El castillo de Torre Baró constituye un auténtico icono del distrito de Nou Barris por su antigüedad, su singularidad y su posición geográfica, siendo visible desde muchos puntos de Barcelona e incluso desde unos cuantos kilómetros de distancia. Aunque recibe esta denominación gracias a la barriada donde se emplaza y no al revés como muchos creen, anteriormente hubo otras dos torres del Baró. La primera de ellas perteneció a la baronía de Pinós, propietaria de la llamada Quadra de Vallbona (donde hoy se emplaza el barrio de Vallbona), que se erigió en un enclave cercano a la actual estación ferroviaria de "Torre Baró-Vallbona-Ciutat Meridiana". Debido a sus simpatías con el archiduque Carlos de Austria, el edificio fue destruido en 1714 durante la Guerra de Sucesión por las tropas de Felipe V como represalia. Posteriormente, en 1797 el barón de Pinós construyó una segunda torre, que en 1873 la vendió junto con los terrenos circundantes al marqués de Vallbona Manuel María de Sivatte Llopart (1865-1931), el cual desempañó varios cargos importantes en el Carlismo catalán, llegando a ser presidente del Círculo Tradicionalista de Barcelona y uno de los fundadores de la sociedad anónima Fomento de la Prensa Tradicionalista (órgano rector del periódico El Correo Catalán).
La familia Sivatte solía pasar largas estancias en una casa de Sant Vicenç de Sarrià salvo en los meses de verano, donde residían en la torre. Durante buena parte del siglo XIX y parte del XX, justo al lado de la torre en la carretera de Ribes se instaló un "portazgo", es decir, un antepasado de los peajes de autopista donde los carros y diligencias debían detenerse y pagar una suma de dinero para poder proseguir su viaje. Estaban regidos por arrendatarios que procuraban sacar de ellos el máximo rendimiento posible. Con el producto obtenido, que no era mucho, el Estado mantenía así el cuerpo de ingenieros civiles y atendía la conservación de los caminos y carreteras. Al parecer, los altercados eran habituales en este punto porque la mayoría de los mayorales pasaban sin satisfacerlo.
Durante los años comprendidos de la posguerra al desarrollismo, esta torre fue testigo de las numerosas vueltas ciclistas que se celebraban con motivo de las fiestas mayores de los barrios. Finalmente, la construcción de la nueva avenida Meridiana como autopista urbana propició en 1967 el derribo de la antigua torre del Baró, junto con las otras casas construidas a lo largo de la carretera.
La actual Torre Baró que nos ha llegado hasta nuestros días se erigió a principios del siglo XX. El 26 de marzo de 1904, se constituyó ante notario la Compañía de Urbanización de las Alturas del Noreste de Horta "Las Roquetas", que tenía como objetivo la creación de una ciudad-jardín de casas unifamiliares en los bosques de la sierra de las Roquetes y que actualmente ocupa el barrio de Torre Baró. El Consejo de Administración estaba formado por nueve miembros (industriales, ingenieros y abogados) entre los cuales destacaron Romà Fabra i Puig y Manuel María de Sivatte Llopart. A pesar de la baratura de los terrenos, los problemas económicos sumados a la escasa densidad de población y las malas comunicaciones hicieron fracasar la iniciativa, por lo que sólo se materializó la carretera Alta de les Roquetes a través de la cual se preveía la prolongación del tranvía de Barcelona a Horta para conectar con la nueva urbanización.
Otra elemento que quedó del frustrado proyecto fue el castillo de estilo medieval inacabado en la parte más alta del Turó de les Roquetes, que en realidad se trataba de un hotel singular propiedad de Manuel María de Sivatte Llopart, cuya construcción se inició en el año 1905. Se desconoce su arquitecto y se carece de planos de la época. Era un edificio aislado, construido en mampostería común con aberturas enmarcadas en ladrillo visto. Estaba formado por dos cuerpos bien diferenciados, el primero de los cuales era una construcción de planta cuadrada con un pequeño retroceso al que se le añadió un segundo cuerpo en forma de torre. La edificación, de planta baja y tres pisos por la entrada principal se incrementó en un piso más debido a la topografía del terreno en el lado oeste. El regusto medievalista se manifestaba en las aberturas de medio punto y en la coronación a base de almenas que imitaban una fortificación.
Acerca del origen de la torre existen otras versiones que muchos testigos aseguran ser ciertas, por lo que se complementarían con la oficial. Por un lado, se dice que este castillo no se concibió como un hotel sino que inicialmente se pensó como una torre de reposo para la hija de Sivatte que padecía de tuberculosis. Los médicos habían aconsejado que fuera a respirar el aire puro de la montaña para curarse, pero que al morir antes de la finalización de las obras, el castillo quedó inacabado. Otra historia no atribuye la enfermedad a su hija sino a su hijo Manuel María, enfermo de difteria, el cual, a diferencia de la anterior, sí que sanó, por lo que la torre quedó inacabada.
Durante los años posteriores, el castillo fue punto de encuentro de excursionistas que se deleitaban de las magníficas vistas de Barcelona y de las comarcas vallesanas, y de familias humildes procedentes de las barriadas de Sant Andreu, Trinitat, Vilapicina, Roquetes, Verdum, Charlot y Prosperitat que los domingos y festivos iban a celebrar sus tradicionales "aplecs" y "fontades". Cuentan algunas leyendas que alrededor del castillo se llegaron a celebrar aquelarres.
A partir de la década de 1930, con motivo de su estado de abandono, el castillo comenzó a derrumbarse y su degradación se prolongó durante las décadas posteriores. En 1939, bajo la inmediata posguerra, los alrededores se utilizaron como campo de concentración para recluir a los excombatientes del bando republicano, aunque fue algo efímero que no tuvo continuación. En los años del desarrollismo, a petición de las Auxiliares Seglares Diocesanas presentes desde el inicio de la parroquia de Sant Sebastià, se plantó una cruz de hierro a pocos metros del castillo, construida por unos voluntarios residentes en el barrio de Verdum. El acto de bendición se celebró el 20 de mayo de 1962, y desde entonces el lugar se convirtió en punto de encuentro de feligreses que a menudo se congregaban mediante los llamados Grupos de Amistad.
La aprobación del "Plan Parcial Torre Baró-Vallbona-Trinidad Nueva" amenazó, además de a los barrios afectados, al castillo que carecía de protección patrimonial. Afortunadamente, la suspensión del proyecto gracias a la lucha vecinal consiguió su salvación. Durante la década de 1970 el castillo y los alrededores fueron punto de concentración de militantes antifranquistas y organizaciones vecinales clandestinas que planeaban sus luchas para conseguir mejoras sociales para los barrios. Años después, entre 1983 y 1984 se celebraron allí las llamadas "acampadas urbanas" por parte de residentes de los barrios de Nou Barris limítrofes con la montaña, cuya finalidad era denunciar el estado de abandono y degradación de aquél sector de Collserola que era un pulmón verde para el distrito. Básicamente se solicitaba la limpieza de los bosques, la reforestación de las zonas degradadas, la rehabilitación del castillo y la eliminación de las torres de alta tensión así como de cualquier proyecto de urbanización.
En 1985 el Arxiu Històric de Roquetes-Nou Barris hizo una exposición en la escuela de adultos Freire sobre el castillo para dar a conocer su historia y proponer su catalogación. Poco después, en el año 1987 la misma entidad participó en el concurso del Ayuntamiento de Barcelona "Faci Vostè d'Alcalde" presentando el proyecto de una "Escola de la Natura al Castell". Aunque este trabajo no ganó, la propuesta tuvo igualmente una destacada repercusión y el aval de varias asociaciones y entidades.
En el año 1989 el Ayuntamiento de Barcelona rehabilitó el castillo reforzando su estructura interior y a pocos metros de distancia construyó un mirador. No obstante, durante los años posteriores y hasta la actualidad, los continuos actos de vandalismo y la dejadez del lugar por falta de mantenimiento lo volvieron a degradar a pesar de su catalogación (conseguida en 1992) y la protección oficial (mantenimiento integral de la actual construcción). Ante ello, el Arxiu Històric de Roquetes-Nou Barris inició una campaña de sensibilización entre el vecindario, entidades y organismos públicos para poner remedio a la situación de abandono que sufría uno de los símbolos emblemáticos del distrito. Tras un consenso unánime por parte de todas las fuerzas políticas de Nou Barris sobre la necesidad de recuperar el castillo, este año se procedió a efectuar obras de reparación en la fachada y la reposición de almenas para garantizar su seguridad, y a partir de octubre se iniciarán las obras de conversión en mirador con minibar y punto de información del Consorci Metropolità de Collserola.