marzo de 2002, siendo el único de nueva planta sobre la antigua cochera de autobuses). Salvo Lauren Universitat, los cines se hallaban fuera del centro de la ciudad, y ello no fue casualidad, pues la estrategia de Antoni Llorens era descentralizar la oferta cinematográfica de Barcelona y recuperar de algún modo las tradicionales salas de barrio, si bien adaptadas a los hábitos de ocio y consumo modernos. En términos generales, se trataban de multicines con pocas salas, todas ellas medianas o pequeñas, no pensadas para grandes aglomeraciones sino ajustadas a una previsible oferta de público de barrio. Eran modernas, con las ventajas y comodidades del momento y buen sistema de sonido. Los Cinemes Lauren fueron los únicos que mantuvieron su carácter de arte y ensayo ofreciendo películas en versión original subtituladas, mientras que el resto de salas ofrecían cine comercial, si bien intercalaban cintas "de autor" siendo el ejemplo más conocido las obras de Woody Allen. Merece puntualizar que con éste mítico director estableció una buena amistad hasta el punto que logró financiar najo el amparo de Jaume Roures de Mediapro la película "Vicky Cristina Barcelona".

Rodaje de "Vicky Cristina Barcelona". Antoni Llorens tuvo una buena amistad con el director Woody Allen hasta el punto de contribuir en la producción de la citada película. Foto: Zimbio

Fuera de Barcelona inauguró por Cataluña los complejos cinematográficos Lauren Girona (Girona), Lauren Costa Brava (Blanes), Lauren Viladecans (Viladecans), Lauren Garraf (Vilanova i la Geltrú), Lauren Lleida (Lleida), Lauren Tarragona (Tarragona) y Lauren Reus (Reus). Incluso tuvo salas por el resto de España, como fueron las Lauren Getxo, Lauren Alcorcón, Lauren Gipuzkoa Cinemak y Lauren Zaragoza.
Aunque la cadena Lauren no tuvo la fuerza megalómana de poderosas empresas como CINESA y Balañà, fue capaz de crear una nueva línea de oferta cinematográfica en Barcelona. En ese sentido, debe reconocerse el mérito de Llorens para lograr que películas más inclinadas al arte y ensayo o de productoras independientes tuviesen un más que aceptable, incluso a veces notable, éxito de público. Por ello, su capacidad intuitiva le permitió además adquirir la distribución de películas comerciales que terminaron siendo grandes "taquillazos", especialmente las de Orion Pictures. Sin embargo, la trayectoria de la cadena de cines Lauren no quedó exenta de algunos fracasos, principalmente por haber arriesgado a adquirir películas que, a pesar de su calidad artística, no eran del gusto de una mayoría. Una particularidad de los cines de la cadena Lauren fue la exhibición de películas dobladas al catalán o en versión original subtitulada en catalán, con el afán de contribuir en un sector cultural donde la presencia de la lengua local es escasa, testimonial o nula. También fomentó la exhibición y difusión de cine español en general, como las obras de directores como Pedro Almodóvar, Antonio Chavarrías, Marc Recha, Francesc Bellmunt y Ventura Pons, entre otros.

Fachada del multicines Lauren Horta (antiguo cine Dante), un ejemplo de descentralización de la oferta cinematográfica hacia los barrios y que tanto promovió Antoni Llorens.
Foto: J. Sancho (El Periódico)

En 1997 se reconoció la labor de Antoni Llorens, por lo que fue galardonado con el Premi Nacional de Cinema "por su tarea continuada en la promoción de la industria del cine, la creación de una red de cine cines en Cataluña y por la difusión del cine en catalán y del cine doblado al catalán". Dos años después, creó un canal local de televisión, CAT 4 Televisió-Canal 4 que emitió en las comarcas tarraconenses, pues él siempre estuvo vinculado con la provincia de Tarragona al haber nacido en Cambrils el 7 de mayo de 1940.
Lamentablemente, la entrada al nuevo siglo XXI supuso el inicio del fin. A pesar de que en el año 2001 fue nombrado presidente de la Asociación Catalana de Productores Cinematográficos y Audiovisuales (ACPCA), una nueva crisis del sector cinematográfico, sumada a la crisis económica y financiera mundial, el aumento del IVA cultural al 21%, la imposibilidad de hacer frente a la digitalización y la aparición de nuevas formas de ocio y cultura condenaron las salas cinematográficas a su progresiva desaparición: en Barcelona lo hicieron los cines Cinemes Lauren (25 de junio de 1998, actualmente funciona como Cinemes Girona), Lauren Sant Andreu (20 de enero de 2011), Lauren Gràcia (julio de 2014, afortunadamente reabierto como Cinemes Texas de la mano de ventura Pons), Lauren Horta (6 de julio de 2014) y Lauren Universitat (5 de julio de 2015). Lo hicieron también los cines del resto del país. Paralelamente al cierre de salas, el año 2004 Lauren Films hizo suspensión de pagos ante la imposibilidad de asumir una fuerte deuda. Probablemente intereses políticos y partidistas precipitaron el injusto final de una empresa carismática y de un hombre cuya ambición e inquietud creó un pequeño imperio capaz de transmitir ilusión y entretenimiento a miles de personas, tal vez millones, durante unos años difíciles y de cambios constantes.


Dos ejemplos de la expansión de la cadena de cines Lauren por todo el país: interior de una sala de los cines Lauren Girona y fachada de los Lauren Getxo. Fotos: Arxiu ARA y Pedro Urresti, respectivamente

En tanto un personaje referente de nuestra historia contemporánea, su concepto y visión de la industria cinematográfica ha sido tomada como modelo para la creación de una nueva red de cines alternativas a la línea comercial como una solución al cierre de salas de exhibición. Así, por ejemplo, en Barcelona vemos los cines Maldà y Zumzeig como salas de repertorio que combinan estrenos y reposiciones; la sala Phenómena Experience (antigua Cinemes Nàpols y más antiguo cine Nápoles) destinada a ofertar programas dobles de películas comerciales de gran éxito de los años 70, 80 y 90; y los Cinemes Texas (antiguos Lauren Gràcia y más antiguo cine Texas) con una oferta de películas de reestreno pero sin programa doble y en versión original subtitulada en catalán. La aparición de estas salas en estos últimos años es un reflejo del agotamiento del modelo de cine de estreno actual y la necesidad de diversificar. De algún modo, el concepto de todas estas salas llevan una porción de la filosofía cinematográfica de Antoni Llorens. En todo lo bueno que aportó al cine y a la cultura, los cinéfilos siempre le recordaremos. Muchas gracias Antoni, buen viaje Mister Lauren.

El hall de los Cinemes Texas (antes Lauren Gràcia y anteriormente cine Texas), un ejemplo de recuperación del cine de barrio, del reestreno y de la proyección en lengua catalana. Propiedad del cineasta Ventura Pons, aplica parte de la filosofía cinematográfica de Antoni Llorens. Foto: Club TR3SC

Recordando el viejo funicular de Montjuïc (1928-1991) I: resumen histórico

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En el presente año se cumplirán los 25 años de existencia del nuevo funicular de Montjuïc, un sistema de transporte clave durante los Juegos Olímpicos de 1992 y principal medio de desplazamiento en la montaña barcelonesa. Por ese motivo Merece la pena recordar la historia del antiguo funicular en su etapa de 1928 a 1991, que tan prestigioso fue durante la Exposición Internacional de 1929.
El promotor de la construcción del funicular de Montjuïc fue el abogado y bibliógrafo Elías Rogent Massó, nieto del arquitecto Elías Rogent Amat. Desde muy joven intervino en la construcción del funicular de San Juan, en Montserrat, siendo socio fundador de la empresa de éste y ocupando el cargo de secretario del Consejo, puesto que mantuvo hasta la fusión de la empresa con la del cremallera de Montserrat, dando lugar a la sociedad Ferrocarriles de Montaña a grandes Pendientes. Su padre José Rogent estudió la electrificación de los ferrocarriles y sus aplicaciones a las grandes pendientes.
Ante la próxima celebración en Barcelona de la Exposición Internacional 1929, se creyó necesario disponer de un medio de transporte combinado que permitiera un acceso rápido y cómodo al corazón de la montaña de Montjuïc. Por este motivo presentó un proyecto de ferrocarril subterráneo de la Rambla (enlazando con la estación "Liceo" del Gran Metro) en la calle Marqués del Duero (avenida del Paral·lel), por debajo de la calle del Conde del Asalto (Nou de la Rambla), donde enlazaría con un funicular que subiría hasta el paseo de la Exposición (avenida de Miramar), de donde saldría un segundo funicular que llegaría hasta el castillo. Todo este trayecto, que permitiría enlazar el centro histórico de la ciudad con la cumbrede Montjuïc, se haría en tan sólo 11 minutos.


Como el funicular del Paralelo al paseo de la Exposición era el medio de transporte más urgente al enlazar montaña con zona urbana, el 17 de octubre de 1923 presentó al gobernador civil de Barcelona una instancia que el 11 de diciembre siguiente se remitió al Ministerio de Fomento. El proyecto fue acogido bajo el amparo del artículo 2 de la Ley de Ferrocarriles Secundarios del 23 de febrero de 1912, publicándose el 22 de enero de 1924 al Boletín Oficial de la Provincia la solicitud de concesión sin subvención ni garantía de interés para el Estado. Desgraciadamente, Elías Rogent murió prematuramente, el 4 de mayo de aquél año, por lo que su padre, su hermano Juan y su viuda Dominga Parés se encargaron de continuar adelante con el proyecto.
El 24 de mayo de 1924 la Inspección Técnica y Administrativa de la Segunda División de Ferrocarriles examinó el proyecto y lo remitió a los Servicios Técnicos Municipales. El análisis demostró que el establecimiento de la línea, tal y como se proyectaba, resultaba imposible de ejecutar al plantearse un trazado en zanja a cielo abierto bajo la calle del Conde del Asalto que suprimía el tráfico de vehículos en superficie e incomunicaba las dos calzadas laterales. Otras afectaciones eran las calzadas de las calles de Blesa y de Magalhäes por la construcción del apartadero del funicular y la red de alcantarillado porque la excesiva proximidad al túnel proyectado obligaba a sustituirla. Por ello, se decidió que el trazado por la calle del Conde del Asalto sería totalmente cubierto y bajo la red de alcantarillado, y en superficie a partir de la montaña.


El Consejo Superior de Ferrocarriles aprobó el 10 de abril de 1926 la redacción del pliego de condiciones particulares para otorgar la concesión. El 6 de mayo siguiente fue aprobado en Madrid y dieciocho días después, publicado en la Gaceta de Madrid. El 7 de mayo una Real Orden otorgó a los hijos de Elies Rogent y a Dominga Parés la concesión del funicular de acuerdo con la Ley y el Reglamento de Ferrocarriles. El otorgamiento de la nueva línea de funicular era de competencia estatal, pues la Real Orden del 15 de diciembre de 1924 disponía que las peticiones de concesiones efectuadas antes del 1 de abril del mismo año se tenían que tramitar de acuerdo con la Ley de Ferrocarriles del 23 de noviembre de 1877. La construcción de este funicular tuvo un presupuesto de 3.000.000 de pesetas.
Obtenida la concesión, sus promotores crearon el 8 de enero de 1927 la Sociedad Anónima Funicular de Montjuich (SAFM), de 99 años de duración a contar desde su fecha de fundación y capital social de 3.500.000 pesetas, constituidas por 7.000 acciones al portador de 500 pesetas de valor nominal cada una. La sede se ubicó en la calle de Aragón, nº279, principal, junto a las oficinas de la sociedad Ferrocarriles de Montaña a Grandes Pendientes.


El 23 de abril de 1927 las obras de construcción del nuevo funicular comenzaron bajo la dirección de la empresa Nueva Sociedad General de Construcciones, dirigida por los ingenieros Emili Echevarría, José Sellés y Salvador Parés. El inicio se hizo bajo una gran discreción. La construcción se llevó a cabo en dos etapas. La primera consistió en la construcción del tramo superior a la montaña de Montjuïc, entre el final de la calle del Conde del Asalto y el paseo de la Exposición. El barranco de la zona cercana al camino de la Font Trobada, en los terrenos del antiguo merendero de la Font d'en Conna, obligó a construir un viaducto de mampostería de siete arcos para atravesarlo. Más arriba, un segundo túnel atravesó la antigua cantera de Artés, y poco antes de llegar a la estación superior, se construyó un tercer túnel bajo el paseo de la Exposición. También hubo que derribar total o parcialmente algunas edificaciones, por lo que sus propietarios se vieron obligados a reconstruirlas. El trabajo concluyó a los tres meses, momento que se aprovechó para dar a conocer el funicular. Por ello, el día 29 de julio de ese año se hizo una visita oficial a las obras.


La segunda etapa consistió en la construcción del tramo de túnel que transcurría bajo la calle del Conde del Asalto, tras desviar la red de alcantarillado. Fue la parte más laboriosa porque el túnel se tuvo que hacer a cielo abierto mediante la apertura de una zanja central en la calle, que después se tapó con losas de hormigón armado. El tramo donde habría la estación inferior fue la parte más complicada debido a un capricho de Mariano de Foronda, director de Tranvías de Barcelona, el cual se resistió a desviar el trazado de las vías de la línea 48 de tranvía por alguna calle adyacente. Terminada la subcentral eléctrica, las obras se dieron por finalizadas tras 14 meses de trabajo, un tiempo relativamente corto y elogiado en aquella época.
El miércoles 24 de octubre de 1928 se hizo el acto inaugural del funicular de Montjuïc. Los invitados fueron, entre otros, el gobernador civil de la provincia de Barcelona, Milans del Bosch; el alcalde de Barcelona y barón de Viver, Darío Romeu Freixa; el director adjunto de Tranvías de Barcelona, S.A., Rueber Henry Harvey; el vicepresidente de la Diputación de Barcelona y conde de Fígols, José Enrique de Olano Loyzaga, y la directora de Ferrocarriles de Montaña a Grandes Pendientes, Montserrat Fenech. La comitiva, formada por autoridades, corporaciones, accionistas y la prensa, se reunió en el vestíbulo de la estación del Paralelo a dos y media del mediodía. Allí fueron recibidos por miembros del Consejo de la Sociedad, José Balcells (presidente), José Rogent (consejero delegado), Damián Mateu, José Nolla, Joaquín Uriach, Ramón Surinyach (consejero), Juan Rogent (consejero), Santiago Torrent (secretario), Emilio Echevarría (ingeniero jefe), Ramón Raventós (arquitecto), José Sellés (ingeniero) y Salvador Parés (ingeniero).


Todo el mundo se trasladó a través de la cinta transportadora hasta llegar al andén de la estación inferior, donde un convoy esperaba. El viaje hasta el paseo de la Exposición se hizo en 2 minutos y 54 segundos. Allí se hizo una visita por las instalaciones que albergaba el edificio de la estación superior. A las tres de la tarde, el restaurante situado frente al edificio de la estación, regentado por Francisco Vidal, abrió las puertas y sirvió un lunch a la comitiva. Precisamente, a la misma hora de apertura del restaurante, el servicio del funicular se abrió al público hasta las doce de la noche. Entre las tres de la tarde y las once de la noche transportó unos 4.000 pasajeros. Por la noche, el Consejo de Administración de la SAFM obsequió a su personal técnico y a la prensa con una cena en el mismo restaurante de la ceremonia inaugural, asegurándose de que no hubo ningún brindis. Los carteles oficiales anunciadores de la inauguración de la nueva línea del funicular destacaban las buenas vistas desde ese punto de la montaña, por lo que se convirtió en reclamo publicitario en las guías urbanas de la época como medio idóneo para acceder a la Exposición Internacional de 1929.


La montaña de Montjuïc fue objeto de visita a medida que se acercaba la fecha de inauguración de la Exposición Internacional. Durante las obras de construcción del recinto, los obreros que trabajaban se convirtieron en usuarios habituales del funicular, gozando de una tarifa especial a precio reducido. El mismo día de la inauguración de la Exposición Internacional, el 19 de mayo de 1929, el funicular batió un récord de venta de billetes, demostrando su capacidad de absorber a los asistentes. Durante los días sucesivos, fue considerado el principal y el mejor medio de transporte para acceder a la montaña. Es por ello que en la estación Paralelo se instalaron unos despachos oficiales de entrada para el certamen. Con la compra de un billete del funicular se podía adquirir una entrada para visitar la Exposición. La afluencia de gente fue tan grande que las oficinas quedaron pequeñas, lo que obligó a instalar otras en la calle. Además, la misma empresa se encargó de poner los reclamos publicitarios para que la gente utilizara el funicular. El servicio se tuvo que reforzar excepcionalmente cuando algún evento acababa muy tarde. Durante ese año circularon dos líneas turísticas explotadas por la C.G.A. que hacían un circuito por toda Barcelona y que se detenían 35 minutos ante la boca de la estación "Paralelo" para que los turistas pudieran hacer transbordo y acceder a la montaña durante este rato sin necesidad de volver a pagar.


El 14 de julio de 1930 fue abierto el Maricel-Park, que hasta 1935 expidió un billete especial combinado que incluía el viaje con el funicular y la entrada al parque de atracciones. De hecho, el mismo José Rogent promovió la construcción y colaboró en la instalación de una línea eléctrica alimentadora de las atracciones. Al día siguiente tuvo lugar la clausura de la Exposición Internacional, lo que hizo incrementar el número de pasajeros. Su éxito inicial respondió positivamente a la fuerte inversión que se había hecho durante su construcción. La prensa habló elogiosamente y la empresa se encargó de fomentar su uso, por ejemplo, mediante la organización de visitas colectivas.
Durante la Segunda República el funicular vivió una etapa positiva. La sede social se trasladó al número 23 de la Vía Layetana. Fue un período que registró un buen nivel de pasajeros y unos índices de recaudación aceptables. La correspondencia en el Paralelo con las líneas de tranvía y autobús permitió establecer correspondencia con el funicular, facilitando el acceso a la montaña desde la mayoría de lugares de la ciudad. La Exposición Internacional contribuyó a que la montaña de Montjuïc fuera un lugar de visita indispensable. El hecho de que se celebraran eventos y se fueran implantando nuevos equipamientos favoreció la rentabilidad de la línea. Había gente que aprovechaba para dar un paseo por la montaña e iba en metro a la Feria y luego caminaba cuesta abajo para coger el funicular, o al revés. Las familias y los grupos excursionistas que pasaban el día en la montaña los días festivos lo usaban habitualmente. Fueron también pasajeros asiduos los chabolistas de la montaña. Cuando el Maricel-Park celebraba concursos, verbenas y otros eventos excepcionales, el servicio del funicular se reforzaba.


Al estallar la Guerra Civil se desencadenó un movimiento revolucionario y el funicular de Montjuïc pasó a depender de un comité formado por los mismos obreros de la sociedad, adheridos a la federación de Comunicaciones y Transportes de la CNT, integrados en el Sindicato Único Ramo Transportes. El Consejo de Administración se disolvió y sus miembros se vieron obligados a marchar. La nueva denominación de la sociedad bajo control sindical fue CNT Transportes Públicos Urbanos. Sindicato de Comunicaciones y Transportes. Comité de Control. Funicular de Montjuich, con sede en el número 111 de la calle del Conde del Asalto. Tras el apoderamiento sindical, el servicio del funicular se volvió a normalizar, pero con el inicio de los bombardeos sobre Barcelona las interrupciones fueron cada vez más habituales al convertirse las estaciones en refugios antiaéreos. En la montaña de Montjuïc un 90% de los chabolistas se vieron obligados a marchar porque el terreno era objeto de bombardeos. El parque de atracciones Maricel-Park fue clausurado y jamás volvió a abrir.
El 2 de junio de 1937 la empresa pasó a llamarse Funiculares de Barcelona Sociedad Anónima. Al proceder la inspección mensual de las instalaciones no había personal cualificado. Los gastos de conservación de la vía, de los cables y del resto de material eran considerables. El servicio sólo funcionaba dos días a la semana. Había el dilema de aumentar las tarifas, generando un problema para los usuarios, o bien no aumentarlas, generando entonces un déficit económico y la probable clausura del servicio.


Bajo el régimen franquista los sindicalistas abandonaronla dirección y provisionalmente fue nombrado un nuevo administrador de origen italiano, el cual se mantuvo en el cargo hasta que los antiguos miembros del Consejo de Administración volvieron a ocupar sus puestos. Emilio Echevarría, además de ocupar nuevamente el cargo de ingeniero jefe, fue nombrado nuevo director de la SAFM, la cual recuperó su denominación original. Tras once meses de inactividad, se reanudó el servicio del funicular, restableciéndose provisionalmente las tarifas vigentes durante el régimen republicano y la misma oferta, a pesar de que el pasaje era bastante escaso debido a que se prefería ir a pie y ahorrar para otras necesidades básicas.
Durante una temporada, el funicular llegaba a hacer tan sólo tres salidas en todo el día (incluyendo subida y bajada) para que los alumnos de la Escuela del Bosque pudieran ir a clase. Las constantes averías y la escasez de energía eléctrica obligaron a suspender el servicio varias veces. No se podían obtener repuestos en el extranjero por el aislamiento que sufría el país. Las piezas que se necesitaban se tuvieron que fabricar artesanalmente. Algunas reparaciones requerían de una maquinaria especializada, por lo que se estableció un acuerdo con Ferrocarriles de Cataluña, S.A. para que estas operaciones se llevaran a cabo en sus talleres de Sarriá. Gracias al ingenio del equipo técnico del funicular, los convoyes siguieron funcionando como pudieron y con las menores molestias para los pocos usuarios que tenían.


A partir de 1945 el funicular experimentó un ligero incremento de pasajeros, siendo los chabolistas de la montaña los usuarios más fieles y habituales. Quienes lo utilizaban por motivos de trabajo podían disfrutar de un billete especial más asequible que se expedía hasta las nueve de la mañana. En las horas punta de la mañana y de la tarde (hasta las nueve y media de la noche) la demanda era tal que, por primera vez en años, incluso había gente que tenía que viajar de pie.
Debido a las serias dificultades para pagar los cánones de participación del Ayuntamiento de Barcelona, el 22 de junio de 1945 Hacienda abrió un expediente de embargo del material y de las instalaciones, acordándose la incautación de las obras del tranvía subterráneo de la Rambla al Paralelo, de concesión caducada. El importe obtenido de la subasta se aprovechó para sufragar las deudas que la empresa tenía pendientes. Posteriormente, la redacción de un convenio con el Ayuntamiento de Barcelona ayudó a establecer de qué modo se pagaría el canon. En 1953, justo cuando el funicular cumplió veinticinco años de servicio, sufrió su primer accidente. Por un fallo humano del maquinista, uno de los dos convoyes sobrepasó los topes cuando llegó a la estación "Miramar", si bien todo quedó en un simple susto. A nivel empresarial, el 5 de noviembre de 1954 se modificaron los estatutos de la SAFM para adaptarlos a la Ley de Sociedades Anónimas de 1951, y al año siguiente fue nombrado como nuevo presidente Antonio Nogueras.


A pesar de que el funicular era el único medio de transporte de acceso a la montaña, el número diario de salidas era muy variable en función de los recursos disponibles, repercutiendo en un descenso del número de pasajeros. La montaña era un espacio degradado dominado por el chabolismo, y sólo la gente que vivía era usuaria habitual de la línea, una demanda insuficiente para obtener beneficios. El creciente desinterés por la montaña provocó la desaparición de varios equipamientos por falta de visitantes, a pesar de la celebración de algunos certámenes como los Juegos Mediterráneos en el Estadio Municipal el 16 de julio de 1955 y la carrera popular de las 24 Horas de Montjuïc. La falta de publicidad y de promoción tanto de la empresa como en las guías urbanas de Barcelona y de transportes públicos ayudó aún más a que la gente se olvidara de la montaña y del funicular.
Con el auge de los transportes motorizados el autobús se fue imponiendo porque ofrecía una imagen de modernidad, perjudicando la rentabilidad del funicular. Se crearon nuevas líneas que circulaban los domingos y festivos hasta que el 24 de noviembre de 1962 se inauguró la línea M, con un trayecto entre la plaza de España y el Estadio Municipal, con gran aceptación de público, que ofrecía un billete de ida y vuelta más económico que el funicular y circulaba todos los días. Dos años después se bautizó como línea 1 y en 1972 trasladó su origen y final a la plaza de Dante, frente al parque de atracciones de Montjuïc. Paralelamente existió un servicio dominical de refuerzo, el 101, entre el Arco de Triunfo y la plaza de España por el interior de Montjuïc.


Culminado el proceso de municipalización de casi todos los servicios de transporte público de Barcelona, el funicular de Montjuïc continuó a manos privadas porque la concesión aún no habían expirado y revertido al Ayuntamiento de Barcelona.
Casi desde su inauguración, el funicular no había sido revisado a fondo salvo reparaciones puntuales. Gracias a un acuerdo con el Ayuntamiento de Barcelona, una parte del presupuesto de los planes urbanísticos de Montjuïc incluyó la recuperación de este medio de transporte con el propósito de potenciarlo como sistema de acceso rápido, cómodo y directo a la montaña. Por ello, en 1964 se procedió a una puesta a punto. Las obras duraron todo un año, y el 13 de octubre de 1965 el Consejo de Administración de la SAFM convocó a la prensa y a las principales emisoras de radio para hacer una visita organizada por las renovadas instalaciones. Al día siguiente se celebró el acto de reapertura oficial del funicular presidido por el alcalde de Barcelona, José María de Porcioles.
Sin embargo, el 19 de enero de 1966 una avería en el cabrestante obligó a suspender nuevamente el servicio durante cuatro meses. Una vez restablecido, la demanda de pasajeros no se incrementó porque el horario de servicio era inadecuado. La primera salida a las nueve de la mañana era demasiado tarde si se tenía en cuenta que era la hora de entrada al trabajo de muchos trabajadores. La última salida, a las nueve y media de la noche, era demasiado pronto, pues había gente que terminaba a las diez de la noche. La línea 1 de autobús se convirtió en una alternativa muy útil porque la primera salida era mucho más temprano.


La construcción del tramo "Atarazanas-Pueblo Seco" de la línea III de metro obligó a paralizar nuevamente el servicio del funicular para integrar el vestíbulo de la estación "Paralelo" al del metro. La antigua boca, situada frente al Teatro Nuevo, fue clausurada y utilizada como salida de emergencia. La decoración de la estación fue adaptada a los criterios de diseño de la época, y la vieja cinta transportadora fue eliminada definitivamente. El 17 de junio de 1970 se inauguró dicho tramo con la integración del funicular. La posibilidad de poder ir desde el centro de Barcelona hasta la cima de Montjuïc con el metro y los funiculares en pocos minutos hacía realidad el antiguo proyecto del tranvía subterráneo de la Rambla al Paralelo.
La situación económica era extremadamente delicada. Los balances daban escasos beneficios que no permitían el reparto de suficientes ganancias entre los accionistas. Tanto el Ayuntamiento de Barcelona como los miembros del Consejo de Administración de la SAFM que tenían importantes cargos en el metro fueron ejerciendo una influencia cada vez más fuerte para facilitar la municipalización del funicular. De hecho, el nuevo presidente de la sociedad desde el 1967, José Lafont Oliveras, también era director de la S.P.M. Ferrocarril Metropolitano de Barcelona, S.A. (FMB).


El 2 de febrero de 1971 Jordi Xifrá Heras, como nuevo y último presidente y representante de la SAFM, convocó el alcalde de Barcelona y presidente del FMB José María de Porcioles, para celebrar una primera junta general en la que se decidió la suspensión de pagos SAFM y su absorción por FMB. El 2 de marzo siguiente, en una segunda junta general se llegó a un acuerdo definitivo para la municipalización del funicular, con el traspaso universal o en bloque de todo el patrimonio. El Ayuntamiento de Barcelona compró todas las acciones de la empresa y se encargó de la llamada superestructura, es decir, del material móvil y de la administración. En cambio, de la infraestructura se encargó el Estado. El acuerdo se llevó a cabo según lo estipulado en el artículo 134 de la Ley de Sociedades Anónimas, y el 7 de junio se firmó la escritura de disolución de la SAFM ante notario.
A partir del 7 de junio de 1972, el funicular comenzó a funcionar bajo control municipal del FMB. El antiguo personal que trabajaba fue incorporado a la nueva sociedad. A modo de curiosidad, el funicular (incluida la línea en el Castillo) fue bautizado como Línea XIV y el teleférico como Línea XV. Durante los años posteriores el servicio consiguió un ligero incremento de pasajeros y de recaudación. La montaña de Montjuïc se fue recuperando como espacio de paseo y ocio, incluso de interés turístico. El creciente número de equipamientos fue beneficioso para el funicular. Su promoción como reclamo turístico y como medio singular combinable con el nuevo teleférico también influyó positivamente.


El 15 de julio de 1975 entró en servicio el tramo "Tarragona-Pueblo Seco" de la línea IIIB de metro, que establecía correspondencia con la línea III, lo que mejoró la conexión del funicular con la red de metro. En 1979 bajo influencia de la nueva administración democrática se creó la empresa Transports Municipals de Barcelona (TMB), que unió en un mismo consejo de administración y en una misma dirección las sociedades S.P.M. Transports de Barcelona, S.A. y S.P.M. Ferrocarril Metropolità de Barcelona, S.A.
Los servicios técnicos del FMB realizaron un diagnóstico para evaluar el estado de deterioro del funicular, pues desde la última remodelación de 1965 no se había llevado a cabo ninguna actuación importante. El análisis demostró varias anomalías en el material móvil, la maquinaria, la infraestructura, las estaciones y los sistemas de comunicación y seguridad. Enseguida se redactó un informe que aconsejaba la clausura de la línea, pero la presidenta de TMB y consejera de Transportes del Ayuntamiento de Barcelona, Mercè Sala, rechazó la idea de la supresión alegando valor histórico y sentimental. Por ello se acordó suspender el servicio de manera provisional el 12 de enero de 1981. Tras estudiar diferentes alternativas, el Consejo de Administración de TMB acordó que la línea se sometería a una remodelación y que se reabriría convertido en un transporte de ocio.


De acuerdo con un Real Decreto del 5 de junio de 1981, la Generalitat de Catalunya pasó a asumir las inversiones de infraestructura y superestructura del metro de Barcelona. El resultado fue una ayuda financiera por parte del gobierno autonómico que sirvió para llevar a cabo una remodelación más profunda del funicular que la prevista inicialmente, con una completa sustitución de los elementos más deteriorados y una total automatización de la explotación. La empresa ganadora del concurso fue AEG Ibérica, S.A. El presupuesto de las obras ascendió a más de 64 millones de pesetas.
Durante el periodo de inactividad del funicular, el autobús se convirtió en el principal medio de transporte de acceso a la montaña. En cuanto a la red de metro, el 5 de junio de 1982 las líneas III y IIIB se unificaron en la nueva línea L3.


Las obras de renovación del funicular se iniciaron el 9 de diciembre de 1982 y duraron hasta la primera mitad de 1984. Se conservó básicamente la estructura anterior y se mejoraron los sistemas de control y de seguridad, el motor de tracción, el sistema de alimentación, las estaciones y el material móvil. Después de varias pruebas y de haber superado las actas de reconocimiento, el 17 de julio de 1984 el funicular entró nuevamente en servicio. Se hizo un pequeño acto inaugural en el que asistieron los principales directivos de la empresa y algunos representantes políticos tanto del Ayuntamiento de Barcelona como de la Generalitat. Poco después, el servicio fue abierto al público. La estación "Paralelo" pasó a llamarse "Paral·lel" y la estación "Miramar" pasó a llamarse "Parc de Montjuïc".


El material móvil y las estaciones estaban rehabilitadas y las partes mecánicas se habían puesto al día para garantizar unas óptimas condiciones de explotación y seguridad. A partir de entonces, dejó de lado su función de servicio regular de pasajeros y se convirtió en un transporte de ocio. Circulaba sólo los sábados, domingos y festivos de todo el año excepto en Navidad, Semana Santa y en verano, que lo hacía diariamente.
Los inicios del funicular no fueron rentables porque la oferta no estaba suficientemente adaptada a la demanda generada por los equipamientos de la montaña. Por ese motivo, a partir de 1986 se implantaron nuevos horarios que rentabilizaron el servicio. En 1989 fue el mejor gracias a la inauguración del remodelado Estadio Olímpico (cerrado desde el 1957) con la celebración de la V Copa del Mundo de Atletismo. En 1990 hubo un ligero descenso del pasaje debido al período de inactividad del funicular con motivo de las obras de reconstrucción de la nueva piscina municipal, que obligaron a suspender temporalmente el servicio.


Ante la previsión de que Barcelona fuera la ciudad designada para la celebración de los XXV Juegos Olímpicos, se presentaron diversos estudios para mejorar la accesibilidad a la montaña de Montjuïc mediante un sistema de transporte público rápido y de gran capacidad que facilitara un cómodo desplazamiento. De todas las opciones se consideró como la más viable el aprovechamiento del viejo funicular si previamente se mejoraban las prestaciones y la calidad del servicio. Se consideraron diferentes factores positivos, como la conexión directa con la línea L3 de metro, salvar un importante desnivel de terreno en un tiempo reducido, la ubicación de la estación "Parc de Montjuïc" cerca de los principales lugares de interés de la montaña, la posibilidad de obtener una capacidad de transporte similar a los sistemas de corredores de demanda intermedia y el hecho de que ya se disponía de una infraestructura básica construida. Los objetivos generales eran aumentar la capacidad de transporte, minimizar el tiempo de viaje y de parada en las estaciones, incrementar la capacidad de los trenes hasta 8.000 pasajeros por hora y sentido, garantizar las máximas condiciones de seguridad, fiabilidad y confort y conseguir la automatización integral del sistema.
Una vez aprobada la renovación del funicular, el 24 de octubre de 1990 TMB convocó la concurrencia de ofertas, y de las empresas aspirantes ganó la austriaca Waagner Biro, pues era la que ofrecía mejor tecnología. La adjudicación tuvo lugar el 17 de diciembre de ese año.


El miércoles 6 de marzo de 1991 se hizo el acto oficial de despedida del viejo funicular. Entre los asistentes asistieron el presidente de TMB, Joan Torres, la presidenta de RENFE, Mercè Sala, el alcalde de Barcelona, Pasqual Maragall, y el presidente del Comité Olímpico Internacional, Juan Antonio Samaranch, principal promotor de la reconversión del funicular. Tres días después hubo jornada de puertas abiertas para que quien quisiera pudiera viajar por última vez. Se entregó a los usuarios un billete conmemorativo que permitía acceder gratuitamente al parque de atracciones de Montjuïc. El vestíbulo de la estación "Paral·lel" se  decoró con imágenes históricas y en la estación "Parc de Montjuïc" se instaló una exposición. A las ocho de la tarde los dos convoyes hicieron su último viaje. Después de 62 años, 4 meses y 13 días en activo, el antiguo funicular cerró las puertas. Al día siguiente, los dos trenes pares fueron definitivamente retirados del servicio, y el coche inferior del convoy número 2 fue preservado por el Centro de Estudios de los Ferrocarriles Industriales y Secundarios (CEFIS) y trasladado al Museu del Transport del Clot del Moro, en Castellar de n'Hug. Años después, TMB se encargó de trasladarlo nuevamente a Barcelona para una futura restauración y ubicación en el eternamente proyectado Museu de la Movilitat.
En un Próximo artículo se hablará de los aspectos Técnicos y de explotaciones. Y para más adelante, coincidiendo con la conmemoración de su apertura el 24 de junio de 1992, se publicará otra entrada relativa a los 25 años del nuevo funicular.

Fotos: Arxiu ACEMA, Arxiu Diario de Barcelona, Arxiu TMB, Brangulí, Joan Antoni Solsona, Joan Sans Pont, Sagarra.

Recordando al viejo funicular de Montjuïc (1928-1991) II: aspectos técnicos y tarifas

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El perfil de la línea y las vías
La línea tenía una longitud de 758,78 metros, una pendiente media del 11,5% y un desnivel de 85 metros de altitud. El trazado empezaba en la estación "Paralelo" situada bajo la calle del Conde del Asalto (Nou de la Rambla), a 90 metros de distancia de la calle Marqués del Duero (Paral·lel) y a 4,18 metros de altitud sobre el nivel del mar. Continuaba por debajo de la calle del Conde del Asalto a través de un túnel de vía única de 480 metros de longitud de sección rectangular y 5% de rampa. El cruce de los convoyes se efectuaba entre la calle de Magalhäes y el paseo de Montjuïc. Después de este tramo, a 20 metros de altitud sobre el nivel del mar, el trazado salía en curva al exterior, recorría los antiguos caminos de la Font Trobada y de la Torre Forta, escalaba 45,5 metros de altitud sobre el nivel del mar por un viaducto de mampostería de 70 metros de longitud y siete arcos de 5 metros de luz y un túnel excavado en la roca que atravesaba la antigua cantera de Artés. Un tercer túnel de 10 metros de longitud bajo la avenida de Miramar daba acceso a la estación "Miramar", situada a 80,2 metros de altitud sobre el nivel del mar.
El tipo de vía era constituida por raíles de sección trapezoidal de 125mm de altura, 47mm de ancho de cabeza y 180mm de patín. Era única en ambos sentidos y se desdoblaba en el centro para permitir el cruce de los trenes. Los carriles tenían forma triangular para acoplar las zapatas de freno en caso de emergencia. Entre los carriles se situaban las poleas que permitían el arrastre del cable tractor. Las traviesas eran metálicas, espaciadas a 980mm en la vía corriente y a 240mm en las juntas de los carriles. Toda esta instalación fue construida por la Fonderie de Berne (Suiza).


El sistema de tracción y de seguridad
El sistema de tracción consistía en un motor eléctrico instalado en la estación "Miramar" que movía un cabrestante con dos grandes poleas que tiraba de un cable y de los convoyes, accionado por un maquinista. El cable, a través de un segundo cabrestante situado en la estación "Paralelo", unía los dos coches y evitaba que el vehículo descendente redujera la marcha al llegar al tramo inferior, ya que el vehículo ascendente tiraba de éste. Así, la velocidad se mantenía a 4,5m/s. El motor de tracción tenía una potencia total de 575CV y permitía que el convoy llegara a una velocidad máxima de 17km/h, lo que lo convirtió en el funicular más rápido del mundo.
La alimentación consistía en un sistema de corriente eléctrica en red recibido del exterior de tipo trifásico a 6.000V, que se transformaba en corriente alterna hexafásica a 580V en un transformador que alimentaba una conmutatriz de 560kVA con salida de corriente continua 750V para los motores del funicular y la cinta transportadora. Un grupo convertidor compuesto por un motor hexafásico de 60CV y una dinamo de 30kW a 130V de corriente continua alumbraban las estaciones, los coches, los servicios auxiliares y la carga de una batería de acumuladores. La transformación de la corriente eléctrica se realizaba en una subcentral eléctrica emplazada en un solar de 125m2 autorizado por el Ayuntamiento de Barcelona y situado en el punto medio de la línea. El suministro de la corriente fue a cargo de Unión Eléctrica de Cataluña y fue equipado para Jermont y Electra Industrial de Terrassa.


Para evitar el exceso de velocidad en las estaciones se utilizaba un balancín de contacto eléctrico que reducía la velocidad a 3km/h. A pocos metros había otro dispositivo que cerraba la corriente de los motores del cabrestante, y en caso extremo se accionaban unas ballestas que detenían instantáneamente los convoyes. Ante una posible rotura del cable que arrastraba y sostenía los convoyes, automáticamente se abría una ballesta situada entre las ruedas de los coches que accionaba unas tenazas que cogían los raíles. En caso de cualquier tipo de accidente, el conductor podía frenar mediante la parada del motor del cabrestante o el tambor del cable de sujeción y arrastre desde el mismo vagón. Cada coche poseía un teléfono para ponerse en comunicación con el conductor del tren de la estación superior, con un amplificador Telefunken. El cabrestante disponía de varios dispositivos de seguridad, como el pedal, que en caso de accidente del conductor y si el pie no podía hacer presión, paraba automáticamente el motor del tren, el reductor de velocidad lineal del motor si sobrepasaba los 1 km/h y el inmovilizador del cable de sujeción y arrastre si se cortaba la corriente eléctrica.
Con la renovación de 1984 el sistema de conducción se automatizó y el maquinista se sustituyó por la unidad central de mando. El orden de arranque se enviaba pulsando un botón después de que el jefe de tren del convoy ascendente (que era quien daba la orden) y su compañero de la estación superior lo acordaran. Una vez comprobado que las condiciones fueran óptimas, el convoy arrancaba y aceleraba de 1 a 4,5 m/s2.


A partir del túnel de la Font Trobada, unos sensores colocados regularmente en ambos lados de la vía enviaban al sistema de telemando la orden de desacelerar hasta los 0,5m/s mediante un sistema de frenado eléctrico. En la estación superior, el tren se detenía al pasar entre los sensores de fin de carrera ayudado por el freno de servicio. La tendencia al patinaje del cable a su paso por la polea tractora obligó a reducir la velocidad a 3m/s, lo cual redujo la capacidad de pasajeros por hora y sentido a 1.200.
El nuevo sistema de seguridad consistía en un circuito electromagnético encargado de cerrar el circuito eléctrico del motor en caso de no obedecer la señal de reducción de velocidad. Si esto fallaba, una palanca roja accionaba un tambor que frenaba el motor, y si todos estos mecanismos tampoco tenían eficacia, se detenía el motor gracias a una palanca situada en la parte inferior de los coches. Unos sensores situados en el cabrestante y el motor controlaban la velocidad de rotación, y otro emplazado a los bastidores de los coches enviaba la orden de parada y ponía en marcha las zapatas de freno. La conexión al telemando permitía que un monitor anotara las incidencias del servicio, que se registraban en una hoja continua de papel. Además, se utilizaba un mando auxiliar dirigido desde la estación superior en los viajes de inspección diarios previos a la apertura del servicio. Todos estos aparatos estaban formados a base de módulos, lo que permitía en caso de avería el reemplazo del módulo averiado o defectuoso por otro.


En cuanto a la parte eléctrica, se sustituyó el antiguo motor por otro adaptado a las nuevas exigencias del sistema de convertidores estáticos, de la firma INDAR Construcciones Electromecánicas, de Beasain. Era del tipo KZ-400-M-3 y tenía una potencia total de 400kW. Funcionaba a 1.000rpm de corriente continua con tensión a 520V y 830A. También se añadió un sistema de control de radio. Una caseta instalada junto a la antigua subcentral proporcionaba una tensión alterna de 11.000V y enviaba la corriente a través de un cable hasta los transformadores situados en la estación superior, donde se transformaba en la tensión de trabajo de 520V para el motor de tracción y a 220V para el funcionamiento de los servicios auxiliares. La unidad central de mando recibía la corriente a 220V y el transformaba a 24V para el funcionamiento de sus componentes. Parte de la energía iba destinada a las baterías que alimentaban los coches. Con el nuevo subsistema de alimentación, la antigua subcentral fue clausurada.


El material móvil
Como se preveía una gran afluencia de usuarios, fueron adquiridos cuatro coches destinados a circular acoplados en dos parejas. El bastidor fue construido por Fonderie de Berne y las cajas por Industrias Siderúrgicas S.A. con talleres en el paseo de la Agrícola, en el barrio de Can Tunis. Desde allí, los coches fueron trasladados una vez construidos hasta la línea del funicular mediante unos carros arrastrados por mulas, a través de las calles del Marqués del Duero y del Conde del Asalto.
Cada uno de los cuatro coches medía 13,50 metros de longitud y 2,50 metros de ancho, tenía dos ejes separados por 7,2 metros y ruedas de 55cm de diámetro. El peso en vacío era de 11,2 toneladas y a plena carga de 20,95 toneladas. La carrocería era una caja completamente metálica. Exteriormente se pintaron de gris claro en la parte superior hasta la base de las ventanas y de gris oscuro en la parte inferior. El acceso se hacía por cualquiera de las ocho puertas (cuatro a cada lado) de una sola hoja, de accionamiento automático mediante unos motores de aire comprimido situados bajo los asientos. Había además dos puertas más de accionamiento manual situadas en cada testero, para casos de emergencia y evacuación de pasajeros. Cada lateral disponía de cuatro ventanas practicables (dobles las de los extremos), más dos ventanillas no practicables situadas junto a cada puerta de acceso. El alumbrado consistía en dos potentes faros situados a la izquierda de cada testero.


La capacidad de cada coche era de 150 pasajeros (300 para todo el convoy), 76 de los cuales podían viajar sentados. Los asientos eran bancos de madera longitudinales, excepto los de clase preferente que estaban tapizados. El interior tenía una estructura de salón único dividido en cuatro plataformas escalonadas, cada una de las cuales tenía un par de puertas de acceso y un par de asientos. Las paredes estaban pintadas de color crema y el techo de blanco. Como los coches circulaban acoplados por parejas tenían una sola cabina para el jefe de tren, instalada de manera simétricamente opuesta a la del otro componente del convoy. En el interior de estas cabinas estaban los frenos y los mecanismos de apertura y cierre de puertas, el encendido del alumbrado y el silbato. El alumbrado consistía en unas bombillas incandescentes con tulipanes de vidrio colocadas en la parte central del techo.
Años después las carrocerías fueron repintadas en la parte inferior de color azul oscuro y luego de color verde oscuro, y en 1964 de color crema en la parte superior y de color azul verdoso en la parte inferior. En 1968 se sustituyeron las ventanas de caoba por unas de metálicas tipo Young, el alumbrado incandescente por un fluorescente, los bancos longitudinales por asientos de contrachapado de madera y se instalaron placas sintéticas en el piso.


Entre los años 1982 y 1984 el exterior se pintó de color amarillo, con una franja central, y el número del tren y el emblema de la empresa de negro. Se recuperaron los bancos longitudinales de madera y el piso se recubrió con placas de goma negra. En las cabinas de conducción se instaló un pupitre de telemando con relé y un sistema de radioteléfono que conectaba con la unidad central de mando. A los frenos se les instaló un sensor que, en caso de que el cable se rompiera o que se tuviera que realizar una frenada de emergencia, enviaba el orden en el telemando. Además de estos mecanismos, existía el dispositivo «hombre muerto». El sistema de alimentación fue sustituido por uno de baterías (un par por coche) de 80Ah. El alto consumo energético de los faros de los convoyes obligó a establecer un sistema de iluminación permanente de toda la línea a 24V y corriente continua. Todos los elementos fueron montados mediante un sistema antivibrador. Los silbatos se desmontaron, pues al ser imposible cruzar la vía gracias a un vallado de verja, no debían usarse.



Las estaciones
La línea constaba de dos estaciones: "Paralelo" y "Miramar". La construcción hecha con hormigón armado fue a cargo de la Sociedad General de Construcciones, mientras que de las partes metálicas se encargó la sociedad Hijo de Miguel Mateu.
La estación "Paralelo" era subterránea y estaba situada bajo la calle del Conde del Asalto, entre las calles Marqués del Duero y Vila i Vilà. Para acceder se utilizaban dos bocas con escaleras y balaustradas de mármol situadas en la calle Marqués del Duero, una frente del teatro Nuevo y la otra frente al teatro Arnau. La entrada confluía en un pasillo de 90 metros de longitud que conducía hasta los andenes. Para recorrerla se instaló una cinta transportadora o tapis roulant que funcionaba en ambos sentidos, construida por Otis-Pifre. Al final del pasillo había los andenes, de 36 metros de longitud y 7,40 metros de anchura. El techo estaba cubierto por unas vigas metálicas que cada 2 metros soportaban una losa impermeabilizada de hormigón armado. Entre el pasillo y el andén estaba la taquilla. Para la expedición de billetes se utilizaron máquinas registradoras de la casa Ohmer Fare Register Company. Otras dependencias anexas eran la oficina de administración y el taller. Las paredes estaban rebozadas de color blanco con recuadros negros para añadir publicidad y el techo también era de color blanco. De los cementos y los estucados se encargó la sociedad Materiales Hidráulicos Griffi, S.A. de Vilanova y la Geltrú. El alumbrado consistía en unas luces colocadas equidistantemente en el techo, de bombillas incandescentes con semiesfera de vidrio.


La estación "Miramar" estaba situada en el parque de Montjuïc, en la avenida de Miramar, cerca de la plaza de Dante. Ocupaba los terrenos del antiguo merendero de la Torre Forta. Se accedía por un edificio obra del arquitecto Ramon Raventós, autor también del Teatro Griego. Su diseño se inspiró en el Noucentisme en armonía con las construcciones de la Exposición Internacional. La fachada era neoclásica, simétrica, con dos cuerpos laterales con acolchados y una ventana verticalmente alargada coronada por un orificio, y un cuerpo central con tres puertas de arco de medio punto de acceso al vestíbulo. La parte superior estaba coronada por cuatro estatuas del escultor Josep Llitjós. En el arquitrabe, apenas encima de las tres puertas estaba la inscripción «FUNICULAR DE MONTJUICH». El vestíbulo era amplio y de líneas elegantes. El nivel inferior estaba ocupado por los andenes, cuyo acceso se efectuaba mediante dos tramos de escaleras (una en cada sentido) entre las que se situaba la dependencia que albergaba la maquinaria de tracción. El nivel superior estaba ocupado por la sala de máquinas, y a partir de 1929 por la estación inferior del funicular al castillo.


Durante la rehabilitación de 1964, ambas estaciones adoptaron la decoración de los vestíbulos a la moda de la época, y la cinta transportadora se reparó por última vez. En el edificio de la estación "Miramar" se erigieron dos remontas que eliminaron las cuatro esculturas; en la primera se instaló un bar (ampliado posteriormente a cafetería) y en la segunda los nuevos talleres de reparación y mantenimiento del material móvil.
Con la inauguración del tramos "Atarazanas-Pueblo Seco" de la Línea III de metro, el vestíbulo de la estación "Paralelo" se reformó para integrarlo al vestíbulo del metropolitano, clausurando el acceso frente al teatro Nuevo que sólo se usaría como salida de emergencia y eliminando definitivamente la cinta transportadora.


Con la remodelación de 1984 el suelo de los andenes se renovó con un alicatado cerámico marrón, las paredes se repintaron de color blanco, se instaló un nuevo alumbrado fluorescente, se colocaron los nuevos indicativos estándar de la red de metro (de color verde oscuro) y al lado de las taquillas se incorporaron expendedoras de billetes y canceladoras de tarjetas. En el pasillo de conexión entre el vestíbulo del metro y los andenes de la estación "Paralelo" se instaló una nueva taquilla y el techo fue cubierto con placas metálicas. La antigua oficina de administración y el taller se clausuraron, aprovechándose éste como almacén. La estación "Paralelo" pasó a llamarse "Paral·lel" mientras que la estación "Miramar", cuya fachada y el vestíbulo se rehabilitaron, pasó a llamarse "Parc de Montjuïc".



Las tarifas
Desde su inauguración, las tarifas se decretaron en función del sentido de circulación y de la clase, así como abonos y  billetes especiales.

Tarifas vigentes entre 1929 y 1938 (en pesetas)

El billete para obreros y militares se expedía únicamente los laborables, de las siete a las ocho de la mañana; los domingos y festivos se expedía hasta las nueve de la mañana mientras que el billete escolar, sólo para los alumnos de la Escola del Bosc, se expedía durante el horario escolar del centro o en visitas concertadas. De modo efímero, entre 1928 y 1929 los convoyes del funicular dispusieron de asientos de clase preferente, con tarifas lógicamente más caras, de 0,50 pesetas la subida, 0,40 pesetas la bajada y de 0,75 pesetas la subida y bajada.
Al estallar la Guerra Civil, el 21 de junio de 1938 las comisiones de Hacienda y de Servicios Públicos aconsejaron un incremento provisional de las tarifas y los precios establecidos:

Tarifas provisionales de 1938 (en pesetas)

Durante la posguerra, el 1 de diciembre de 1940 se presentó una propuesta de incremento provisional de las tarifas. El 7 de febrero de 1941 la Delegación de Transportes lo vio factible y cuatro días después la Comisión Municipal Permanente lo aprobó, pero con carácter transitorio mientras no se normalizara el nivel general de precios.

Tarifas durante la posguerra (en pesetas)

Con motivo de la apertura de la Piscina Municipal Club Natación Montjuïc, en 1944, se creó un billete especial más barato exclusivo para los socios de esta instalación. Quienes utilizaban el funicular por motivos de trabajo podían disfrutar de un billete especial más asequible que expedía hasta las nueve de la mañana.
A partir del 7 de junio de 1972, los dos funiculares comenzaron a funcionar bajo control municipal de la S.P.M. Ferrocarril Metropolitano de Barcelona, S.A.

Evolución de las tarifas bajo explotación municipal (en pesetas)

Las tarifas de 1984 se equipararon con las del metro, pudiéndose usar las tarjetas multiviaje T1 y T2. Se distinguían diferentes tipos de billetes en función del viaje y del día. Las tarifas reducidas para los alumnos de la Escola del Bosc y para los socios de la piscina municipal de Montjuïc se eliminaron, mientras que el billete militar lo hizo en 1985. A partir de 1989, con la adquisición de un billete del Barcelona Bus Turístic se podía viajar gratuitamente en el funicular. El 9 de enero de 1990 las tarjetas multiviaje T1 y T2 dejaron de ser válidas por lo que sólo se podía adquirir un billete sencillo o de subida y bajada.

Tarifas durante su etapa como transporte de ocio (en pesetas)

Fotos: Arxiu ACEMA, Arxiu Diario de Barcelona, Arxiu TMB, Joan Antoni Solsona, Joan Sans Pont, Zerkowitz.

50 años (+3) de autobuses articulados en Barcelona (1967-2017): el Monotral Pegaso 6035/A

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Autobuses Pegaso 6035/A antes (derecha) y después (izquierda) de su reforma.
Foto: colección Juan Andrés Piñar

Se cumplen 50 años de la implantación de vehículos articulados en la red urbana de autobuses de Barcelona. En verdad serían 50+3 años si tenemos en cuenta que en 1964 circuló por las calles de la ciudad un prototipo de estas características. Anteriormente a esta época no se introdujeron autobuses de alta capacidad porque no se planteó como algo necesario. Sin embargo, en la historia tenemos un precedente, de 1934, un caso aislado extremadamente breve como fueron los autobuses Saurer con remolque, que durante unos pocos días circularon a modo de pruebas por las calles de Barcelona. Fueron adquiridos por el empresario Amadeo Torner, ganador del concurso de adjudicación de las nuevas líneas del llamado Plan de Conjunto que jamás llegaron a estrenarse.
Transcurridas justo tres décadas después, la incorporación de autobuses articulados coincidió en un momento de fuerte crecimiento urbano, económico y de población, durante el llamado Desarrollismo. La red de tranvías se iba desmantelando progresivamente y sustituyendo las líneas por autobuses. A ello se sumó un notable incremento de pasajeros en el transporte público que necesitaba desplazarse regularmente por motivos de trabajo y/o estudio. Se justificaba así la necesidad de disponer un sistema de transporte de superficie rápido, ágil y flexible capaz de compensar la desaparición de los portentosos tranvías de doble composición o con remolque que circulaban por áreas de gran afluencia y durante las horas punta. Precisamente durante 1964 se estudió la adquisición de nuevos tranvías articulados y luego una reforma de los tranvías de la serie 1200 para acoplar dos coches, pero ninguna de las dos propuestas prosperó.

Autobús Saurer con remolque, el antepasado del autobús articulado, adquirido por Amadeo Torner, previsto para circular en las líneas del Plan de Conjunto, en pruebas por las calles de Barcelona. Foto: Arxiu Albert González Masip

Finalmente, la firma española Pegaso diseñó su primer autobús articulado, el Pegaso 6035/A, un derivado del monotral Pegaso 6035 estándar cuyo prototipo también se presentó en 1964. Fue el primero que se fabricó en España. El prototipo que salió de fábrica medía 18 metros de longitud y disponía de cuatro puertas en el lado izquierdo (tres de cuatro hojas móviles y la delantera de dos) más dos puertas auxiliares en el derecho. Exteriormente iba pintado de doble tono azul oscuro en la parte inferior y claro en el superior, color popularmente llamado "azul Porcioles" en alusión al entonces vigente alcalde de Barcelona. Sus características mecánicas eran muy similares al de su hermano estándar numerado como 1901, con motor Pegaso 9101 de 200CV de potencia, 6 cilindros, cilindrada de 10.518cc y caja de cambios semiautomática Wilson. El tercer eje fue construido por Acerbi y la articulación por la firma Viberti. El interior disponía de 29 asientos almohadillados verdes en disposición 2+1, iluminación incandescente y ventanas tipo Young. La carrocería, de Jorsa, era autoportante monocasco, es decir, una estructura integrada por dos entramados laterales que formaba la base de la carrocería en vez del tradicional sistema de bastidor-carrocería, lo que implicaba menor peso y, a su vez, una mejor definición del acabado externo una vez se recubría de plancha. De ahí también la denominación Monotral.

Prototipo de Pegaso 6035/A, todavía sin matricular ni numerar, en su estado original de 18 metros de longitud. Foto: Arxiu TMB

En la XXXII Feria Oficial e Internacional de Muestras de Barcelona, cuyo certamen duró del 1 al 15 de junio de 1964, se exhibió por primera vez al público este autobús, instalado concretamente en el Salón del Automóvil, en el Palacio de Victoria Eugenia. Posteriormente el mismo vehículo fue presentado públicamente en la plaza de San Jaime el 10 de octubre siguiente ante el alcalde José María de Porcioles acompañado de la directiva de Tranvías de Barcelona y miembros de la firma Pegaso. Tras el acto, la comitiva inspeccionó el interior del vehículo y efectuó un pequeño recorrido entre dicha plaza y el paseo de Colón y regreso para comprobar su fiabilidad.
El nuevo autobús empezó a circular a modo de pruebas en la línea 44 "Pl.Letamendi-Barrio Besós", especialmente durante las horas punta para comprobar la capacidad de absorción de grandes afluencias de usuarios. Desde aquel momento al vehículo se lo bautizó como "gusano" por su aspecto e incluso también como "autobús-escoba" al recoger durante su recorrido a todos los candidatos a pasajero.

Autobús Pegaso 6035/A número 300 de URBAS, con la matrícula B-500000, en el acto de celebración del vehículo medio millón matriculado en la provincia de Barcelona.
Foto: Pérez de Rozas

Al cabo de un año el prototipo fue reformado debido a que su longitud era legalmente superior a la autorizada, por lo que para cumplir con la normativa de circulación vigente se redujo su longitud a 16,5 metros, quedando finalmente a tres puertas en el lado izquierdo, desapareciendo la puerta situada entre el segundo y el tercer eje. Se exhibió nuevamente durante la XXXIII Feria Oficial e Internacional de Muestras de Barcelona celebrada del 1 al 15 de junio de 1965. En el último trimestre del citado año, el vehículo se entregó a Tranvías de Barcelona, que lo numeró con la calca 2001 y matrícula B-446629, dándose de alta el 16 de noviembre para poder circular con toda normalidad por las líneas urbanas barcelonesas.
En 1966 llegó un nuevo prototipo de autobús articulado con notables diferencias estructurales en relación al primer vehículo. Fue una adquisición de la sociedad Urbanizaciones y Transportes (URBAS) que explotaba los servicios interurbanos entre Barcelona y las ciudades del extrarradio más próximas a la capital catalana donde el crecimiento urbano, de población y de la economía también se extendió, generando la llamada Región Metropolitana o Gran Barcelona. Por tal motivo algunas de esas líneas de autobús requerían también de vehículos de gran capacidad para intentar absorber una demanda que siempre sobrepasó una oferta entonces insuficiente.

Autobús Pegaso 6035/A en estado original circulando en la línea 50.
Foto: Joan Antoni Solsona

Además de medir 16,5 metros de longitud en base a la reglamentación vigente, disponía de una carrocería de la firma Hugas, que presentaba novedades en el aspecto del frontal, de la zaga y de las tres puertas de acceso, siendo también de cuatro hojas móviles la delantera. El interior disponía de 36 asientos de tubo y contrachapado de madera. Mecánicamente dotaba de un motor Pegaso 9101 de 170CV de potencia, 6 cilindros, cilindrada de 10.170cc y caja de cambios semiautomática Wilson. Exteriormente fue pintado con los colores corporativos de URBAS, es decir, de verde oscuro en la parte inferior y crema en la superior.
El nuevo autobús se entregó a URBAS el 1 de junio de 1966 con la calca 300 y matrícula B-500000, convirtiéndose así en el vehículo medio millón matriculado en la provincia de Barcelona. Ello motivó la celebración el 23 de agosto siguiente de un acto especial en la explanada de Montjuïc entre el Palacio Nacional y la fuente mágica. Le acompañaron el primer automóvil matriculado en la ciudad, un Hispano-Suiza con matrícula B-1 del 3 de agosto de 1907, un Voisin Biscuter con matrícula B-100000 del 17 de mayo de 1955, un Seat 1400 con matrícula B-200000 del 8 de octubre de 1959, un autobús Pegaso-Seida con matrícula B-300000 del 30 de noviembre de 1962 también de URBAS; y un Seat 600 con matrícula B-400000 del 20 de enero de 1965.

Autobús Pegaso 6035/A de URBAS circulando en la línea UC. Foto: autor desconocido

Fuera de estos dos precedentes, la entrada oficial en servicio de autobuses articulados en Barcelona fue en 1967, motivo por el cual en el presente año se conmemora el 50 aniversario. Las nuevas unidades dispondrían prácticamente de las mismas características mecánicas y estructurales que el coche 300 de URBAS de 1966, aunque pintados con los colores corporativos de Tranvías de Barcelona que, además del "azul Porcioles", también se aplicó en algunos vehículos un doble tono verde oscuro en la parte inferior y claro en el superior, popularmente llamado "verde Porcioles". Disponían de 36 plazas sentadas y 74 de pie. Entre el 24 de mayo y el 21 de octubre de 1967 se adquirieron los vehículos numerados del 2002 al 2023, además de los coches del 3027 al 3029. El 23 de octubre del mismo año la serie 2002-2023 pasó a ser la nueva 3002-3023; y entre el 15 de enero y el 22 de noviembre de 1968 llegaron los coches numerados del 3024 al 3101. De estas unidades, sólo algunas se les dotó a modo experimental con cambio de marchas con botonera. En cuanto al prototipo 2001 de 1964, conocido por los empleados de la Compañía como "el abuelo", sufrió modificaciones en la carrocería a fin de asimilarlo al resto de sus hermanos, especialmente el frontal y de la zaga, la sustitución de los asientos almohadillados por otros de tubo y contrachapado de madera, el cambio de calca pasando a ser el 3001 para integrarlo a dicha serie, y el repintado exterior a "verde Porcioles". Paralelamente URBAS adquirió para sus servicios interurbanos los coches numerados del 301 al 310 entre el 22 de mayo y el 2 de octubre de 1967; del 311 al 320 entre el 9 de marzo y el 2 de mayo de 1968; y del 321 al 324 el 27 de mayo de 1969.

Autobús Pegaso 6035/A tras ser modernizado con carrocería Noge, circulando en la línea 9. Foto: Carlos Segura

El excelente rendimiento de estos autobuses motivó que alguna empresa privada se decidiese por adquirir este modelo para sus servicios. Fue el caso de las empresas Autotransportes Martí (líneas urbanas de Sabadell), Mohn (línea de Barcelona a Gavà) y Soler i Sauret (línea de Barcelona a Vallirana).
No fue hasta ocho años después que se produjo una segunda entrega de autobuses articulados, carrozados por Noge y dotados exteriormente con un nuevo color corporativo rojo con franja quebrada crema. A diferencia de los adquiridos en la década exterior, presentaban mejoras como los nuevos asientos de tubo y contrachapado de madera, iluminación fluorescente, ventanas de apertura lateral, nueva cabina de conducción semicerrada, indicador luminoso de "Parada solicitada", ventanas posteriores de salida de emergencia, nueva parrilla frontal y faros delanteros cuadrados. Entre el 28 de julio y el 13 de noviembre de 1975 se adquirieron los vehículos numerados del 3200 al 3242, originalmente de color "verde Porcioles" y luego repintados a los nuevos colores antes de entrar en servicio. De estos, del 3200 al 3224 fueron destinados a servicios interurbanos de la ya extinta y absorbida URBAS, motivo por el cual carecían de la franja quebrada crema. Del 19 al 30 de enero de 1976 fueron recibidos los coches del 3243 al 3249, además de los coches 3222 y 3224; del 13 de julio al 14 de septiembre de 1978 llegaron las unidades numeradas del 3250 al 3254; y del 13 de enero al 27 de febrero de 1979 llegaron los últimos vehículos, del 3255 al 3264. La serie 3200-3249 disponía de 39 plazas sentadas y 71 de pie, mientras que la serie 3250-3254 aumentó a 48 plazas sentadas reduciendo a 45 las de a pie.

Autobús Pegaso 6035/A de la serie 3200 con el nuevo color corporativo rojo
circulando en la línea 41. Foto: Colección Manuel González

A partir de 1976 la serie más antigua del 3002 al 3101 sufrió reformas estructurales a fin de asimilarlos y hacerlos idénticos a los vehículos más modernos adquiridos entre 1975 y 1979 en cuanto a interiorismo, plazas (48 sentadas y 45 de pie) y al aspecto exterior. La empresa Noge ubicada en Arbúcies (Girona) se encargó de dicha transformación. Merece mencionar que en algunos coches se les incorporó trampilla de aireación en el techo (3026, 3037, 3066, 3067, 3068, 3080, 3082, 3083, 3086, 3091 y 3101); otros fueron reformados a dos puertas haciendo desaparecer la del remolque cuando se adaptó la entrada y cobro por delante con la supresión de la cabina del cobrador (3054, 3078, 3079, 3083, 3085 y 3088); otros se les incorporó el indicador de línea trasero integrado en la parte superior de la zaga (3026, 3038, 3047, 3051, 3071, 3075, 3076, 3077, 3083, 3085, 3087, 3088, 3089, 3091 y 3101); y a dos vehículos se los dotó con nuevos asientos almohadillados tipo Urbano 2000 (3013 y 3043). Igualmente los autobuses articulados de URBAS pasaron a Transportes de Barcelona entre 1975 y 1976, siendo también reformados en su interior y repintados exteriormente a los nuevos colores rojo con franja quebrada crema (para servicios urbanos) o sin ella (para servicios interurbanos) siguiendo los mismos criterios antes mencionados.
Generalmente estos autobuses descansaban en las cocheras de Levante, Zona Franca y Puigcerdà (de URBAS) y fueron normalmente destinadas de forma ocasional o fija a líneas de gran afluencia de pasajeros como fueron la 7, 9, 35, 41, 43, 44, 45, 47, 48, 50, 56, 57, 73, 75, 109, 156, 173 y los servicios especiales al Camp Nou y al Estadi de Sarrià. Circularon también por las líneas interurbanas 504, 506, BC, BI, BM, BS, CO, TP y UC.

Autobús Pegaso 6035/A en sus últimos tiempos, circulando con el nuevo color
corporativo de TMB. Foto: Juan Andrés Piñar

Entre los años 1981 y 2000 se fueron dando de baja progresivamente. La mayoría fueron desguazados, aunque otros se vendieron a empresas como Autobusos de Lleida, Aviaco, Cía. Torres Pons (de Agramunt), Tubsal (actual Tusgsal, del Bercelonès Nord) y a la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), disfrutando de una segunda vida útil. Entre 1991 y 1997 sobrevivieron 16 unidades de la serie 3200 usados esporádicamente como servicios de refuerzo ante la insuficiencia de nuevos vehículos articulados. Por ese motivo fueron repintados a la nueva imagen corporativa de color blanco en la parte inferior, negro en las ventanas y rojo en la zaga y la parte inferior del testero. Concretamente fueron los coches 3216, 3221, 3226, 3232, 3233, 3234, 3235, 3243, 3246, 3253, 3255, 3256, 3257, 3259, 3261 y 3263.
En la actualidad, el coche 3055 ha sido restaurado en color rojo con franja quebrada crema y preservado por la Associació per a la Recuperació i Conservació d'Autobusos (ARCA). Igualmente, Patrimoni Històric de TMB ha restaurado el coche 3036 a su aspecto original "verde Porcioles" de 1967, incluida la recuperación de los faros redondos delanteros y la parrilla del testero. Además, dispone de los coches 3034, 3220 y 3261 todavía pendientes de restauración.

Los dos Pegaso 6035/A actualmente restaurados participando en el Rally d'Autobusos Clàssics. El primero, de Patrimoni Històric de TMB, y el de atrás, de la asociación ARCA. Foto: Arxiu TMB

Para la realización del presente artículo han sido referentes fundamentales la página web de José Mora Martín www.autobusesbcn.es, la hemeroteca de La Vanguardia, el "Boletín Informativo" de TB (Nº136, julio 1978) y el libro "Tranvías de Barcelona s.p.m. 1959-1969. Material móvil. Autobuses y microbuses (y II)" de César Ariño Planchería.


El servicio municipal de microbuses para personas de movilidad reducida de TMB (1977-1992)

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Se cumplen 40 años de transporte público para personas de movilidad reducida en Barcelona, algo que hoy día se puede considerar prácticamente normalizado si bien ello se ha conseguido a costa de una larga lucha reivindicativa. Históricamente deberíamos remontarnos a la década de los setenta del pasado siglo, cuando del 8 al 12 de marzo de 1971 la Asociación de Entidades Colaboradoras para el Minusválido (ECOM) organizó en el Palacio de las Naciones de Montjuïc unas jornadas de trabajo con el propósito de debatir los problemas que padecía este colectivo en diferentes ámbitos, desde el social hasta el laboral pasando por las barreras arquitectónicas en el aspecto urbanístico, siendo uno de los temas específicos a tratar la movilidad en transporte público. El principal objetivo era divulgar a la sociedad en general una realidad ignorada para tomar conciencia en la lucha destinada a mejorar la calidad de vida de los discapacitados físicos (entonces llamados inválidos) y psíquicos (entonces llamados subnormales), y adecuar la ciudad a sus necesidades. Tras dichas jornadas, hubo en 1974 un segundo congreso aunque lamentablemente no tuvo a nivel estatal la repercusión deseada, con lo cual los discapacitados expresaron su sensación de sentirse apartados de la sociedad por el hecho de estar recluidos en la vivienda o en centros especializados. A pesar de que en una reunión del Consejo de Ministros del 27 de septiembre del citado año se aprobó el informe-propuesta elaborado por la Comisión Interministerial para la integración social de los discapacitados, durante los años posteriores no se puso en práctica.


Al cabo de dos años, el sábado 3 de julio de 1976 se produjo una concentración a las 18:30h. en la plaza de Cataluña que congregó alrededor de 200 discapacitados reivindicando su derecho a acceder a los transportes públicos. Para ello procedieron a hacer una demostración de intento de subir a los autobuses y de bajar al metro para evidenciar su imposibilidad y así sensibilizar de esta problemática. Se dio el caso de algunos cobradores y conductores que ayudaron a algunas personas discapacitadas a subir al autobús. El colectivo puso de manifiesto que en algunas ciudades del mundo como Washington, San Francisco, Boston y Munich era un problema resuelto mientras que en Barcelona todavía suponía una asignatura pendiente. Exigieron para los autobuses la colocación de una rampa o vado en cada parada, entrada y salida trasera con elevador en los vehículos; y para el metro la instalación de ascensores calle-vestíbulo y vestíbulo-andén, la ampliación de puertas y taquillas y rebajar la entrada a los vagones de los trenes. El acto fue promovido por la Coordinadora de Grupos de Base de Disminuidos Físicos con el apoyo de las asociaciones de discapacitados, y su repercusión motivó la creación poco después de la Comisión Mixta Ayuntamiento-Disminuidos Físicos. El miércoles 1 de diciembre siguiente la ECOM celebró una asamblea general extraordinaria en la cual se lanzaron diez propuestas, de las cuales una de ellas era el derecho a utilizar los transportes públicos mediante su adecuada adaptación.


Llegados a 1977, el Ayuntamiento de Barcelona optó por la incorporación de una pequeña flota de microbuses especiales adaptados a personas de movilidad reducida mientras no se eliminaran las barreras arquitectónicas ni se adaptara el transporte público. En el 19º Salón del Automóvil celebrado en la Feria de Barcelona del 23 de abril al 3 de mayo se presentó el primer vehículo, un microbús Pegaso-Sava 5720.20. Y el miércoles 11 de mayo empezó a circular a modo de prueba efectuando un trayecto circular con origen y final en la plaza de España por la avenida del Paralelo, las Ramblas, plaza de Cataluña, paso de Gracia, Aragón, Muntaner y Gran Vía. Dispuso de paradas ordinarias como el resto de líneas convencionales, y desde aquél momento tuvo éxito de público entre el colectivo de discapacitados que observó las ventajas de este nuevo sistema de transporte. Posteriormente se usó para otras pruebas esporádicas, principalmente el servicio puerta a puerta, obteniéndose buenos resultados, lo que motivó a la adquisición de nueve unidades más.


Este vehículo se dio de alta el 19 de abril de 1978 con la calca 51 y matrícula B-6651-CW. El resto de unidades llegaron durante 1979, año en que oficialmente se estrenó este servicio especial, cuya gestión dependería de la Corporación Metropolitana de Barcelona (CMB), siendo su operador Transportes de Barcelona (TMB) en acuerdo con el Instituto Nacional de Servicios Sociales (INSERSO). El coste de adquisición fue sufragado gracias al Presupuesto Extraordinario de Infraestructura y Equipamiento Sociales, partida 54 del Ayuntamiento de Barcelona que constó de dos remesas de 9.625.000 pesetas cada una. Nueve microbuses más completaron la flota: 52 (B-0940-DM), 53 (B-0941-DM), 54 (B-3261-DK), 55 (B-2988-DL), 56 (B-1856-DW), 57 (B-1855-DW), 58 (B-1854-DW), 59 (B-1853-DW) y 60 (B-1857-DW). Los coches 52 y 53 fueron dados de alta el 23 de abril de 1979, el coche 54 el 27 de febrero de 1979, el coche 55 el 28 de marzo de 1979 y los coches del 56 al 60 el 12 de noviembre de 1979. El depósito principal de estos vehículos era la cochera de Borbón.


Todos ellos eran también del mismo modelo Pegaso-Sava 5720.20, con la diferencia de disponer de dos puertas mientras que el 51 tenía tres. Del 51 al 55 fueron carrozados por Ugarte mientras que del 56 al 60 por Noge. Exteriormente iban pintados de amarillo en la parte inferior y blanco en la superior. La puerta central, de doble hoja y apertura exterior era sensiblemente más grande, pues allí se ubicaba la plataforma elevadora hidráulica (coches del 51 al 55) o bien neumática (coches del 56 al 60) de acceso a personas con silla de ruedas. La puerta delantera era de doble hoja móvil para los pasajeros sin silla de ruedas. Disponían de grandes ventanas, siendo practicables las laterales. Interiormente dotaban de diez asientos tapizados de skay, iluminación fluorescente y buena parte del espacio en plataforma destinada a sillas de ruedas y barras con cinturones de seguridad.
Mecánicamente poseían un motor diésel Pegaso 9042/01 vertical de 4 cilindros, 90CV de potencia a 2.400 rpm. y cubicaje de 4,4 litros, situado en la parte trasera del bastidor, montado en posición longitudinal. La caja de cambios era manual ISA-ZF de 5 velocidades sincronizadas y marcha atrás. La velocidad máxima era de 82 Km./h. y disponía de freno de servicio tipo hidráulico con mando neumático y de palanca tipo MGM.


Aunque en un principio se planteó intercalar algunos de estos vehículos en las líneas urbanas de Barcelona, finalmente se descartó por los problemas que ello comportaría, pasando a ofertar únicamente servicios puerta a puerta con recorridos y horarios establecidos a petición de los usuarios. En función de la demanda, de dichos servicios se podían distinguir entre fijos y esporádicos. Los primeros eran aquellos que repetían horarios, origen y destino, pudiéndose programar con antelación y solicitar en cualquier momento, mientras que los segundos eran todo lo contrario, habiendo de solicitarlos al menos dos días hábiles antes. El servicio iba dirigido a personas con discapacidad y movilidad reducida empadronadas en Barcelona, poseedoras de la tarjeta blanca que los acreditaba para ser beneficiarias así como de la acreditación conforme superaban el baremo de movilidad reducida. Las tarifas eran homólogas a las de los servicios urbanos convencionales, siendo válida la Tarjeta Rosa Metropolitana y la tarjeta multiviaje T4.


El éxito de este servicio especial quedó reflejado al cabo de un año de estrenarse, con 73.243 viajes efectuados en 1980. Ello motivó a reforzar el parque móvil con la adquisición de cuatro microbuses más: dos Mercedes-Benz 508D (B-2590-GC numerado 61 y alta el 5 de marzo de 1984, y B-6237-GC numerado 62 y alta el 20 de marzo de 1984) y dos Mercedes-Benz L-609D (B-6929-KN y B-6928-KN, numerados 63 y 64 respectivamente y dados de alta el 22 de agosto de 1989). Como novedad, eran vehículos tipo furgoneta, más ligeros y silenciosos que los Pegaso-Sava, además de tener un diseño más moderno y acceso mediante plataforma elevadora ubicada en la zaga. Derivados del modelo T2, tenían un motor delantero con una cilindrada de 1988cc, 55 CV de potencia a 4.350 rpm. y caja de cambio de 5 velocidades. Exteriormente disponían de grandes ventanas practicables, puertas delanteras manuales (para pasajeros y para conductor) y librea amarilla en la parte inferior y blanca en la superior.


En 1991 el Institut Municipal de persones amb Discapacitat (IMD) firmó un acuerdo de colaboración con la Entitat Metropolitana del Transport (EMT) para la gestión del servicio, acordándose el traspaso del material móvil y estableciendo que cada entidad financiaría el 50% del servicio. En ese mismo año la accesibilidad al transporte público se extendió al taxi y al autobús, siendo el Aerobús la primera línea de toda España en disponer de 9 autobuses Neoplan N4014NF de piso bajo con rampa, inaugurada el 14 de marzo. Además, la competencia de empresas privadas, básicamente fundaciones de discapacitados que disponían de su propia flota de vehículos y ofrecían una atención más personalizada a escuelas y centros hospitalarios, empezó a afectar en parte la rentabilidad de este servicio municipal, con lo cual se planteó la posibilidad de traspasarlo a un operador privado.


Durante el año 1992 se inició el largo proceso de adaptación de los sistemas de transporte colectivo a personas de movilidad reducida. Barcelona contaba con una población discapacitada alrededor de los 46.000 habitantes que se desplazaban regularmente a centros especiales, o bien por motivos de trabajo y/o estudio. El 18 de febrero de 1992 se inauguró el tramo Santa Coloma-Fondo de la L1 de metro, siendo la estación "Fondo" la primera de toda la red en disponer de ascensores calle-vestíbulo y vestíbulo-andén para personas con movilidad reducida, así como baldosas especiales para invidentes. A partir del 1 de julio siguiente TMB estrenó 20 autobuses MAN NL-202 de piso bajo y rampa para sillas de ruedas, y lo mismo hicieron las empresas Tubsal (actual Tusgsal) con 10 unidades Neoplan N4014 y Oliveras con un Neoplan N4016.


Por encargo del Instituto Municipal de Disminuidos, TMB dejó de prestar el servicio de microbuses para discapacitados, pasando a manos de la empresa privada Transports Ciutat Comtal (TCC). El cambio se hizo factible el lunes 9 de marzo de 1992. La nueva operadora adquirió 10 nuevos microbuses Renault y de segunda mano los coches 56 (07/05/1992), 53 (12/01/1993) y del 61 al 64 (30/12/1993). El resto de la flota se vendió a otras empresas: el 57 a Autocars Girona de Vilafranca del Penedès (12/11/1992), el 51 a Puertollano en Ciudad Real (12/01/1993), el 60 a Sagalés (12/01/1993), el 58 a Autocars Girona de Vilafranca del Penedès (28/05/1993), el 59 a Autocars Girona de Vilafranca del Penedès (30/07/1993), el 54 a Transports Generals d'Olesa (26/07/1995), y los coches 52 y 55 a la empresa Brillas de Blanes (21/06/2000). La experiencia de los microbuses discrecionales para discapacitados y personas de movilidad reducida severa se fue extendiendo a otras ciudades del ámbito metropolitano como Badalona, Esplugues de Llobregat, L'Hospitalet de Llobregat, Sant Adrià de Besòs y Santa Coloma de Gramenet.


Durante la década de los noventa y ya entrados al nuevo siglo XXI, a medida que la red de autobuses urbanos, interurbanos e intermunicipales tanto de Barcelona como de la Región Metropolitana, así como la red de metro, FGC y de Rodalies-RENFE ha ido adaptando instalaciones y material móvil a personas de movilidad reducida, se modificaron las condiciones de acceso al servicio especial de microbuses adaptados, ya que en muchos casos las personas discapacitadas no tenían necesidad de requerirlos al poder viajar prácticamente en las mismas condiciones que el resto de usuarios del transporte colectivo. Ello comportó un lógico descenso anual de pasajeros. En la actualidad sólo pueden solicitarlo quienes no dispongan de un autobús, tranvía, metro, ni de un itinerario accesible; quienes deban hacer más de un transbordo; y quienes deban recorrer una distancia superior a 450 metros si van en silla de ruedas o 200 metros si usan bastones o muletas hasta la parada de autobús, tranvía o metro.

Fotos: Archivo www.autobusesbcn.es, Archivo La Vanguardia, Archivo Ramón Díaz Quero, Arxiu Ajuntament de Barcelona, Arxiu EMT, Arxiu Moventis, Arxiu TMB, Joan A. Solsona, Pere París, Pérez de Rozas.

El proyecto de tranvía colgante del Clot al Poblenou

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Anuncio del proyecto de tranvía colgante entre el Clot y el Poblenou publicado en el periódico "La antigua unión" (noviembre 1880). Foto: AMDSM

Con motivo de la inauguración de la primera línea de tranvía entre Barcelona y Gràcia el 27 de junio de 1872, enseguida se despertó el interés por presentar proyectos similares y configurar una red de transporte público regular de pasajeros, que durante los años posteriores se haría realidad e iría sustituyendo a los antiguos servicios de tartanas. En el municipio de Sant Martí de Provençals, teniendo en cuenta la importancia de la industria y de su movilidad por razones de trabajo, comercio y gestiones, se creyó conveniente disponer de líneas regulares de tranvías para agilizar estos flujos de población. Entre las diversas propuestas, surgió la idea de unir los barrios del Clot y del Poblenou aprovechando la nueva carretera que los enlazaba, pues las relaciones socio-económicas eran importantes. A menudo, muchos vecinos del Poblenou se trasladaban a la Casa de la Vila, en el Clot, para resolver asuntos burocráticos, urbanísticos, levas e impuestos. Además, los obreros residentes en el Clot iban a pie hasta el Poblenou para trabajar en las fábricas. Fue a partir de la década de 1870 que algunos empresarios particulares ofrecieron sus propuestas para el establecimiento de un servicio de transporte que enlazara ambos núcleos.

Recorrido previsto de la línea

Sin duda el proyecto más interesante presentado y uno de los más singulares de la historia de nuestro transporte fue la propuesta de construcción de un tranvía colgante entre el Clot y Poblenou ("Proyecto para el planteamiento de una tranvía-colgante con Real Privilegio Exclusivo entre el Clot y el Pueblo Nuevo, facilitando el poder utilizar de las dos vías férreas, hoy existentes, en los extremos de la línea de suspensión que se solicita establecer"). La iniciativa fue obra del abogado barcelonés Joan de Marfà Quintana, el cual declaró que "es muy notable en el mundo civilizado la existencia de tranvías colgados en los Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Italia y otros lugares de Europa, como notables son sus ventajas". Tras haber viajado por varias ciudades europeas y muy probablemente después de haber adquirido la patente de construcción de este sistema de transporte derivado del monorraíl aéreo, el 19 de noviembre de 1880 constituyó una sociedad denominada "Compañía Española de Tranvías Colgantes". Dos años después, el 4 de julio de 1882, Marfà presentó su proyecto en el Ayuntamiento de Sant Martí de Provençals.

Material móvil previsto e infraestructura. Vista lateral. Foto: AMDSM

En virtud del Real Decreto de 9 de marzo de 1882, obtuvo el privilegio exclusivo sobre "locomoción aérea suspensiva o colgante" aplicable a ferrocarriles y tranvías en toda España y provincias de ultramar, dándole el Gobierno la correspondiente cédula.
La nueva línea de tranvía colgante debía transcurrir partiendo de la plaza del Clot (del Mercado), a través de la calle Talleres (Rosendo Nobas), calle Verneda, San Juan de Malta, San Pedro y finalizar en la calle Taulat para regresar por el mismo camino de ida.
El trazado debía constar de una vía sencilla con un desvío efectuado por la fuerza de la tracción. La longitud del recorrido sería de 2 kilómetros y 62 metros, e incluiría paradas señalizadas para el público usuario de la manera y formato que el concesionario creyera conveniente.
En cuanto al material rodante, éste había de estar formado por coches imperiales movidos con tracción animal y colgados de una vía, la cual sería en realidad una jácena sostenida por unos tirantes de gran resistencia y colocados a una altura de 5 metros para dejar libre la circulación de las calles por donde el tranvía tenía que pasar.

Material móvil previsto e infraestructura. Vista frontal. Foto: AMDSM

Las columnas estarían espaciadas equidistantemente a 5-6 metros de distancia. Además, habían de estar puestas por toda la vía por la parte exterior de la acera al preverse para otros usos, como por ejemplo la conducción del gas.
Los coches irían colgados de los rieles que iban dentro las jácenas indicadas y tendrían un freno de cadena que actuaría sobre las ruedas en caso de que fuera necesario.
El sistema de tracción sería con caballos o mulas, sin que existiera el problema de que estos animales tuviesen que hacer excesiva fuerza de tracción, dado que el vagón podría deslizarse por la viga incluso lleno de pasajeros.
Los costes económicos de la construcción de este tranvía representaban un ahorro de hasta el 50% con respecto a otros sistemas de transporte conocidos. El presupuesto aproximado de las obras que se presentó fue el siguiente:

• 345 agujeros de 1,25m3 por los cimientos de los pilares (430m3 a 2 pesetas)...................................................................................860 pesetas
• Mampostería de rellenado a 15 pesetas/ m3...........................6.450 pesetas
• 2062 metros de jácena doble con raíles y abrazaderas de hierro virgen a 90Kg. cada metro y a 40 pesetas los 100Kg............................74.230 pesetas
• 345 pilares con sus correspondientes brazos de un peso de 430Kg. cada uno a 25 pesetas los 10Kg...........................................................39.850 pesetas
• Montaje y dirección de las obras..........................................15.000 pesetas
• Herramientas y material de la empresa...................................2.000 pesetas
• Construcción de una estación con oficinas, talleres, cochera estable y los apeaderos convenientes........................................................40.000 pesetas
• 6 coches completos con ruedas, freno y tirantes a 2.500 pesetas por vehículo...............................................................................15.000 pesetas
• 10 mulas a 500 pesetas cada una..........................................5.000 pesetas
• TOTAL.............................................................................198.410 pesetas

El proyecto quedó sintetizado en tres cualidades: seguridad, economía y comodidad. En relación a las tarifas, el señor Marfà observó que "conviene tener en consideración que cuando la moneda decimal tenga curso forzoso en Cataluña, no pudiéndose entonces pagar prácticamente le precio de doce céntimos de peseta, será preciso elevar dicho precio de pasaje a quince céntimos de peseta que aumentará los beneficios de más de un dos por ciento del capital invertido".
El 14 de septiembre del mismo año 1882 el Ayuntamiento de Sant Martí de Provensals aprobó el proyecto. Dos años después, el 26 de enero de 1884 se constituyó en Barcelona la empresa explotadora como sociedad anónima ante el notario Joaquim de Martras. Tendría una duración de 60 años a partir de la fecha de su constitución. La sede social se estableció en Barcelona aunque sin un domicilio concreto. El capital social sería de 750.000 pesetas representadas por 3.000 acciones de 250 pesetas de valor nominal cada una. Se designó a Joan de Marfà Quintana como director-gerente, a Josep Pujol Fernández (abogado) como presidente, a Josep Gassó Martí (comerciante) como vicepresidente y a los señores Josep Bonastre Sabater (comerciante), Joan Matheu Padré (comerciante), Pere Estela Tolsanas (comerciante), Sebastià Horta Torrent (abogado) y Joaquim Adolf Palaudaries Fochs (abogado) como vocales. También fueron designados los cargos de tesorero-cajero, secretario general e ingeniero facultativo mecánico.

Tartana de La Provensalense efectuando el recorrido entre el Clot y Poblenou. Esta línea
fue conocida como "La Catalana" y prestó servicio hasta el año 1980. Foto: AMDSM

El Consejo de Administración estaría formado por los antes citados señores Pujol, Cassó, Matheu, Estela, Palaudaries y Bonastre. Otros accionistas de la empresa que estuvieron presentes en el acto notarial a modo de testigos juntamente con los antes mencionados fueron los señores Dionís Bobín Sirot (ingeniero), Eduard Canals Raurés (propietario), Miquel García Mariño (escribano), Francesc de Paula Planas Font (abogado), Pere Pons Ponsetí (peluquero), Bernabé Basseda Llevat (impresor), Perfecte De Grau Carreras (encuadernador), Josep Altamira Reniu (propietario), Rafael Farga Pellicer (impresor) y Rafael Patau Prous (latonero). Los diecinueve miembros poseían un total de 1.505 acciones.
La prensa de Sant Martí de Provençals habló favorablemente de este proyecto que nunca llegó a materializarse por varias razones aún no esclarecidas debido a la falta de más documentación. Sin embargo, se puede suponer que las causas podrían haber sido debidas a los desacuerdos administrativos entre las condiciones a imponer, o sobre todo por la tarifa excesivamente cara en comparación al sueldo de los trabajadores de aquella época. Así, la sociedad acordó su disolución el 12 de marzo de 1885, liquidándose el 18 de mayo siguiente.

El ferrocarril aéreo del Tibidabo, el único transporte colgante o monorraíl hecho realidad,
del año 1915 y actualmente en funcionamiento. Foto: autor desconocido

La conexión entre el Clot y el Poblenou no se hizo efectiva hasta el año 1908 cuando el señor Rafael Martí Porqueras inauguró un servicio regular de tartanas que luego pasaría a manos de La Provensalense, y que sería conocido popularmente como "La Catalana". En cuanto a sistemas de transporte colgantes, Barcelona vio el primero el 22 de mayo de 1915, el ferrocarril aéreo del parque de atracciones del Tibidabo, actualmente la atracción más antigua existente que todavía hoy se conserva en funcionamiento.

Que las Ramblas recuperen sus nombres originales

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Desde hace algunos años las tradicionales Ramblas barcelonesas han perdido inexplicablemente la denominación original de cada uno de sus tramos por la nueva denominación unificada "La Rambla". Ello queda claramente reflejado en las placas callejeras. Si a la calle más famosa de la ciudad se la ha denominado popularmente como "Las Ramblas" en plural, se debe a que en realidad dicha arteria está formada por más de una rambla, cada una de ellas con un nombre, una identidad y una historia: la Rambla de Canaletes, la Rambla dels Estudis, la Rambla de Sant Josep, la Rambla dels Caputxins y la Rambla de Santa Mònica, las cuales definen un paseo de 1.200 metros de longitud desde la plaza de Catalunya hasta el monumento a Colón. ¿Qué sentido tiene entonces llamarla "La Rambla" en singular y oficializar esa errónea denominación en detrimento de los nombres originales? Ante la nomenclatura actual merece la pena hacer un breve repaso acerca del origen de las cinco denominaciones de una arteria que desde el año 1440 dejó de ser una riera para convertirse definitivamente en el paseo que es.

Aguaderas en la fuente de Canaletes en 1910. El antiguo abrevadero con pequeños canalones de suministro de agua dio nombre a la Rambla de Canaletes. Foto: AHCB

Empezando desde la plaza de Catalunya se inicia la Rambla de Canaletes, la cual finaliza entre las calles de Santa Anna y del Bonsuccés. Tomó el nombre de una vieja fuente o aljibe situada en el Estudio General cuyas canalizaciones abocaban el agua en una especie de abrevadero. De dichas canalizaciones surgió la palabra "canaletes" que significa canalones pequeños. Las torres que formaban parte de la segunda muralla y que se hallaban donde actualmente transcurre la calle de Pelai fueron llamadas también de Canaletas. Se derribaron en 1854 tras destruirse el baluarte y el fuerte. Años después, en 1862 se instalaron a modo provisional dos fuentes de hierro y en 1892 de forma definitiva la actual Font de Canaletes, una fuente-farola obra del arquitecto Jaume Rodelles, de las cuales existe una decena de copias repartidas por toda la ciudad. Punto de encuentro masivo para celebrar los títulos ganados por el Futbol Club Barcelona, dice la leyenda que quien beba de su agua regresará a la ciudad, de ahí que visitantes y turistas acudan a modo de ritual.

Dibujo de la Universidad del Estudio General anterior a 1714, que dio nombre
a la Rambla dels Estudis. Foto: Arxiu UB

El segundo tramo correspondería a la Rambla dels Estudis, que se inicia entre las calles de Santa Anna y del Bonsuccés y finaliza entre las calles de la Portaferrissa y del Carme. Debe su nombre a la antigua Universidad del Estudio General o Universidad Literária, que funcionó entre los años 1558 y 1714, sucesora del Estudio General de Barcelona de 1450. El edificio se emplazó entre las actuales calles de Pelai y Santa Anna. Hubo hasta el 2013 las tradicionales paradas de venta de pájaros y pequeños animales domésticos, de ahí que también se conociese como la Rambla dels Ocells. Se trataba de una feria pajarera muy antigua, de 1843, a modo de extensión del mercado de la Boqueria que luego se independizó. De carácter ambulante, tuvieron un fuerte impulso a partir de 1929. Desgraciadamente han desaparecido dando lugar a vulgares quioscos de alimentación y souvenirs para turistas que de ningún modo se integran en la verdadera identidad del paseo.

Dibujo de la iglesia del convento de San José de las Carmelitas Descalzas, que dio nombre a la Rambla de Sant Josep. Foto: publicación de Gaietà Barraquer en el libro Las casas de religiosos en Cataluña durante el primer tercio del siglo XIX

El tercer tramo correspondería a la Rambla de Sant Josep, que se inicia entre las calles de la Portaferrissa y del Carme y finaliza entre el Pla de la Boqueria y la calle del Hospital. Debe su nombre al convento de San José de las Carmelitas Descalzas, que existió entre el siglo XVI y 1835 y que acogió la Casa Provincial y el Noviciado. Previamente se erigió una pequeña iglesia dedicada también al mismo santo en 1586. En 1746 se instaló una prestigiosa fábrica de letras que ostentó el título de Real, y en 1833 innovó con una entonces modernísima máquina de impresión llamada La Carmelitana que obtuvo la exclusiva de fabricación por parte del rey. Una revuelta popular la noche de San Jaime de 1835 incendió y destruyó el convento. En su lugar se construyó el mercado de Sant Josep, también conocido como La Boqueria, inaugurado en 1840. El término "boqueria" deriva de "boc" que en catalán significa cabra. Es decir, hace referencia a la venta de carne de cabra. 

Mercado de La Boqueria en una imagen del siglo XIX. Foto: AHCB

Este tramo también se denominó antiguamente Rambla de les Tres Torres porque en el tramo de muralla que se levantaba desde la Puerta Ferrisa hasta la Boqueria había tres torres. En la parte inferior más cercana a la Boqueria todavía conservan los tradicionales quioscos de flores y plantas, de ahí el popularísimo nombre de Rambla de les Flors. El Pla de la Boqueria, punto de nacimiento de los primeros servicios de transporte colectivo de Barcelona, se le conocía también como Pla de la Calma (por la presencia de gente ociosa y que iba a descansar), Pla dels Comediants (porque era punto de encuentro y tertulia de actores cómicos), Pla dels Mestres de Cases (porque era punto de encuentro de quienes buscaban trabajo de este oficio), Pla de la Sopa o Pla de l'Olla (porque se repartía sopa para los pobres, a menudo aguada para aumentar el número de raciones, de ahí la llamaran "sopa boba"), Pla dels Bergants (porque se congregaba la gente sin trabajo) y Pla de l'Os (por la presencia de gente ociosa). En 1976 se inauguró un mosaico obra de Joan Miró que recibe a los visitantes que vienen por mar.

Dibujo del antiguo convento de los Capuchinos de Santa Madrona y el Hort del Vidre, que dio nombre a la Rambla dels Caputxins. En su lugar existe la plaza Reial. Foto: AHCB

El cuarto tramo correspondería a la Rambla dels Caputxins, que se inicia entre el Pla de la Boqueria y la calle del Hospital y finaliza entre la calle dels Escudellers con plaza del Teatre y la calle del Arc del Teatre. Debido a su posición geográfica, también se la conocía popularmente como la Rambla del Centre o Rambla del Mig, pues los antepasados barceloneses consideraban este tramo la verdadera rambla y el corazón del paseo. Ello no es casualidad, pues fue el primera de las cinco ramblas que se urbanizó. Debe su nombre a la presencia del antiguo convento de los Capuchinos de Santa Madrona, ubicado inicialmente en la montaña de Montjuïc y documentada su capilla de 1403, pero tras ser destruido a raíz de la Guerra de Sucesión al usarse como fuerte de las tropas austracistas, el rey Felipe V autorizó su reconstrucción en las Ramblas esquina con la calle de Ferran. El convento se derribó en 1823, la capilla se salvó de la quema de 1835 y en su lugar se urbanizó la plaza Reial.

El Centre d'Arts Santa Mònica el pasado Sant Jordi, antiguo convento de Santa Mónica,
que dio nombre a la Rambla de Santa Mònica. Foto: Ricard Fernández Valentí

Y el quinto y último tramo correspondería a la Rambla de Santa Mònica, entre la calle dels Escudellers con plaza del Teatre y la calle del Arc del Teatre, y la plaza del Portal de la Pau. Antiguamente llegó a conocerse como la Rambla dels Ollers porque los alfareros establecidos tras la muralla y delante de la plaza del Teatre extendían por lo largo y ancho del paseo las ollas, jarrones y baldosas recién hechas para que se secaran al sol. Otros nombres populares que recibió fueron los de Rambla del Pes de la Palla (al establecerse un almacén real de paja destinado a los caballos de las tropas), Rambla dels Gossos (debido a la presencia de muchos perros sin amo que por la madrugada corrían solos rambla hacia arriba), Rambla dels Soldats (debido a las maniobras militares ante el Palau March de Reus, principal centro militar de la ciudad, y a que allí se hacía el cambio de guardia) y Rambla dels Comediants (al ser frecuentada por gente del mundo del teatro vinculada a la cofradía de comediantes de la iglesia de Santa Mónica). Sin embargo, el nombre oficial fue el de Rambla de Santa Mònica, cuyo nombre se debe a la presencia del convento de Santa Mónica de los Agustinos Descalzos, edificio de 1636 que contribuyó a la urbanización del paseo y que tras ser declarado en 1984  monumento histórico-artístico de carácter nacional acoge desde 1988 el Centre d'Art Santa Mònica. No fue hasta el año 1774 que se derribaron las murallas permitiendo la apertura del paseo hasta el mar.

Ejemplo de variedad de placas toponímicas: la de los nombres originales (correctas)
y abajo la genérica (incorrecta). Foto: Canaan

Hay quienes consideran la Rambla de Mar y la Rambla de Catalunya como prolongaciones, aunque en realidad y a pesar del continuo del paseo nada tienen que ver. Un breve repaso sobre el origen de los nombres recibidos por las Ramblas ayuda a entender que deben recuperar sus tradicionales denominaciones porque de lo contrario supondría anular una parte de la memoria histórica de una arteria que es el corazón de Barcelona. Por ello, las actuales placas que indican el genérico "La Rambla" deberían ser retiradas para colocar a cambio las de los cinco nombres originales, incluso si es preciso acompañadas con una pequeña explicación del porqué se llaman así, como suele hacerse en las placas callejeras dedicadas a personajes históricos.

Los antiguos ascensores del Gran Metro y los Ferrocarriles de Cataluña

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Se cumplen 25 años de la primera estación accesible a personas de movilidad reducida de la red de metro de Barcelona. Sucedió el 28 de febrero de 1992 al inaugurarse el tramo "Santa Coloma-Fondo" de la L1. Como novedades la nueva estación "Fondo" incorporaba ascensores hidráulicos calle-vestíbulo y vestíbulo-andén y baldosas de diferentes texturas para personas invidentes. Ello fue posible gracias a un acuerdo entre Transports Metropolitans de Barcelona (TMB), la Entitat Metropolitana del Transport (EMT) y el Institut Municipal de persones amb Discapacitat (IMD) mediante el cual se garantizaría la accesibilidad de personas de movilidad reducida a la red de metro en las futuras estaciones a inaugurar mientras que las existentes se someterían a un progresivo proceso de adaptación y modernización. En la actualidad el 91% de todas ellas están adaptadas e incorporan, además de ascensores hidráulicos y baldosas especiales, sistemas informativos de sonido o visuales extendidos incluso en los trenes.


Sin embargo, aunque antiguamente la red de metro no era accesible para todos, existieron algunas estaciones que dispusieron de ascensores para conectar más cómodamente la calle con el vestíbulo aunque desde un principio jamás se plantearon para personas de movilidad reducida. La compañía Gran Metropolitano de Barcelona, S.A. (GMB) fue la primera en instalarlos en tres estaciones: "Fontana", "Lesseps" y "Urquinaona", de las cuales en la primera se hallaban dentro de un edificio de planta baja y en las otros dos bajo unos templetes cuyo diseño mezclaba varios estilos a imitación de los existentes en las estaciones "Sol" y "Gran Vía" del metro de Madrid del año 1919 diseñados por el arquitecto Antonio Palacios, y que otorgaban un toque de elegancia en el paisaje urbano de la ciudad.
Estos ascensores tenían capacidad para 30 personas. Mecánicamente funcionaban con un sistema muy primitivo, pues la maquinaria y el cabrestante se hallaban en la parte inferior de la instalación, con lo cual los cables tenían que hacer un recorrido doble con la ayuda de seis poleas. Tenían una velocidad de un metro por segundo. Es escasa la información relativa a estos elevadores, si bien las aportaciones del blog barcelofilia.blogspot.com de Miquel Barcelonauta, de la página web www.granmetro.es de Álex Reyes y de los libros "El metro de Barcelona" y "El tren de Sarrià" de Carles Salmerón i Bosch han sido referencias de gran utilidad.


El 30 de diciembre de 1924, coincidiendo con la inauguración del tramo "Cataluña-Lesseps" del GMB, se estrenó el templete de "Lesseps", en la calle de Salmerón (actual Gran de Gràcia) con la futura avenida del Príncipe de Asturias. El Ayuntamiento de Barcelona autorizó su construcción bajo la condición de que, transcurrida una década, el consistorio municipal podría ordenar su derribo con los gastos a cargo del GMB, a la vez que obligaba a que la construcción debería realizarse con materiales naturales y de carácter permanente y ornamental. La posibilidad de derribo era debida a que su ubicación quedaba afectada por la apertura de la futura avenida del Príncipe de Asturias y la reforma de la plaza de Lesseps. El templete era arquitectónicamente una estructura de pilares y vigas con cierre de vidrio y cubierta en forma de cúpula probablemente en esquife de zinc. El conjunto quedaba coronado mediante una marquesina de vidrio que presentaba también elementos de carácter ornamental. Disponía de dos ascensores, una escalera fija de acceso al vestíbulo, el despacho de venta de billetes y abonos y un pequeño vestíbulo. El 26 de enero de 1926, a instancias del Ayuntamiento de Barcelona, se suprimió el despacho de venta de billetes, se redujo el vuelo de los cristales de la marquesina y se cambiaron parte de los cristales de opacos a transparentes. En 1935 se modernizó la parte mecánica mediante la colocación de la maquinaria en la parte superior, lo que permitió reducir el número de poleas a dos. A partir de la postguerra, progresivamente fueron desapareciendo los elementos ornamentales hasta convertir el templete en un acceso funcional y carente de interés artístico. Su progresivo envejecimiento ante el desinterés por mantener este tipo de acceso conllevó finalmente a su derribo el 15 de mayo de 1961, siendo sustituido por un acceso funcional mediante escaleras mecánicas. En la actualidad, las instalaciones de la estación están modernizadas y adaptadas a personas de movilidad reducida.


El 31 de mayo de 1925 se estrenaron los dos ascensores de "Fontana", que en realidad no se hallaban en un templete sino en un edificio de estilo neoclásico de planta baja previsto para albergar las oficinas del GMB. Originalmente se preveía un edificio de cinco plantas, pero ante la proximidad de la inauguración del primer tramo de metro solo se edificó la planta baja, quedando así definitivamente tras el arrendamiento del GMB por parte de Tranvías de Barcelona que hizo innecesaria la construcción de una nueva sede social. La planta baja constaba de dos accesos: uno de ellos en la calle de Salmerón para el público en general y otro en la calle de Asturias para acceder directamente a los dos ascensores. El interior disponía además de una escalera fija de acceso a los vestíbulos subterráneos niveles intermedio e inferior, el despacho de venta de billetes y abonos, un quiosco de prensa y un pequeño vestíbulo a nivel de calle. En 1945 se modernizó la parte mecánica mediante la colocación de la maquinaria en la parte superior, lo que permitió reducir el número de poleas a dos. El 12 de noviembre de 1962 el ascensor fue suprimido y sustituido por seis escaleras mecánicas, manteniéndose el antiguo edificio hasta que fue completamente remodelado tanto en su interior como en el exterior a finales de la década de los años sesenta. En la actualidad, la estación se ha modernizado y está completamente adaptada a personas de movilidad reducida.


El 19 de diciembre de 1926 se estrenó el templete de "Urquinaona", ubicado en la plaza de Urquinaona con Vía Layetana. Su construcción había sido aprobada el 26 de abril anterior. La edificación consistía en una estructura de pilares y vigas de hierro con cierre de vidrio y cubierto por una cúpula esquifada de placas de zinc. En la parte delantera destacaba a modo de visera la marquesina de cristal con ornamentación forjada de hierro. En 1943 se modernizó la parte mecánica mediante la colocación de la maquinaria en la parte superior, lo que permitió reducir el número de poleas a dos. Fue el último templete en desaparecer, derribándose en 1972 tras haber ido desapareciendo progresivamente todos sus ornamentos artísticos, y siendo sustituido por el actual acceso que hoy conocemos. En la actualidad esta estación que pertenece a la L4, junto con su homóloga de la L1 con la que establece correspondencia, están todavía pendientes de adaptarse a personas de movilidad reducida, a la vez que urgen de una buena remodelación que las modernice por completo.


Al margen de la red de metro, si bien hoy día forma parte completamente integrada de ella, otras dos estaciones de la actual Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya (FGC) dispusieron antaño de ascensores por razones similares a los casos anteriores. El 24 de abril de 1929 la compañía Ferrocarriles de Cataluña, S.A. inauguró el trazado subterráneo comprendido entre "Plaza Cataluña" y "San Gervasio", lo cual liberó la calle de Balmes del tráfico ferroviario en superficie. Una de sus estaciones, "San Gervasio" (actual "Sant Gervasi" de la L6 de metro de los FGC), dispuso de dos ascensores de acceso al vestíbulo dada la profundidad de la estación. Para ello se construyó un templete ubicado entre la plaza de Molina y la Vía Augusta, de inspiración modernista, hecho de ladrillo y techo a cuatro aguas con cubierta de plancha de zinc. El interior, además de los elevadores, albergaba la taquilla de venta de billetes y abonos y el despacho del jefe de estación. Con el paso de los años fueron muy pocas las modificaciones que padeció la edificación, conservándose en la actualidad, lo cual lo convierte en el único templete existente en toda la red suburbana de Barcelona. En abril de 2010 se inauguró la reforma que permitió la conexión entre las estaciones de "Sant Gervasi" (L6) con la de "Pl. Molina" (L7), mediante un nuevo pasillo, la construcción de un nuevo vestíbulo común y la remodelación del templete, el cual ha sido rehabilitado e incluye un ascensor y escaleras fijas de acceso al vestíbulo. En la actualidad, ambas estaciones se hallan adaptadas a personas de movilidad reducida.


Otra estación que dispuso de ascensores, perteneciente a la misma compañía, fue la de "Av. Tibidabo" (L7), ubicada bajo el subsuelo de la calle de Balmes que forma la plaza de John. F. Kennedy. La inauguración del ramal entre "Gracia" y "Av. Tibidabo" tuvo lugar el 30 de diciembre de 1954. Al tratarse de una estación de gran profundidad, se instalaron ascensores que conectaban el vestíbulo superior con el inferior, el cual se hallaba al mismo nivel de los andenes e incluía el despacho de billetes y abonos. En la actualidad también existe un ascensor entre la calle y el vestíbulo superior, y entre éste y el vestíbulo inferior cuatro ascensores, con lo cual la estación se halla adaptada a personas de movilidad reducida.

Fotos: Arxiu TMB, Brangulí, Pinterest.

Hipercor: Zona Cero

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Hay experiencias que jamás se olvidan. Sucedió un 19 de junio del año 1987. Eran las 16:08h. de la tarde. Mi madre decidió marchar a primera hora de la tarde a Ripollet para visitar a mis abuelos paternos. Pensó en pasar previamente por el centro comercial Hipercor de la avenida Meridiana para comprarles un detalle. No recuerdo el ruido de la explosión, o tal vez sí. En eso me siento confundido. Ella marchó de casa. Al cabo de muy poco se empezó a escuchar el continuado ruido de las sirenas de ambulancias, vehículos de bomberos y coches de la policía. Desde la ventana de la habitación de mi casa vi pasar por la calle a una conocida vecina de mi escalera, la señora Claudina (E.P.D.), que gritó "què passa que se senten tantes sirenes d'ambulàncies?". Algo raro y anormal se respiraba en el ambiente. De pronto en la televisión interrumpieron todas las programaciones para anunciar que se había producido una explosión en los almacenes Hipercor de Barcelona. Imágenes de caos y confusión, de miedo y desesperación.


Yo sufrí por mi madre. Por un momento pensé que podría haber entrado al centro comercial y ser otra víctima más de la explosión. Estuve toda la tarde inquieto. Afortunadamente no fue así. El destino no se cebó con ella. Cuando llegó a Hipercor la avenida estaba cortada, las calles repletas de gente curiosa, además de policías, bomberos y personal sanitario. Una gran humareda salía de los accesos de la calle de Dublín. Mi madre se quedó anonadada. Prosiguió hasta la estación de autobuses de Fabra i Puig y tomó el autobús hacia Ripollet. Al llegar a casa de mis abuelos, casi todo el tiempo solo habló de lo que vio: "Alguna cosa muy gorda ha pasado allí", les comentó. Poco después se enteró de la tragedia. Al llegar nuevamente a casa me sentí mucho más tranquilo.


Jamás pensé que el peor atentado terrorista jamás cometido en España sucedería cerca de mi casa. Eso nadie se lo plantea, incluso crees que eso solo pasa lejos de ti. El centro comercial, cuando todavía era propiedad de Sears ya había sido el blanco de otro ataque perpetrado el 8 de agosto de 1982, cuando un grupo terrorista palestino perpetró atentados con bombas en Madrid y Barcelona ante empresas norteamericanas como Sears y el Bank of America. La explosión, de poca envergadura, causó destrozos en la entrada de la calle de Dublín, sin ocasionar afortunadamente víctimas ni heridos. De aquella vez sí que recuerdo el ruido de la explosión, un sonido fuerte y seco, diferente al de un petardo y difícil de describir.


Desgraciadamente, esta vez perecieron 21 personas inocentes (en verdad 22 si contamos el bebé de una mujer embarazada) e hirió a otras 45 más. Pero indirectamente afectó a muchos más, pues quienes sentimos el dolor por lo ocurrido fuimos también de algún modo víctimas del atentado de E.T.A. Quienes sufren, quienes lloran, quienes sienten en definitiva son también víctimas. Son los daños colaterales, daños invisibles pero que allí están y cuya procesión va por dentro. El centro comercial Hipercor de la avenida Meridiana se convirtió en la "Zona Cero" de Barcelona y en la primera de España. Antes de los ataques terroristas del 11-M en Nueva York nosotros ya sabíamos lo que era atentar contra la población civil. Una triste experiencia. Tras la desgracia se barajaron hipótesis acerca de la reacción de la policía o de los empleados de Hipercor en relación a haber podido desalojar a tiempo el centro comercial y evitar la tragedia. Déjense por favor de mirar hacia otras direcciones y de buscar a otros responsables porque aquí los únicos y exclusivos culpables de la matanza fueron los terroristas de E.T.A., nadie más. No pongan excusas ni inventen realidades paralelas.


Tras el atentado, los homenajes y reconocimientos hacia las víctimas han sido por regla general, inadecuados e incorrectos. Los familiares de las víctimas se han sentido ninguneados y descompensados. Además, por parte de la mayoría de la clase política, han llegado tarde, incluso demasiado tarde. ¿Por qué resulta tan difícil hacer un tributo como se merece? El 26 de junio de 2003 se inauguró oficialmente el monumento llamado "Tall Irregular Progression" (Alta Progresión Irregular), obra del escultor norteamericano Sol LeWitt. Frente a él se encuentra la inscripción "La ciudad de Barcelona en recuerdo y homenaje a las víctimas del terrorismo". Tiene solo 12 metros de altura y se halla "discretamente" ubicado (o escondido) en el parque deportivo de Can Dragó. Ello nada tendría de especial si no fuese porque se trata del monumento a las víctimas de Hipercor, que inicialmente se previó que tuviese 40 metros de altura y que debía ubicarse en la plaza de la Tolerancia, justo al lado de Hipercor. ¿Acaso era motivo de vergüenza respetar el proyecto original? A los 30 años del atentado, en la plaza de la Tolerancia se ha colocado un atril explicativo de lo sucedido, todo ello gestos insuficientes y, como he mencionado antes, que llegan muy tarde.


Se puede combatir el terrorismo porque no tiene futuro. No existe ni ha existido jamás una sola organización terrorista en el mundo que a través de sus acciones violentas haya logrado triunfar y alcanzar sus objetivos. Inexorablemente están condenadas al fracaso y así lo demuestra la historia. Y ello se debe a que la violencia es una acción inútil.
Las armas nunca pueden dar la razón. Andemos en paz y hagamos entre todos un mundo mejor.

Fotos: Archivo El Independiente, Archivo EITB, Archivo El País, Archivo El Periódico, Archivo Interviú, Archivo La Vanguardia.

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