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Memorias de un cinéfilo de estreno VII: LAUREN GRÀCIA (antes CINE BAILÉN y luego CINE TEXAS)

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Este año las fiestas mayores de Gràcia no han podido terminar de la manera más triste posible, con el cierre de los Cinemes Lauren Gràcia, antaño Cine Texas y mucho antes, Cine Bailén. El barrio pierde así un equipamiento cultural que solo perdurará si somos capaces de mantener viva la memoria histórica, pues ha sido un elemento que ha escrito una etapa de la historia de la antigua villa de Gràcia y que ha formado parte de la vida de muchas generaciones.
Muy pocos saben que antes de ser el Cine Texas previamente había sido el Cine Bailén, que no debe confundirse con el otro Cine Bailén de la cadena Cinesa abierto en 1974 unos metros más abajo de aquél.
Hacia el año 1911, en el número 205 de la calle de Bailén haciendo esquina con la calle de Igualada abrió dicho salón de cinematografía que lógicamente proyectaba películas mudas. La dirección y propiedad iban a cargo del empresario Francisco Pérez. El interior de la sala se describía en aquella época como "una verdadera monada; limpio, cómodo y confortable". La decoración de la platea fue a cargo de un  joven artista llamado Julio Codda, un pintor escenógrafo de origen italiano conocido por haber buenos decorados de la casa Itala, de Turín.


A partir de 1932, ya en los inicios del cine sonoro, el cine pasó a manos de la empresa Delícias, del señor Francesc Benagues. Tras estallar la Guerra Civil, en 1938 la sala cerró sus puertas y permaneció abandonada durante los primeros años de la posguerra hasta que el empresario José Lecumberri de la Fuente decidió adquirirla y reabrirla, previas reformas y acondicionamiento.
Así, el Cine Bailén rebautizado como el Cine Texas, fue reinaugurado como local de reestreno el 11 de septiembre de 1947. Posiblemente la nueva denominación se debió a una evocación por el género del western. Constaba de una entrada con tres taquillas y un pequeño  vestíbulo que incluía un bar y los servicios. Al fondo había la platea con capacidad para 660 localidades. El primer programa doble con que se estrenó nuevamente la sala de proyecciones fue una versión de Cantinflas de Los tres mosqueteros y Los malechores de Carsin. La exhibición de ambas películas tuvo la particularidad de tener carácter benéfico para las víctimas de unas explosiones de cargas y minas subacuáticas en las atarazanas del puerto de Cádiz, debido a un accidente provocado por el exceso de calor.


Desde sus inicios fue una sala de carácter familiar, siendo sus principales usuarios los vecinos de barrio de Gràcia y del Camp d'en Grassot, demás de algunos residentes del Eixample. El tipo de películas ofrecidas siempre fueron acordes al perfil de la clientela, es decir, aptas para todos los públicos. Lecumberri se responsabilizó de la explotación del cine hasta que en el año 1952 lo sustituyó Carles Creixell Cos, el cual mejoró las instalaciones al año siguiente con la adquisición de un nuevo proyector la película "Los crímenes del museo de cera" en 3D, siendo entonces una gran novedad para la época. Creixell gestionó el Texas hasta 1975, siendo reemplazado tras jubilarse por José María Marín Echenagusia. Este último, se encargó de que el cine subsistiera hasta su cierre derivado del declive de las salas de reestreno y el apogeo de los multicines de estreno. Ello sucedió el 9 de julio de 1995. Fue entonces cuando el empresario Antoni Llorens de la cadena Lauren Films adquirió la sala para reconvertirla en una multisala de cuatro salas, cuyo aforo se mantuvo prácticamente igual, para 674 localidades, siendo de 110 butacas la sala más pequeña y de 235 la de mayor capacidad.


El 27 de julio de 1996 el Cine Texas reabrió como los Cinemes Lauren Gràcia, con la proyección de las películas "Hombres, hombres, hombres", "Denise te llama", "Un loco a domicilio" y "Misión imposible". Como novedades, todas sus salas disponían de sistema de sonido Dolby Digital Surround-ex, acceso a personas con movilidad reducida, asientos especiales para niños y sesiones numeradas. A modo de curiosidad, remarcar que fue una de las pocas salas de exhibición de Barcelona donde a menudo se ofrecían versiones dobladas al catalán de las películas.
A mi parecer, lo más positivo que tuvo la conversión de la antigua sala en unos modernos multicines es que fue capaz de mantener el ambiente familiar y el típico clima o "caliu" de cine de barrio de cuando fue sala de reestreno, aun siendo multisalas de estreno con las comodidades, la tecnología y la modernidad que conllevó su transformación. Sin embargo, en otros cines de Barcelona no ha sucedido el mismo fenómeno porque el perfil del público siempre cambia, y para mí esta fue una gran virtud de los Lauren Gràcia, es decir, perpetuar a casi todo el mismo tipo de usuarios que fueron capaces de mantenerse fieles. En cambio, no ha sido así en el caso del Bosque Multicines, también del barrio de Gràcia, pues cuando era sala única también era de estreno y, por consiguiente, la clientela siempre fue distinta.


No tuve el placer de conocer al cine Texas porque eran tiempos en los que yo disponía en mi propio barrio y alrededores de suficiente oferta de salas de programa doble. Y es que por lo general, salvo excepciones que las hubo, la mayoría de estas salas de barrio se caracterizaron por tener un público cuyos domicilios les eran cercanos, es decir, que de la casa al cine se solía ir a pie. El Texas solo lo conocí en su etapa como Lauren Gràcia. Inicialmente solía ir muchos fines de semana, especialmente los domingos por la tarde, con mi amigo Carles (antiguo compañero de la universidad) a ver los principales estrenos de la cartelera. El cine todavía no era tan caro e ir con más frecuencia era posible, incluso acompañar el disfrute de la película con unas palomitas y una Coca-Cola como cuando éramos niños. Posteriormente iba esporádicamente porque el ambiente familiar era agradable y se podía ver la película más a gusto, evitando así los ruidosos grupos de adolescentes dedicados a hablar y dar patadas en las butacas durante la proyección. Luego, al salir del cine, aprovechaba para pasear por el barrio de Gràcia, siempre alegre y con vida social y comercial incluso los domingos y días festivos. Ese ritual ya terminó, pues el pasado día 22 de agosto los Cinemes Lauren Gràcia cerraron definitivamente sus puertas, habiendo sucumbido bajo una segunda etapa de crisis cuya salvación dependerá de una renovación del concepto de ver cine, que esperamos ver pronto para que la cultura del Séptimo Arte continúe y nos deleite.


El técnico de efectos especiales de películas como "2001 una odisea del especio" y "Blade Runner", Douglas Trumbull, asegura que la manera de ver cine debe cambiar para que sobreviva, y por ello ha presentado un proyecto cinematográfico a modo de ensayo grabado en 3D, 4K de resolución y a 120 frames por segundos. Quién sabe si el que se podría considerar el mejor técnico de efectos visuales de la historia del cine se convertirá en nuestro salvador. El tiempo lo dirá.



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